En la muestra Mashaps, Mariano Lucano, director de la revista Barcelona, revisita y mezcla en lenguaje plástico obras de Goya, Manet y Caravaggio.
Nacido y criado en la ciudad de minas fieles de gran corazón, por qué secretas ensoñaciones fue el caballero Mariano Lucano, montado en papeles, lápices y tinta, a rescatar a una dama del siglo XVII será parte de alguna leyenda, aunque él mismo confiese que la culpa la tiene "el pintor más grande de la historia", Diego Velázquez. Obsesionado con su obra, la encontró a ella, María Teresa de Austria (1638-1683), hija mayor del rey de España Felipe IV y reina consorte del Borbón Luis XIV de Francia. Modelo del artista durante más de dos décadas, a los 22 se mudó al flamante Palacio de Versalles para ser infeliz: vivió encerrada, nunca se adaptó a los usos de la Corte parisina ni al idioma, toleró infidelidades y parió seis hijos, de los cuales solo uno la sobrevivió. El cuadro más famoso donde aparece es el majestuoso La infanta María Teresa de España, que se encuentra en el Museo de Historia del Arte de Viena.
Por piedad romántica o en honor al maestro, Lucano quiso darle a la chica pálida de raro peinado otra oportunidad, llamada Mashaps: El retorno de María Teresa de Austria, la muestra que se vio en junio en la sede de Belgrano de la Alianza Francesa y que en julio se presenta en la galería Escarlata, en Palermo. "¿Viste el disco Love de los Beatles donde se utilizan partes de diferentes temas en una pieza? Eso es mash-up que, en realidad, es un cover y, en términos de las artes plásticas, un «estudio sobre». Me enamoré de María Teresa, me causó pena esta niña rica con tristeza y tan sola, así que le inventé otra historia, más contemporánea, con ciertas libertades sexuales que no podía tener", dice el autor de estas versiones inspiradas, variaciones, homenaje, remakes de tinta sobre papel, donde desnuda a la joven, le saca los complejos y la invita a una fiesta no apta para rigurosos ni solemnes, la de intervenir cuadros consagrados de la pintura europea de los siglos XV al XIX: Sandro Botticelli, Caravaggio, Johannes Vermeer, Francisco de Goya, Claude Manet y, por supuesto, el mencionado Velázquez.
No es la primera vez que Lucano se dedica a tunear clásicos. El año pasado fue Covers: Estudios sobre obras maestras europeas de los siglos XVI a XIX, la exposición de dibujos en la que mezcló y alteró piezas admiradas. Porque su acercamiento y abordaje es humorístico, pero nunca sarcástico. "Mis dibujos son muy plásticos para lo que son los conceptos de la ilustración comercial y muy ilustrativos para lo que es el mercado de la plástica, por eso me siento un poco paria", dice para explicar por qué se define diseñador plástico y artista gráfico por partes iguales. También suma al periodista, por haber trabajado en revistas durante veinte años: jefe de Arte de la revista La Maga (1992-1998), de La García (1999-2001) y, desde 2003, fundador y codirector de Barcelona.
Además de poner la carita ingenua de su musa en El nacimiento de Venus de Botticelli, en Desayuno en la hierba de Manet, en La maja desnuda de Goya, con Las Meninas o en lugar de Baco en El triunfo de María Teresa de Velázquez, Lucano pasea sin corpiño a la chica por paisajes de Calamuchita, Iguazú, el Delta del Tigre, Chapelco, Santa Teresita. Son dos series mariateresianas: una en la historia de la pintura y otra en los barrios.
"No me gusta pintar, a mí me gusta dibujar. Primero mancho con color, salpico, y después trato de dominar lo que, de alguna manera, termina siendo azaroso", explica.
Mashaps: El retorno de María Teresa de Austria. En Escarlata Espacio de Arte, Serrano 1408, Palermo. Más info: marianolucano@gmail.com
"La línea peluda", un manifiesto
Desde fines de 2007, Mariano Lucano dicta en su casa un taller de dibujo al que llama "La línea peluda". Muchos alumnos han pasado por ahí y comparten este manifiesto:
1. El dibujo puede ser un fin en sí mismo y no el zaguán de la pintura.
2. Cada dibujo es parte de uno mayor. Todos los dibujos son uno solo.
3. Dibujar, como actividad física, debe ser un acto sensual.
4. Un dibujo es la conjunción del azar, la técnica y cierto misterio.
5. Insistir en el error, puede (o no) ser un camino. Pero hay que intentarlo.
6. La línea peluda, como trazo inseguro, es un elemento que puede ser incorporado al trabajo y no un gesto que hay que superar.