Un hombre pagó 150 mil dólares para que lo congelen al morir y poder “despertar en un futuro mejor”
Al frente del instituto que ofrece un servicio de criopreservación, Dennis Kowalski afirmó que ya depositó el dinero para él y toda su familia
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Se trata de un argumento frecuente en películas de ciencia ficción: una persona es congelada y despierta muchos años después en un mundo completamente nuevo.
Pero en este caso no hablamos de una historia ficticia, sino de una real, la de Dennis Kowalski, quien ha tomado la decisión, junto con su familia, de someterse a la criopreservación cuando muera para, según afirma, “poder despertar luego en un futuro mejor” y disfrutar, entre otras cosas, de una vida eterna.
Kowalski no es un recién llegado al tema, sino que lo viene investigando desde que era joven, allá por la década del setenta. Paramédico y bombero de profesión, hoy Kowalski es además presidente de Cryonics Institute, una institución que se especializa en el tema y que actualmente ofrece servicios de criopreservación en tanques de nitrógeno líquido.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina, la criopreservación “es la práctica de preservar a seres humanos y animales a temperaturas extremas bajo cero con la esperanza de que la ciencia futura pueda devolverles un estado de vida saludable, así como rejuvenecerlos. En la actualidad, sólo puede llevarse a cabo tras el pronunciamiento de la muerte legal del sujeto”.
Por lo general, bajo este tratamiento, los cuerpos se enfrían a una temperatura que se encuentra por debajo de los -195 grados Celsius, en tanques de nitrógeno líquido. El objetivo es detener la actividad biológica del organismo y evitar que las células puedan ser dañadas.
En un texto que escribió para Bussines Insider, Kowalski asegura que dentro de cien años la ciencia habrá avanzado lo suficiente como para descongelarlo y que vuelva a vivir. “Nadie conoce el futuro y es imposible saberlo con seguridad. No tienes nada que perder conservando tu cuerpo después de la muerte, pero potencialmente todo que ganar”, afirma.
El mantenimiento de los tanques requiere de un alto costo por lo que Kowalski pagó treinta mil dólares por cada miembro de su familia para que los mantengan en un estado de congelación. “Hablé con ellos y lo entienden”, dijo el hombre respecto de la opinión de su esposa y sus tres hijos. “Están de acuerdo en que la posibilidad de despertar, aunque sea escasa, merece la pena. También son bastante optimistas sobre el futuro”.
Kowalski parece ser un hombre con mucha fe en el futuro y en el progreso. En este sentido, explicó que su decisión no se basa en el tan mentado “miedo a la muerte” sino en su fascinación por la ciencia del futuro: “Soy un soñador, pero también un realista. Entiendo que quizá no funcione, pero merece la pena intentarlo”, concluyó.
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