Sobre el blanco puro que multiplicó la luz, el dueño de casa diseñó una decoración elegante y simple.
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El fotógrafo Paul Massey es un admirador de Henri Cartier-Bresson y Cecil Beaton, un enamorado de la luz y sus efectos, esos que puede adivinarse incluso en los entornos más insospechados. Eso era precisamente lo que le atraía de esta construcción abandonada cuando la veía de afuera con su cartel de venta, camino a la casa de un amigo en el barrio londinense de Parsons Green. Cuando la visitó, descubrió que, a pesar de que necesitaba unos cuantos arreglos, podría convertirla en su hogar.
Para no recargar los ambientes, Paul Massey optó por géneros sin estampa y piezas cuidadosamente elegidas. “Sensación de confort y elegancia fueron mi norte cuando armé el living”.
Confort y elegancia
El reciclaje incluyó la reparación de las cañerías, de la instalación eléctrica, vidrios, techo, paredes y luego sí, por fin, blanquear la caja para que fueran apareciendo esos espacios que su clarividencia ya consideraba reales. Muebles y objetos vintage la llenaron de vida y sus propias fotografías le imprimieron su ánimo y personalidad.
"Hay una idea generalizada de que el piso blanco es sucio y de difícil mantenimiento, pero no resultó así para nada y en este entorno, los cuadros y objetos se destacan el doble"
Paul Massey
Además de sus hallazgos en los mercados, la mirada de Paul se hace patente en las fotografías de su autoría presentes en todos los espacios. En el ángulo derecho, el paso hacia la cocina en desnivel.
El tesoro de la casa
"La cocina es el tesoro de esta casa: no hay nada más hermoso que desayunar, almorzar o cenar mirando las plantas, el verde... y la lluvia, una vista cotidiana en un clima como el londinense".
El ambiente se encuentra medio nivel más abajo que el living. En la escalera se dejó la franja central sin pintar para un efecto de alfombra. Un artefacto moderno, de frente enlozado, varias puertas y tiraje negro, imita el estilo de las antiguas cocinas a leña.
El comedor se ubicó contiguo a la cocina con una generosa vista del jardín conseguida tras demoler la pared lateral y agregar otra ventana y una puerta vidriada. La mesa y las sillas son vintage.
"Con la iluminación soy muy práctico. Aunque busco que todo siga una línea estética, priorizo tener artefactos de calidad que den la luz que busco".
“El vintage y las antigüedades le dan a la casa un efecto especial, sorprendente. Pero hay que usarlas como esa pincelada que da un toque distinto. No me gustaría vivir en un museo”. Con esto en mente, el dueño de casa realizó los muebles de la cocina en madera de pino tratado.
“Cuando llegamos, casi no había jardín, estaba todo seco. Plantamos césped, arbustos, árboles y plantas trepadoras para llenarlo de verde, agrandarlo y ocultar los límites con los vecinos”.
¿Qué me enamoró de esta casa que estaba casi en ruinas? La sensación que me transmitió la primera vez que entré, el barrio, el pequeño jardín ¡y la luz!
Planta alta: amplia y luminosa
El dormitorio principal repite el esquema del living de la planta baja con la bow window, la antigua chimenea -que no puede encenderse por una normativa municipal que intenta controlar la contaminación en la superpoblada capital inglesa- y una cómodo antigua de Portobello Road Market.
"Después de los arreglos, cuando empezamos a pintar todo de blanco fue asombroso ver cómo –a medida que avanzábamos– los ambientes se agrandaban y se empezaban a modernizar sin perder una gota de elegancia".
"Me gusta triplicar la luz con el blanco y hacer lo mismo con las telas, por eso elijo colores claros y géneros suaves. Jamás podría vivir en un cuarto rojo o naranja, me volvería loco. Es un estilo que tiene que ver con mi necesidades. Y con lo que soporto".
Incorporando un pequeño cuarto contiguo se ganó espacio para el baño. La reforma conservó el piso original pintado de blanco y se hicieron a nuevo ducha, bañadera y lavatorio en cemento alisado.
Un altillo para trabajar con tranquilidad
“No quería que el altillo fuera un depósito. ¿Para qué guardar cosas en desuso? Elegí jerarquizarlo y quedó un espacio silencioso y cálido. Me gustó tanto que se convirtió en mi lugar de trabajo”.
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