En el cuarto de dos hermanos muy compinches (hoy con amiguita de visita), dos camas dispuestas en ‘L’ forman una suerte de enorme sofá esquinero que enmarca su espacio de juego
Por Ana Markarian y Magalí Saberian
Los respaldos de las camas se hicieron bien acolchados para amortiguar cualquier golpe.
Adoran que las camas sean como un sillón: se sienten grandes con su propio living.
La mesita de madera no está fija en el cuarto: se va moviendo al balcón, la cocina o donde quiera que estén los chicos.
Ya está todo pensado: en un futuro, el mueble funcional se puede reacomodar: si se suben algunas piezas, entra perfectamente un escritorio.
Por Ana Markarian y Magalí Saberian
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