- 6 minutos de lectura'
Estabilidad, orden, obediencia y cierta garantía de cohesión social. Esas serían, según sus defensores, las ventajas de la monarquía por sobre la república como sistema de gobierno que en pleno siglo XXI no solo sigue vigente en Europa sino que también tiene defensores en un país como Brasil, donde existen movimientos políticos pro monárquicos que, hace menos de treinta años obtuvieron el 13 por ciento de votos al recuperar la democracia. Enterarse de este hecho, “un anacronismo”, en sus palabras, fue para la escritora Gabriela Saidón el puntapié que la llevó a investigar los antecedentes históricos de muchos otros proyectos monárquicos que se idearon en América después de las declaraciones de independencias de sus virreinatos. “El proyecto monárquico me interesó porque era anacrónico, ridículo y hoy se ve que era inviable”, expresa Gabriela Saidón, autora de La Reina, el sueño de Manuel Belgrano, su última novela, editada por Planeta, en la que recupera esa idea del general de establecer una monarquía inca en al Alto Perú.
“La idea de una reina tampoco fue del todo ajena a Belgrano, que apoyó la elección de la infanta Carlota de Borbón como regente para el Virreinato del Río de la Plata”, retoma Saidón quien, combinó todos esos datos históricos escribir una novela que reconstruye la época e imagina una nueva hipótesis ya no histórica, sino literaria: el general elegiría una mujer para ser entronizada como reina inca, una joven adolescente llamada Nuna, descendiente directa de Túpac Amaru.
El sueño de Belgrano
Cuando declaró la independencia, el Congreso de Tucumán de 1816 debatió la propuesta de Manuel Belgrano de establecer una monarquía inca como forma de gobierno con sede en Cusco. El proyecto que tuvo el apoyo de la corona inglesa, de José de San Martín y Martín Miguel de Güemes, fue rechazado completamente por el poder político de Buenos Aires. Aunque no prosperó, lo cierto es que durante un buen tiempo la idea se concibió y muchos de los pasos que había que dar para establecer una monarquía constitucional en América se llevaron a cabo. Para investigar cómo fueron los hechos y encontrar los escenarios en los que narrar su novela, la escritora viajó a Lima y al Cusco gracias a la financiación que obtuvo con una beca del Ministerio de Cultura de la Nación.
¿Qué encontraste en ese viaje a Perú?
Lo que encontré como curiosidad o algo que no esperaba fue un compromiso muy intenso de parte de parte de historiadores, especialistas en temas de la colonización y de la historia de la rebelión de Túpac Amaru con la historia que yo iba a contar, que era pura ficción. Quien me abrió las puertas a mi propia investigación fue un norteamericano, Charles Walker autor de un libro sobre la rebelión Túpac Amaru. Así empecé a recorrer ese camino de la ficción para imaginar qué podía haber pasado y empezar a crear a los personajes de La Reina.
Así nació Nuna, una adolescente destinada a ser reina
El personaje que termino decidiendo es Nuna, una descendiente de Túpac Amaru, que podría ser la bisnieta; imagino que podía haber nacido en un convento y podría haber sido criada con la perspectiva de convertirse en algún momento en reina, lo que en algún momento podría haber coincidido con este proyecto monárquico de Belgrano. Cuando se descarta a Juan Bautista Túpac Amaru, un personaje que fue real y considerado para el cargo, pero que era un hombre de 79 años que había que traer de la cárcel de Ceuta en Africa. Eso ocurrió en la realidad lo trajeron a Buenos Aires, pero finalmente su figura no prosperó porque se empieza a pensar en la idea de una descendencia. Esa misma idea de descendencia la retomo en la novela cuando el general -que en la novela nunca se llamará Belgrano- fantasea con que la descendencia sea de él y se genere un mestizaje. De todos modos eso tampoco va a pasar en la novela porque la protagonista se va a resistir en cumplirle el deseo a ese hombre tan mayor para ella, una adolescente que se cría en un convento.
Nuna recurre al viejo truco de Sherezade para eludir los deseos del general
Ella se convierte en una Sherezada para postergar un encuentro sexual que en algún momento ella también llegó a desear como Lolita, pero finalmente descarta. Porque es una adolescente y hay algo de rebelión, de no quere cumplir ni el mandato de la madre que la formó para ser reina, ni del hombre. Ella sueña con su propio príncipe.
Qué te llevó a la hipótesis de una reina mujer
Haber elegido una mujer fue la libertad que me tomé; En un momento también llegué a pensar en una princesa trans, porque el nombre de Nuna lo tomé a partir del personaje de Naomi, de la serie Sense 8, de las Hermanas Wachowski. Pero finalmente descarté la idea porque no sabía si me iba a manejar bien con el tema al momento de narrarlo, entonces elegí a esta reina adolescente modelo María Antonieta, una reina que se entera que iba a ser reina sin haber sido princesa.
Por otro lado, la idea de una reina mujer para las Américas era un acto de justicia poética y tiene que ver con algo que me pasa a mí desde no hace tanto tiempo que es el acercamiento a los feminismos interseccionales donde se cruza raza, género e identidad. Pero de todos modos, la idea de la novela no es bajar una línea ideológica sino contar una historia.
La Reina es finalista en la Semana Negra de Gijón
Gabriela Saidón, junto con otras Claudia Piñeiro, Paula Rodríguez y Mariana Enríquez, forma el grupo de cuatro autoras argentinas que compiten en la final de los galardones literarios que se otorgan durante la Semana Negra en Gijón. Por La Reina, Saidón fue elegida finalista en el Premio Espartaco 2021 a la mejor novela histórica. La próxima edición del festival dedicado al policial y género negro se realizará entre el 9 y el 18 de julio. Los jurados de los cuatro premios se reunirán durante los primeros días para elegir a los ganadores. Los nombres se anunciarán en la mañana del 16 de julio.