Qué podía hacer más redonda la experiencia de SF que vivir en una de sus clásicas casas victorianas. Por medio de Airbnb llegamos a ésta, que nos deparó la mejor perspectiva para nuestra exploración
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Enviadas especiales: Mariana Kratochwil e Inés Marini.
"La ubicación de la vajilla y los utensilios debería ser intuitiva". "El living es ‘intuitivo’, pero valen un par de aclaraciones: por favor, ¡no muevan la mesita ratona!". Estamos citando el instructivo de la casa de Airbnb en la que íbamos a hospedarnos (sus dueños, Nick y Drew, nos mandaron amablemente un completísimo documento de doce páginas tras cerrar el acuerdo).
El día del viaje se acercaba, y el instructivo seguía intacto. Lo sobrevolamos para chequear que tenía los datos vitales: dónde iba a estar la llave, la contraseña del Wifi, supermercados potables en las cercanías. Pero llegó el día de leerlo de cabo a rabo.
Como somos amos de casa experimentados, pudimos saltear varias páginas; pero vino bien la explicación del exhaustivo proceso de reciclado de basura; cómo se usa TV/música, no gracias; ¡cuántas reglas para estacionar!; menos mal que nos avisaron que después de las 10p.m, de lunes a jueves, a los vecinos podía no agradarles el ruido (tampoco lo padecimos, eh); en la cocina, quisimos saber si se podían usar el aceite y la sal (¡y todos esos condimentos exóticos!).
La palabra "intuitivo" seguía picando. Ahí y en cada ambiente, todo estaba en el lugar razonable, esperable, el colmo de la hospitalidad. Y nos preguntamos: ¿se leerán nuestras casas tan fácilmente? ¿Nos hacemos la vida fácil a nosotros mismos? ¿Nuestros invitados se quedarán petrificados cuando los mandamos a buscar servilletas? Para pensar un poco nomás. Y sí, sí. Se puede usar el aceite y la sal.
Somos Drew y Nick ¡Bienvenidos!
+ Drew: "Crecí en Memphis, hice un máster en economía en el MIT, en la costa Este, y vivo en SF desde hace veinte años, trabajando en Silicon Valley.
+ Nick: "Soy médico obstetra egresado de Stanford. En este momento estoy becado en Budapest, especializándome en partos naturales en casa".
+ Drew: "A decir verdad, poner la casa en Airbnb nos daba un poco de vértigo. Porque es exactamente eso: nuestra casa, nuestro hogar. Pero bueno. Nick va a estar en Hungría casi un año y yo lo voy a ir a visitar seguido. Así que nos dijimos: ‘por qué no’".
+ N&D: "Después de dos remodelaciones y veinte años de dar vueltas con la decoración, logramos exactamente la atmósfera que queríamos. Por suerte, todas las decisiones que tomamos fueron teniendo en mente la idea de compartir esta casa con nuestra familia y amigos. Calculamos que ahora sólo estamos abriendo el círculo un poquito más".
Preparados: últimos toques antes de subirse a Airbnb
"Ofrecer tu casa te hace reflexionar sobre ella, porque la tenés que explicar. Y, de paso, es un buen momento para arreglarle algunos caprichitos si te das cuenta de que la lista de explicaciones se alarga".
"Ok, mea culpa, el instructivo que dejo es larguísimo. ¡Pero es un documento viviente! Va creciendo con el feedback que nos da la gente".
"Muchos anfitriones le dedican gran cantidad de tiempo a reubicar sus objetos de valor. No saqué demasiado para no quitarle carácter al ambiente. Sólo lo suficiente para que los huéspedes tuvieran aire. Sobre todo en los dormitorios".
"La limpieza es crucial. Dejar espacio libre en las alacenas. Café rico a mano. Pero jamás sobras en la heladera. Si no, sentís que estás compartiendo el lugar con un extraño. Ugh".