Vecino del Congreso nacional y del Palacio Barolo, este departamento en el emblemático edifico La Inmobiliaria conjuga la esencia misma de la ciudad con la vida cosmopolita de sus dueños
A principios del siglo XX, Antonio Devoto le encomendó la construcción de este edificio al arquitecto italiano Luigi Broggi, que lo concibió con influencias neoclásicas y del Art Nouveau. ¿El fin? Alojar en el primer piso las oficinas de La Inmobiliaria –la exitosa aseguradora que había fundado y que le dio nombre al edificio– y, para poner en práctica una inversión clásica en ese entonces (la famosa “casa de renta”), viviendas para alquilar en los pisos superiores, además de locales comerciales a la calle. Desplegado a lo largo de la cuadra sur de Avenida de Mayo –con el Congreso nacional y el Palacio Barolo de vecinos– se inauguró en 1910 para celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo.
Fue esa carga histórica la que determinó que Nicolás de Urquiza y su compañero Rafael Pimentel se decidieran a comprar un departamento allí. Una gran reforma y la afilada visión estética de ambos (Nicolás es artista e incorpora el arte en la decoración y Rafael es interiorista) le devolvieron el guapo encanto de sus años mozos, pero sin formalidades. Y menos que menos acartonamientos.
Texto: Bárbara Orlando.