Un pacto entre amigos y un sueño trunco, la increíble historia del auto de carreras que apareció enterrado en una casa
Es un Ford Fairlane modelo 1969-70 que estuvo en carrera en 1996 en el circuito Río Colorado, en Arata, fue hallado por albañiles mientras excavaban para hacer una pileta en una casa nueva
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Un grupo de albañiles cavaba un foso para instalar una pileta de natación, pero en medio de las excavaciones se encontraron con un auto de carreras tipo TC que fue enterrado para preservar la amistad de los jóvenes que lo habían comprado. El insólito hecho ocurrió en la ciudad de Toay, La Pampa, donde los trabajadores descubrieron un Ford Fairlane que había sido utilizado en carreras del Supercar Pampeano hace casi dos décadas.
El historiador local Pedro Vigne contó en sus redes sociales que el auto “perteneció a una peña de ocho amigos” y fue hallado luego de que Gabriela De Lillo decidiera hacer una construcción en el patio de la casa nueva. “Obreros que estaban excavando para colocar una pileta en los patios de una casa, ubicada en Calle Moreno de Toay (entre Boulevard Brown y San Luis), hallaron un auto enterrado. Aparentemente por el número (67) y la jaula antivuelco que tiene, sería un auto de competición, también posee varias publicidades”, contó Vigne en Facebook.
El vehículo visiblemente oxidado por el paso del tiempo bajo tierra, aún conserva la publicidad de la histórica panadería “La Carlota” de esa ciudad. Según las versiones que circularon en las redes sociales, en ese lugar funcionaba un taller mecánico hace varios años.
“Ese auto era mío, corrimos un par de carreras en los inicios del Supercar, es un Ford Fairlane y luego se lo vendimos a un grupo de muchachos de Toay que entre todos pusieron plata para comprar el auto”, contó una persona identificada como Ricardo “Caco” Giovine. El temor de que el auto hubiese sido utilizado para un uso irregular no se hizo esperar, pero un antiguo propietario del rodado trató de diluir cualquier versión que incluyera a la Justicia.
“Yo era el piloto de ese auto. Éramos cinco socios que lo compramos en el 95′ y lo pusimos en el Supercar Pampeano, pero solo por participar, porque nunca ganamos nada”, dijo Feliciano Rau, de 61 años, a La Arena. “El auto corrió durante el ’96 en Río Colorado, en Arata y algún que otro circuito. No andaba tan bien porque era muy viejo, modelo 1969-1970, solo era para participar. Lo armamos con lo poco que teníamos. La pintura era muy precaria, pero igual anduvo. En las puertas tiene escrito mi nombre”, contó y aclaró que poco tiempo después se disolvió la sociedad.
“Se dieron cuenta que el nuevo motor no iba a funcionar y decidieron que era momento de desarmarlo. Para eso se juntaron un día a comer un asado en ese lugar y cada uno empezó a decir que se quería quedar con alguna parte del auto como la caja, por ejemplo. Hasta que uno dijo que nadie se iba a quedar con nada, que al auto lo iban a enterrar”, explicó a ese medio el excorredor. Así se conoció la increíble historia del Ford Fairlane que ahora pasará a formar parte del Museo del Deporte de Toay.
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