El día en que estuvo prohibido tomar mate en Buenos Aires: quién lo decretó y cuál fue el insólito motivo
Hace poco más de cuatro siglos, se firmó un decreto para prohibir el consumo y la comercialización de yerba mate en la Argentina; los funcionarios querían evitar esta costumbre a toda costa
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Hace 406 años, y como parte de un pedido que se le hizo a la Corona española, en Buenos Aires se prohibió tomar mate y se instó a hacer todo lo posible para evitar el consumo de la población. La medida formaba parte de un ataque contra la costumbre del consumo de la infusión que había comenzado años antes. La sanción para quienes no cumplieran con esta disposición iban desde multas muy abultadas hasta castigos físicos.
El mate logró instalarse como una costumbre y un símbolo de comunidad en prácticamente todos los estratos sociales. En cada rincón del país, y sin importar las características de la población, siempre estará la costumbre de tomarlo como un símbolo de reunión o incluso de rutina.
Sin embargo en épocas de la colonización, desde el Gobierno se tenía la intención de eliminar el consumo. La cruzada contra el mate comenzó en 1596, cuando Hernandarias, funcionario del gobierno del Río de la Plata y Paraguay, redactó un decreto contra el juego, el alcohol y la yerba mate, según recopila el sitio Yerba Matero.
El motivo de estas condiciones era que se los consideraban vicios de la población. Con respecto a la yerba, el foco estaba puesto principalmente en la zona de lo que hoy el noreste argentino y Paraguay, donde se prohibió el comercio con otras regiones y se quemaron toneladas de hojas en espacios públicos.
Diego Marín de Negrón, quien sucedió a Hernandarias en el cargo, continuó con esta línea de pensamiento y envió una carta al Rey Felipe III. “Se quejaba porque consideraba que era algo salvaje y que atrasaba. La situación se empezó a agravar cuando eran los mismos españoles los que se metían. Era visto como un hábito salvaje, propio de los pueblos originarios y después como un sinónimo de holgazanería”, explicó Ulises Lanza, abogado y docente de Historia Constitucional Argentina que creó el sitio De Historia Somos, a LA NACION.
La respuesta tardó años en llegar, cuando Marín de Negrón ya había muerto. Hernandarias, quien estaba nuevamente en el poder, la recibió y prohibió el consumo con una multa económica para los españoles que lo hicieran y el castigo de 100 azotes en caso de que los infractores fueran indígenas. Fue así como el 20 de mayo de 1616 se prohibió tomar mate en el territorio y se dispuso cuáles eran los castigos correspondientes en cada caso.
A pesar de esta y otras disposiciones gubernamentales que intentaron reducir o abolir el consumo de mate, lo cierto es que nunca tuvieron mucho cumplimiento y el hábito se adaptó y perduró a lo largo de los siglos. “La costumbre se impuso tanto que el consumo del mate pasó de ser algo marginal a algo institucional, aceptado y hasta cultural”, agregó Lanza.
Más allá de la costumbre, hubo un factor económico que benefició al mate. El docente considera que esto le dio un empuje importante: “Cuando se descubrió que es un recurso exportable y consumible del cual se podía sacar un rédito, no solo pasó del romanticismo de respetar una costumbre ya impuesta, sino que después se convirtió en algo con un sentido económico”.
Además de lo cultural y el beneficio comercial, la yerba mate también fue un factor que favoreció el rompimiento de la relación entre los jesuitas -que estaban instalados en la región- y la Corona. “Hay una gran motivación económica sobre por qué se pasó de reprimir el consumo de la yerba mate a en algunos casos tenerlo como centro de disputa de poder”, concluyó Lanza.
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