Una azafata reveló cuáles son las 17 actitudes que más detesta de los pasajeros
El listado incluye sacarse los zapatos dentro de la aeronave, usar el timbre para pedir que recojan la basura y comunicarse con la tripulación con los auriculares puestos
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LA NACION
Una asistente de vuelo decidió enlistar las 17 actitudes que “más detesta” de los pasajeros en un avión. La joven, identificada como Caroline Skahn, decidió confeccionar el listado luego de hablar con sus colegas, quienes tenían sentimientos similares.
La lista de “cosas” que preferiría que los viajeros no hicieran, va desde lo relacionado a la educación y la empatía hasta la desagradable y molesto.
- Ignorar a la tripulación en la puerta de embarque es de mala educación. “Apreciamos mucho cuando nos saludan. Se sorprenderían si supieran cuántas personas suben a bordo y ni siquiera hacen contacto visual con nosotros, pero aún así intentarán entregarnos su basura en su camino sin decir una palabra”, aseguró Caroline a Insider. La joven explicó que si los asistentes de vuelo son capaces de decir “Buenos días” a 200 personas, los pasajeros debería poder hacerlo a una, al menos.
- No hay que preguntarles a los asistentes si van a llegar a realizar una conexión, cuando se aterrizó a tiempo. Para Caroline, los pasajeros deberían dejar de comprar a través de páginas de empresas que no son las aerolíneas, pasajes para hacer conexión entre aviones en los aeropuertos, si los tiempos no son suficientes. “Si te dan menos de una hora entre vuelos, lo estás forzando”, advierte la experta.
- No hay que tocar a los asistentes de vuelo para llamar su atención. “No se por qué la gente piensa que empujar o agarrar a alguien está bien en un avión”, se pregunta Caroline, quien aclara que eso no sucede en ningún otro lugar donde hay personal de servicio, como mozos en restaurantes. Asimismo, en las aeronaves existe la opción del botón de llamada para pedir ayuda o incluso, se puede levantar la mano, como en cualquier lugar de comidas.
- Sacarse los zapatos en el avión es asqueroso. Esta es una de las actitudes que más rechazo genera, en especial porque no se tiene en cuenta la opinión del resto de los viajantes.
- Hay que intentar no pedir una manta extra, porque por lo general no hay. Caroline advierte que tanto los aeropuertos como el interior de los aviones son lugares conocidos por ser fríos, por lo que siempre hay que tener abrigo, o usar capas de ropa para “tener opciones”.
- Los asistentes de viajes detestan que los viajantes toquen el timbre para entregarles basura. La especialista aclara que es parte del trabajo caminar entre los asientos luego del servicio de comida, para recoger la basura, y que incluso es una tarea que hacen durante el vuelo, por lo que se torna “frustrante” cuando algún pasajero utiliza el botón de llamada para recoger basura. “Probablemente hayamos pasado por ahí antes, pero [cuando tocan el timbre] no tengamos guantes o una bolsa de basura con nosotros”, observa Caroline, quien sugiere que los viajantes utilicen la bolsa de “vómito” como depósito de basura personal durante todo el trayecto y que recién cuando termine el vuelo lo entreguen a la tripulación.
- Es difícil para la tripulación hablar con un pasajero que se deja los auriculares puestos para comunicarse. Incluso si no tienen música reproduciéndose, Caroline advierte que suele ser complicado entenderlos, porque los viajeros no se dan cuenta de que están hablando bajo.
- No es una buena idea usar el baño en cuanto uno sube al avión o cuando la aeronave está despegando. El motivo es simple. Durante el embarque suele aglomerarse un grupo de gente que desea utilizar el baño, lo que hace que el proceso de embarque sea más lento. Lo mismo sucede inmediatamente luego del despegue, cuando la luz del cinturón de seguridad se apaga. Además, Caroline encuentra dificultoso cuando los aeromozos están por entregar la comida con los carritos y hay una fila para ir al baño. “Así es difícil iniciar el servicio. Lo mejor es usar el baño en el aeropuerto o esperar a que terminemos de brindar la comida”, señala la asistente de vuelo.
- No se puede permitir a los viajeros reproducir música o videos en altavoz. Como sucede en cualquier tipo de transporte, es necesario que los clientes utilicen auriculares si quieren oír videos o música en sus equipos.
- No hay que discutir la política de los tapabocas. Más allá de la opinión personal de cada pasajero, los asistentes de vuelo deben hacer cumplir las normas de utilizar mascarillas en el avión, porque así lo exigen las autoridades de aviación.
- Hay que dejar de usar la cocina como si fuera un estudio de yoga personal. Suele suceder que durante los vuelos, los pasajeros desean un momento para “estirar las piernas” y desperezarse, y para ello se ubican en la cocina o en las áreas delanteras o traseras de un avión, que son los lugares donde están los carritos de comida y donde se sienta la tripulación. “No solo es frustrante, sino que además es una regla del ente regulador de aviación: no podemos tener pasajeros aglomerados en esas áreas”, sostiene Caroline.
- No hay que comparar las aerolíneas. “Que otra aerolínea haga algo no significa que el vuelo en el que usted viaja también lo haga. Cada aerolínea es diferente”, sintetiza la especialista.
- Si el compañero de asiento está durmiendo, no es lo ideal despertarlo para avisarle que está la comida. “Si tu vecino es un extraño y está durmiendo, no lo despiertes. Te juro que no tiene tantas ganas de comer comida de avión”, considera Caroline. Además, agrega que en el caso de que se despierte y desee algo, puede usar el timbre para solicitarlo.
- Los aeromozos no suelen saber por qué parte del trayecto está el avión, aunque los viajeros pregunte. “La mayoría de nosotros no tiene una ruta establecida, así que lo más probable es que no tengamos idea sobre qué estamos volando”, indica Caroline.
- Levantarse durante las turbulencias pone en peligro a todos. Muchas veces los viajeros hacen caso omiso a la señal del cinturón de seguridad, porque quieren utilizar el baño o simplemente levantarse. Sin embargo, hacerlo pone en riesgo tanto al pasajero como al resto de las personas. En caso de haber una emergencia, se debe usar el botón de llamado.
- No vigilar a los niños puede ser peligroso e injusto para los demás pasajeros y la tripulación. “Veo a muchos padres subirse a un vuelo e inmediatamente quedarse dormidos o simplemente no prestar atención, dejando a sus hijos desatendidos. Eso no es justo para la tripulación ni para los demás pasajeros”, se queja Caroline.
- No hay que descargar sus frustraciones con los asistentes de vuelo. Si bien la tripulación representa a la aerolínea, enojarse con ellos por algo que está fuera de su control no tiene sentido. “Entiendo que muchas veces la gente solo necesita alguien con quien desahogarse, pero hay que entender que solo somos empleados, que hacemos todo lo posible para hacer nuestro trabajo. veces, lo mejor que puedo hacer es dirigirlo a un número de servicio al cliente para que llame después de aterrizar”, completa Caroline.
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