Un día con Kate
Es uno de los grandes íconos de la moda. En Londres, LNR la acompañó durante la filmación de una campaña que se verá en la Argentina. A los 37, Kate Moss acapara todas la miradas
LONDRES.- "En cinco minutos llega la dama", anuncia alguien a viva voz y todos en el set se apuran a ocupar sus puestos. Son pasadas las 10 de una mañana fría y -cuándo no- nublada en Londres. "La dama", como todos la llaman, es nada menos que Kate Moss.
La top model británica fue nuevamente elegida para ser la imagen de Basement, marca que se vende exclusivamente en las tiendas Falabella, y todo está listo para la filmación del comercial y la producción de fotos de la campaña que se verán tanto en la Argentina, como en Chile, Colombia y Perú a partir de abril.
Finalmente la dama llega. No cinco, sino treinta minutos más tarde (nada mal para una celebrity como ella) y se baja del auto con vidrios polarizados, sonriente, con evidente buen humor y saludando a sus asistentes con dos besos. Con look total black, vestida con chaqueta, pantalón cigarette y botas acordonadas de tacos altísimos, se refugia en su motorhome para salir tres horas más tarde, ya peinada, maquillada y lista para comenzar la jornada de trabajo.
Ambientado en un loft ultra moderno con una impresionante vista al centro financiero de la ciudad, el spot publicitario, creado por la agencia chilena Dittborn & Unzueta y dirigido por el argentino Martín Romanella, plantea una historia vanguardista y lúdica con toques de absurdo, en la que Kate protagoniza escenas de la vida cotidiana junto a su pareja, un hombre de impecable traje, pero con cabeza de conejo.
"A Kate le encantó la idea y no dudó ni un instante en aceptar la propuesta. Le pareció divertida, transgresora, sintió que era su onda", señala Tomás Dittborn, director de la agencia.
Al término de las primeras tomas, el hielo sigue sin romperse en el set y Kate no duda en distender el clima charlando con parte del numeroso equipo que Falabella trasladó a Londres para la producción, sobre los mejores lugares para visitar en la ciudad o acerca del comportamiento de los casi cien conejos que se encuentran en el set para una de las escenas.
A la hora del break, se abalanza sobre la mesa del catering y, descartando los platos de fiambres, no duda en pedir directamente al cocinero lo que decidió almorzar: omelette de queso, tomate y chile, que diez minutos después le acerca un asistente.
Más tarde, con un vestido negro de corte clásico y un ramo de zanahorias en la mano, la supermodelo de 37 años seduce para la cámara a su compañero, con esa mirada de ojos entornados que ya convirtió en su sello personal. "Esto es muy raro", dice y se ríe con una ruidosa carcajada cuando el guión señala que tiene que besar el rostro peludo y de orejas largas del bailarín Luke Fetherston, su partenaire, que debió soportar durante varias horas los cinco kilos de peso que implicaba calzarse la cabeza de conejo, realizada con un sofisticado sistema electrónico en su interior para permitir realizar distintos gestos.
Cuando ya la jornada de grabación llega casi a su fin, Kate pide a uno de sus asistentes que ponga música de los Rolling Stones. Y así, al ritmo de Sympathy for the Devil y Gimme Shelter, baila y se pone a silbar mientras los técnicos terminan de preparar las últimas tomas. Es en ese momento cuando se hace un silencio en el set y todos quedan hipnotizados por el encanto que, sin esfuerzo, Kate despliega con cada movimiento y con el allure de cada gesto que, después de veinte años de carrera, la hace permanecer vigente y marcando tendencia en el siempre cambiante mundo de la moda.
Es que, tras haber sorteado distintos escándalos de los que supo salir airosa y con la frente alta, la modelo británica tiene la habilidad de reinventarse una y otra vez. Hoy, a una edad en la que la mayoría ya está retirada, sus rasgos filosos, su gesto desafiante y su actitud provocativa siguen siendo buscados por las firmas de indumentaria y cosmética, lo que la convierte en una de las modelos mejor cotizadas del momento.
Más allá de Basement, Kate es también la imagen de Topshop y Longchamp (para las cuales también diseñó ella misma líneas exclusivas), de los nuevos labiales de Dior y del perfume Parisienne de Yves Saint Laurent. Además, el año pasado lanzó su primera fragancia, Vintage Muse, y fue elegida por la revista Vogue como la mujer mejor vestida de la década.
Dueña de un rostro maleable, que puede jugar a ser inocente y audaz a la vez, y con un estilo único que la convierte en ícono indiscutido, esta mujer de contextura pequeña y gran personalidad se las ingenia para estar en boca de todos. En lo que va del año ya causó revuelo por su audaz imagen en la portada de la revista Love, en la que aparece besándose con la modelo transexual Lea T y hace pocas semanas volvió a subirse a las pasarelas (de las que se había retirado en 2004), de la mano de Marc Jacobs para Louis Vuitton, como broche de oro de un desfile en el que hubo condimentos fetichistas y de erotismo retro. Ahí acaparó todas las miradas con su pasada, enfundada en un minishort, con chaqueta de encaje, mangas voluminosas y botas caladas, fumando un cigarrillo con total irreverencia, acto que le valió varias críticas de los defensores del aire puro.
Y promete seguir dando qué hablar. El 2 de julio es la fecha en la que dará el sí junto con Jamie Hince, guitarrista de The Kills, con quien mantiene una relación desde hace tres años. La gran incógnita en este caso es quién será el diseñador de su vestido. Hace unos meses había declarado que John Galliano sería el encargado de vestirla para ese día, pero tras el escandaloso despido de la firma francesa Christian Dior por sus declaraciones antisemitas, su participación en el traje de novia está en suspenso. Habrá que ver qué decide la dama.
LO QUE SE USA
"Kate es una figura con mucha personalidad, muy sofisticada y con mucho estilo, atributos que también se reflejan en Basement", señala Gabriela Tramonti, gerenta de marketing de Falabella Argentina. Mientras tanto, la nueva colección de invierno de la marca llega con varias tendencias, con una fuerte impronta setentosa.
Lo que viene son pantalones de pata de elefante, blusas con lazo y sweaters al cuerpo. Además, hay minis, pantalones de montar, blazers a cuadros y maxi cardigans. El color camel y el animal print, claves esta temporada, aparecen en tapados, capas y ponchos.
Para un look más bohemio, hay vestidos y túnicas de estampas étnicas, tejidos con trenzas y guardas y chalecos y accesorios de piel. El estilo femenino y romántico se plasma en blusas, faldas y vestidos de seda y gasa con detalles de encaje, puntillas, volados y guipure en rosa, beige, nude, aqua y gris perla.
Además, es un invierno con texturas más pesadas como la pana, el corderoy y los tejidos gruesos para abrigos de líneas rectas de estilo militar y estampas búlgaras o escocesas, que se superponen con los paños en la gama del marrón, maíz, colorado y verde inglés.