La ampliación de una casa de vacaciones en Río Negro fue la excusa para hacer esta sensacional construcción que estira los límites de los materiales y los acerca al paisaje
Formado por Lars Nixdorff y el argentino Luis Etchegorry, el estudio de arquitectura NE-AR tiene base en Frankfurt. Entre esa lejana latitud y el paisaje patagónico de Río Negro, se trazó un lazo invisible hecho del deseo de convertir una casa "común" en una residencia de vacaciones con un diseño que revalorizara su ubicación, porque, a pesar de estar a metros del lago, carecía de accesos y vistas a la playa.
"Lo fundamental es contar con la absoluta confianza del cliente; el diálogo tiene que ser sincero y fluido para poder analizar críticamente sus necesidades y traducir las soluciones en el lenguaje más sencillo posible", explica Etchegorry. En este caso, frente al sueño de amigos cercanos de contar con un espacio al aire libre para compartir con familia y vecinos, propuso mantener los usos privados en la construcción existente y generar un nuevo volumen abierto al paisaje para lo público. La innovación fue sumar a la función natural del hogar la de organizar la circulación y repensar la relación entre techo, columna y piso para hacer un todo integrado, "un concepto holístico".
ARQUITECTURA QUE SE VIENE
- "Una casa de vacaciones es diferente a la vivienda cotidiana: las necesidades espaciales y los hábitos diarios tienen que ser entendidos y reinterpretados", explica el arquitecto Luis Etchegorry.
- Si existe la intención de hacer algo no tradicional, recomienda "rastrear ciertos deseos hedonistas e intentar verbalizar las verdaderas razones por las cuales se quiere realizar el proyecto".
- "En este caso, tuvimos muchas reuniones con el cliente para entender su estilo de vida y los usos que le darían a este proyecto. Así llegamos a la conclusión de que esta casa debía propiciar una activa vida social, ser una ‘plataforma’ abierta para reunirse con otras familias y disfrutar del aire libre".
Lucrecia Álvarez y Mike Mercau