De consuelo y esperanza: un mensaje para la persona que fuimos a los 19 años
El hashtag era #Hey19yearsoldme y la propuesta tuitera consistía en enviarle un mensaje a aquel chico de 19 años que uno fue alguna vez. ¿Qué le diría usted a ese muchacho o muchacha de 19 y que hoy, pasado el tiempo, es usted mismo? ¿Le advertiría de algo? ¿Lo tranquilizaría respecto de su futuro? ¿Le reprocharía decisiones o vivencias?
Es posible que aquellos fueran tiempos en los que, a pesar de que todavía no había llegado la hora de partir, la casa de los padres ya iba quedando chica para contener tantas ganas de crecer. O ya el hogar paterno había quedado atrás, como, por ejemplo, le pasaba a quienes viajaban a la ciudad para estudiar o trabajar, dejando su pueblo natal allá lejos.
Hay tantos mensajes posibles hacia el propio pasado como historias de vida existen. Sin embargo, es curioso que, siendo la juventud una época idealizada, una buena cantidad de los mensajes que vemos entre los que se sumaron a la propuesta sean de consuelo hacia aquel muchacho o muchacha del pasado, por angustias y miedos experimentados en aquel entonces.
"Tranqui, que todo saldrá bien, ya vas a ver" o "No sufras tanto, que ahora que él te dejó vas a poder conocer chicos copados y se viene la mejor parte de tu vida", por ejemplo. También están los mensajes economicistas tipo: "Comprá dólares".
Transformar los defectos en virtudes
Aquel que fuimos quizás se sorprenda por el que somos hoy, sobre todo, si varios son los años transcurridos desde entonces. Por ejemplo, aquel muchacho que empezaba una carrera que, como la de Psicología, no era muy conocida en los circuitos que solía frecuentar, recibiría azorado e incrédulo un mensaje que dijera: "En varios (muchos) años vas a estar escribiendo en un diario un artículo sobre los 19 años, y lo vas a hacer en calidad de psicólogo". De hecho, el susodicho no creería el mensaje y lo consideraría una patraña.
Una de las cuestiones que se perciben también en esta interesante comunicación imaginaria es que muchas de las cualidades personales que en antes eran consideradas defectos, hoy pueden ser vistas como virtudes. Aquellos en apariencia menos avispados socialmente a sus 19, y que por esa causa se ubicaban en la parte baja del ranking de “piolez” de la época, hoy, tal como dijo Bill Gates, pueden quizás ser los jefes de los ganadores de otrora. Imaginar el mensaje que el bueno de Bill le envíe a su “yo” de 19 seguramente sería interesante...
Será sanador para usted enviarle un mensaje al joven de su pasado. Le hará bien en el hoy, porque ese chico o chica aun vive dentro suyo. Tírele buena onda y tranquilícelo, liberándolo de los miedos y desesperos propios de aquella edad. Sugerimos que le señale y elogie aquellas virtudes que, como la perseverancia, la resiliencia, o ciertos entusiasmos no tan validados en aquel entonces, llevaron adelante la vida en los momentos duros. También, si le alcanzan la cantidad de caracteres y si lo desea, puede marcarle la cancha por las macanas que haya hecho… o las que esté por hacer.
Quizás valga también decirle en otro mensaje que es lindo que la esté pasando bien a sus 19, pero que cuando crezca también podrá disfrutar de la vida. Serviría ese mensaje para que no sienta, como les pasa a tantos chicos, que tienen que vivirlo "todo" ya, porque de grandes la vida se marchita.
Aquel jovencito o jovencita fue un eslabón esencial de la cadena de su vida, y se merece gratitud por los servicios prestados, los que, buenos o malos, de alguna manera permitieron que hoy usted esté acá, leyendo en el diario un artículo escrito por un psicólogo que jamás soñó, a sus 19, que lo tendría a usted por lector.