Es la florista de moda y salió a flote en un momento de creación que supo aprovechar para montar un negocio con mucho color
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A este jarrón le falta algo, pensó en el mismo instante en que acababa de dar la última pincelada al trabajo que estaba frente a ella. Hacía poco tiempo había decidido retomar su pasión por la pintura en porcelana y cerámica. Sin embargo, todavía había algo en aquella obra que no terminaba de convencerla. Fue en ese momento que recordó que, meses atrás, había visto unas flores en un viejo libro de botánica que habían llamado su atención.
Criada el barrio de Parque Patricios, en la ciudad de Buenos Aires, donde vivió hasta los 19 años, Luciana Lubreto tuvo una infancia lúdica, rodeada de afecto, tanto familiar como de amigas muy presentes que aún conserva. Las flores siempre la fascinaron, en todas sus formas y variedades. “Supongo que en parte fue un amor heredado por mi papá que ama la naturaleza. Y siempre estaba atento a las flores de su jardín, especialmente a las azaleas, por las que tenía un cariño especial. Lo recuerdo contemplando a los pájaros y las mariposas, pendiente de la salida y puesta del sol, de estudiar en qué momento aparecían los primeros rayos de sol y de seguir cuidadosamente el desarrollo de cada brote y pimpollo con mucha paciencia y dedicación”.
“Fue una búsqueda constante hasta que di con lo que necesitaba”
Pero no fue hasta esa tarde en que su pintura estuvo terminada que Luciana hizo la conexión con aquello que había mamado de pequeña. Con formación en diseñado gráfico con un posgrado en diseño de packaging egresada de la Universidad de Palermo, y en caracterizadora teatral, egresada de la carrera de Caracterización del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, su recorrido profesional la llevó a trabajar en Barcelona, España. Años más tarde, de regreso en Buenos Aires, se desempeñó como diseñadora de packaging en Arcor. Luego armó un emprendimiento de cosmética (su segunda pasión después de las flores); tuvo un negocio textil junto a su hermana. Y otro de pintura sobre cerámica y porcelana.
Y del cúmulo de esas experiencias y recorridos, estaba por nacer algo nuevo, inesperado para ella. “Fue una búsqueda constante. La sumatoria de varios procesos internos y los diferentes proyectos que fui haciendo. Hasta que finalmente todo se unió mágicamente en un abrir y cerrar de ojos en Fleur du papier. Las flores me cautivaron desde pequeña, decidí volver a ellas… ¡y así comenzó nuestra idílica relación!”. Comenzó con algunas formas, tratando de lograr la flor que tenía en mente y, poco a poco, con mucha dedicación, pasión y tiempo, lo consiguió.
Primeros pasos y gran desafío
Los primeros pasos con el armado de flores fueron para familiares y amigos. Luego de varios meses de investigación, había detectado que el papel, tratado de manera correcta, era el material que, según su experiencia, lograba asemejarse de forma más acabada que otros materiales a lo que es el resultado de una flor real. “La gente reaccionaba sonriendo al ver las flores. Solían acercarse y verse tentados a tocarlas para despejar dudas de si eran reales o no. Ahí fue cuando entendí que yo también podía sonreír con el resultado de mi esfuerzo y que mi idea tenía varias ventajas sobre las flores convencionales. En primer lugar, podía ofrecer flores que no fueran de estación, incluso flores que por la época del año o por estas latitudes, no se consiguen naturalmente en florerías. Tampoco tenía la necesidad de esperar a que determinada variedad floreciera en una época del año. Por otro lado, las flores de papel no necesitan mantenimiento, es decir no hace falta ni regarlas, ni cambiarles el agua. Se pueden perfumar y, lo mejor de todo, no se marchitan”.
Casi en forma simultánea llegó una convocatoria para ambientar las vidrieras de la exclusiva firma de indumentaria femenina argentina, Etiqueta Negra. Fue un desafío enorme para Luciana. El trabajo le llevó cuatro meses de dedicación casi exclusiva y unos 2.500 pétalos cortados, coloreados y modelados a mano. “Esos pétalos fueron solamente destinados para las flores de un cerezo, sin mencionar el desarrollo de una cabeza de Pompón de 50cm de diámetro. O una peonía que quintuplicaba su tamaño habitual y donde debía primar su delicadeza, su turgencia y sobre todo, el atractivo de cada flor. Este fue un proyecto enorme, de varios meses de trabajo, donde la cantidad de papel a usar y las dimensiones a lograr, eran un reto”.
A aquella experiencias le siguieron trabajos para Jazmín Chebar y la empresaria Paz Cornú, que la nutrieron de aprendizajes y horas de adrenalina. Hoy el público de Luciana se ha diversificado e incluye a quienes disfrutan de ver lindo su hogar, diseñadores o profesionales que ofrecen las flores a sus clientes, arquitectos, ambientadores de hotelería, spas y algunos exclusivos locales comerciales. También diseña tocados para el pelo, broches, guirnaldas, pendientes y, por supuesto, las vidrieras que la dieron a conocer. Además, hace bouquets para novias. “Me encanta hacerlos. Es una muy linda propuesta. Puede ser el ramo original o una réplica del original. El ramo de novia no necesariamente debe ser algo que quede solamente en un recuerdo o en una foto. Con flores de papel, la novia puede conservar su ramo por años, y no necesariamente guardarlo en un caja como se suele hacer con el vestido. Incluso hasta puede lucirlo en cualquier ambiente de su hogar”.
Suele trabajar por encargo. El cliente le cuenta lo que tiene en mente, qué función quiere que cumpla la flor que voy a diseñar, y juntos definimos lo que mejor se adapta. “Cuando son para regalar, me gusta saber cómo es la persona que va a recibirlas, porque imagino la flor según su personalidad”. Las flores que más le piden son las ramas de flor de cerezo, las dalias, las peonías y las rosas híbridas.
A veces, le encargan alguna flor que quizá no haya desarrollado todavía, o incluso una flor de fantasía, y esos trabajos son los que la vuelven al aje. “Con ese tipo de pedidos dejo volar la imaginación y es el momento de mayor creatividad. Aunque tengo muchos libros de botánica y soy una estudiosa de la morfología de las flores, siempre es lindo consultarle a mi papá sobre algunos pétalos o variedades que no conozco y él me guía y asesora con mucho cariño. Es entonces cuando recuerdo el origen de todo el proyecto. Algo así como volver a cero y tener todo por delante”, concluye.
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