En el Empordà, una familia decidió hacer una construcción nueva basándose en el saber milenario de la región.
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En vez de actualizar una vieja masía (como se llama a las casas de campo en Cataluña), una familia optó por tomar lo mejor de esa tradición y aplicarlo en la construcción nueva que se adaptara completamente a sus necesidades. En ese sentido, se volcaron por un interiorismo de simple sofisticación, pero apto para uso intensivo, y lo confiaron en las manos expertas de Marta Casas, del estudio Mimouca Design.
El piso del solárium es de ladrillos de barro trabados. Se rodeó par de lados de pileta con pastos altos. Ablandan los bordes y crean un marco tupido sin casi ensuciar el agua.
Bellas galerías
La casa se desarrolló una planta en forma de L con el jardín en la parte interior para resguardarlo del viento de la Tramontana. La planta baja aloja, en la tira más larga, los cuartos de las hijas y, de frente a la pileta, la cocina con los servicios y el living-comedor de doble altura. En el vértice, el primer piso que corresponde a la suite.
Conexión total con el exterior
En la cocina se usaron los mismos ladrillos de la galería, pero con un acabado transparente que sella los poros y resalta su color natural.
Los cielos rasos de toda la casa se hicieron con tablones de pino cortado a sierra, un acabado que suma la calidez de lo manual a la claridad del material.
Un gran ambiente social
Típica de las masías, la piedra calcárea de la zona mantiene fresco el ambiente y, en este caso particular, destaca la gran altura del espacio con su textura.
Se proyectaron rajas de cemento para compensar con su luminosidad la que obstruye el techo de la galería. Equilibrio: ni oscuridad ni encandilar.
Una continuación del living, el color y diseño de los muebles de exterior en un espacio pensado para disfrutar del atardecer apuestan a la integración cromática de toda la casa.
El tapiz proyecta su eco verde en el cielo raso, y la mesita de rodaja de tronco termina de crear un bosque sofisticado junto a un jardín de similares dimensiones.
El rincón de la suite
La esquina vidriada sobresale de la fachada para enmarcar los campos ampurdaneses y el macizo del Montgrí. Maravillosas vistas que se disfrutan al máximo desde el sofá montado en la misma ventana.
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