Una remodelación con el sello de Pablo Chiappori sorprendió a los dueños de esta casa junto al río con ambientes modernos y rincones que evocan los climas de la vida misma
El barrio cerrado en Pilar estuvo bien durante varios años para Giada, su marido Hernán y sus dos hijos. Cuando los chicos crecieron empezaron las inquietudes, la necesidad de acercarse a la ciudad y el tímido deseo de habitar un espacio más moderno. San Isidro ofrecía la distancia ideal pero en el barrio que eligieron no encontraban propiedades del estilo que querían. Entonces dieron con una vivienda que parecía tener el potencial deseado, Pablo Chiappori sería el encargado de conseguirlo. “Yo lo defino como un mago”, arriesga Giada sobre el trabajo del decorador, cuya estética ya es marca registrada. “Teníamos charlas muy divertidas, porque él dice que es un oscurecedor y yo quería luz a toda costa”. Los escenográficos ambientes que creó el experto dan cuenta de una filosofía sobre los momentos y los espacios donde transcurren. Se sabe: sin oscuridad, no se puede apreciar la luz y hay un tiempo para cada cosa. Esta casa y sus rincones, son prueba de ello.
Texto: Lucrecia Álvarez