No fue un episodio atípico en esa región de Fort Collins, en el estado estadounidense de Colorado. Allí, los encuentros con la vida silvestre local están lejos de ser poco frecuentes, pero un visitante particular llamó la atención de Lori Jones la semana previa a la Navidad. Es que Jones trabaja en una pequeña tienda de regalos y suministros en el caming que se encuentra en el embalse de Horsetooth y está acostumbrada a ver, en el horizonte, la fauna que habita en el área.
Pero esa mañana Jones estaba trabajando como de costumbre, cuando apareció un ciervo en la puerta que entró al local y comenzó a husmear en los estantes. "Fue muy gracioso", recordó entre risas "porque el animal estaba mirando las gafas de sol y los snacks". Jones pudo reconocer rápidamente que se trataba de una hembra conocida por pastar en unos terrenos linderos a la tienda. Sin embargo, nunca antes había entrado en uno de los locales del lugar. Por eso Jones asumió que estaba perdida y, con la ayuda de una barra de cereal la acompañó hasta la salida y desde allí la dirigió al campo.
Pero estaba equivocada. El animal tenía otras intenciones y no estaba en absoluto perdido. Porque "unos 30 minutos más tarde, el ciervo volvió con toda su familia. Yo estaba haciendo el inventario cuando de pronto la vi entrar con tres compañeros más. Los pequeños miraban desde la puerta como diciendo ¿podemos entrar también?". Y aunque hubiera disfrutado de la compañía de sus atípicos visitantes, Jones recordó que las autoridades recomiendan no alimentar a los animales salvajes y nuevamente guió a la familia hacia afuera con una barra de cereal. Sin embargo, la escena le causó tanta ternura que quiso hacer una excepción y recompensó a cada uno con un pequeño mordisco del alimento.
Después, con un aplauso, envió al ciervo corriendo hacia el bosque circundante. "Lleva a tus hijos a casa", le gritó mientras ellos se alejaban corriendo. "Fue algo encantador de ver. La población de vida silvestre aquí es simplemente asombrosa. Tenemos leones de montaña, borregos cimarrones, venados, mapaches. Y, como normal general, no los alimentamos para que puedan valerse por sí mismos. Eso es naturaleza. Aunque esta vez quise darles un premio por alegrarme el día".
Fuente: The Dodo