Con muebles auténticos en una impecable puesta en escena, cada metro del hotel Alexandra le rinde homenaje a los grandes del diseño danés, e invita a admirarlo y vivirlo en cuerpo y alma
Si había un tema para la fiesta en Copenhague, era éste, el de la época de oro del Modern Danish. Y el Alexandra es el único hotel boutique que recogió el guante. Porque la tarea no fue sencilla: no compraron modelos de producción masiva ni pusieron el mismo cuadrito cuarto por medio. En sus 61 habitaciones hay piezas auténticas o de ediciones limitadísimas que convidan la alegría de usarlas con naturalidad.
"La construcción de 1890 se creó como edificio de renta", nos cuenta Jeppe Mühlhausen, director general. "Después, fue hotel muchos años; nosotros lo compramos hace diez y recién en marzo lo completamos: fue una obra realmente artesanal. Bueno, lo único que nos falta son los corredores: vamos a dedicar cada uno a un diseñador distinto, con una mesa, una silla de su autoría y un libro acerca de él. Para ser sincero, no creo que terminemos nunca: ¡nos apasionamos!".
"La idea del hotel de diseño surgió cuando vimos algunas piezas que quedaron del anterior. Empezamos a comprar ese tipo de muebles y a reemplazar los existentes. Como nos picó el bichito del coleccionismo, nos asesoramos con especialistas de la facultad de arquitectura, y salimos a buscar con otro ojo. Un día, tuvimos nuestros 15 minutos de fama en la TV danesa para hablar de nuestro proyecto: a partir de ahí, nos llovieron ofertas de gente que, por ejemplo, estaba vendiendo sus casas de veraneo y quería deshacerse de los muebles. Fue un timing muy afortunado, porque ahora son objetos súper codiciados".