Un avión equipado para que los atletas entrenen en vuelo
Una cronista recorrió el increíble prototipo ruso para transportar a las delegaciones, que se presentó en los Juegos Olímpicos
RIO DE JANEIRO.- Ciento cuatro pulsaciones marca en rojo la pantalla. En cambio, el stress muscular está en azul, al dos por ciento. Azul es bueno, rojo es alarma. El especialista en medicina deportiva, ruso, demasiado joven para ser especialista en algo, flaco, blanco como la camisa de comisario de a bordo que viste, me trae una botella de agua. La deshidratación es total, rojo furioso, 98 por ciento. Le agradezco el agua y con un poco de vergüenza de que mis datos biométricos estén a la vista de todos, explico que corrí diez cuadras para no llegar tan tarde a la demostración del primer avión desarrollado especialmente para atletas.
La cabina estuvo instalada en el Club dos Marimbás, en la punta de la playa de Copacabana, frente al mar hasta el final de los Juegos. El lugar que la delegación rusa eligió para ser su casa durante las competencias. Cuando llegamos, dos jovencitas muy maquilladas y vestidas de azafatas dieron la bienvenida en portugués y las puertas automáticas y corredizas se abrieron. Afuera había una fila gigante de público que esperaba su turno para entrar. En las Olimpíadas los periodistas somos como los viejitos y las embarazadas, tenemos prioridad. La credencial colgada al cuello es como la tarjeta magnética del peaje en el parabrisas del auto, levanta las barreras sin tener que parar, ni esperar. Un lujo que duró dos semanas.
Del otro lado
La puerta de la cabina se cerró herméticamente detrás de los invitados la asesora de prensa, otro periodista y yo y la temperatura empezó a descender varios grados. En el lado derecho del avión veo una camilla blanca ultratecnológica, con unas almohadillas rectangulares y unos círculos negros que cuando se enciende el sistema, vibran.
La camilla sirve para crioterapia, drenaje linfático, masajes y transportar heridos. Es adonde me hacen acostar después de ver las pulsaciones en la pantalla. A la izquierda había una bicicleta fija conectada a un panel electrónico y llena de cables que se metían por las paredes acolchadas del avión.
Maksim Fedosov, unos 30 años, cara redonda, serio, también vestido con uniforme de tripulación, extendió la mano y su tarjeta bordó, de un material suave que se parece más a la goma que al papel. SUKHOI SportJet In sports we trust. Decía en la tarjeta. Sukhoi es una empresa radicada en Moscú que fabrica aeronaves civiles, como el SuperJet 100, y el Sukhoi Business Jet, que es como un departamento de lujo con alas.
En la segunda parte de la cabina, a la izquierda, aparecieron los asientos que se reclinan hasta hacerse cama y tienen sensores metálicos en el respaldo, los apoyabrazos y el piso. Cada asiento tiene su pantalla multimedia personal y la comodidad de un sillón de living. Me invitaron a hacer el test de datos biométricos. Hay que sacarse los zapatos. El especialista en medicina deportiva trae un sensor que coloca en mi dedo índice derecho y un reloj que coloca en mi muñeca izquierda. El sistema demora dos minutos en escanear a la persona y obtener pulsaciones, nivel de agua, stress muscular, hypoxia -nivel de oxígeno, presión sanguínea.
-Podemos monitorear a los deportistas en forma simultánea y enviar los datos a dispositivos en tierra explicó Maksim Fedosov, que estaba sentado enfrente, en unos asientos blanquísimos que podrían ser los del avión de Vladimir Putin-.
Pienso si el sistema también servirá para pruebas antidoping, pero no pregunto nada. "Este es el área de entrenamiento -no aclara Fedosov al captar mi mirada a los asientos y la mesa. Aquí pueden discutir estrategias de juego, tanto de fútbol, como hockey, beisbol o básquet", explica mientras toca una pantalla donde aparece una cancha de fútbol. Mueve unos círculos con el dedo, son las posiciones de los jugadores, hay flechas, líneas, números, y la imagen puede ser transmitida en simultáneo en la pantalla de cada asiento.
El SportJet es una mezcla de spa, hotel, gimnasio, sala de reuniones y entrenamiento con capacidad para 60 pasajeros que puede ser acondicionado según las necesidades y caprichos del equipo.
Por ejemplo, la iluminación de la cabina es capaz de imitar los colores de la bandera del club y pueden transmitir un contenido multimedia especial para celebrar victorias, o un video motivacional, o lo que al director técnico se le antoje. Un chiche perfecto para mimar a los deportistas que se pasan el cincuenta por ciento del tiempo en el aire durante las competencias.
Inmediatamente lo imagino a Messi y a todo el Barcelona arriba de la aeronave, con la cabina iluminada de azul y rojo. Messi en la bicicleta, Messi recibiendo drenaje linfático, Messi reunido con el DT. Y los gigantes de la NBA, que seguro van a pedir asientos más grandes y espacios más amplios y los van a tener. Y a los New York Yanquees, y a los Dodgers, que cuando vean que los Yanquees viajan en esta nave también la van a querer. Una idea brillante.
-¿Y a quién se le ocurrió? le pregunto a Fedosov.
-A mí- dice, como si nada, el ingeniero aeronaval y a mi jefe, Evgeniy Andrachnikov, vicepresidente de Sukhoi. A los dos nos encanta el deporte y vimos que el mercado de viajes deportivos era un nicho en el que nadie había innovado. Hasta ahora.Fue la Unión Soviética la que lanzó el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik 1, en 1957, y también fue el ruso Yuri Gagarin, el primer hombre lanzado al espacio, en 1961. Unos años antes, en 1942, el ingeniero ruso Igor Sokorsky fabricaba el primer helicóptero estable de un solo rotor -sistema giratorio. Y tres décadas atrás, en 1911, el inventor Gleb Kotelnikov, militar ruso, creaba el primer paracaídas de mochila y, más tarde, grandes paracaídas para frenar aviones. La obsesión y habilidad de los rusos para subir y bajar del cielo parecen ser innatas e infinitas.
A esa altura de la visita nadie se quería bajar del prototipo del SportJet; es más, muchos querrían que despegara en ese mismo momento. Pero las puertas corredizas se abrieron de repente y una azafata preguntó si vamos a demorar mucho más, que la gente de la fila está preguntando. El especialista en medicina deportiva me miró fijo y me pidió tímidamente si por favor puedo devolverle el reloj.
Salimos con la sensación de haber aterrizado de un juguete nuevo que recién el año que viene estará volando en el cielo. La gente de la fila entra casi desesperada. Otros se sacan fotos con las mamushkas gigantes que hay en la puerta del club. Vuelve la imagen de Messi en el avión. Ojalá que para el Mundial de 2018 una de esas cabinas esté iluminada de celeste y blanco.
La historia de una "marca"
Sukhoi se pronuncia sujói en español y significa "seco" en ruso. También es el nombre de uno de los fabricantes más importantes de aviones de Rusia. La empresa fue fundada por Pável Sukhoi en 1939 como la «Oficina de Diseños número 51 Sukhoi» durante los años comunistas de la URSS
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