Un austríaco le dejó su fortuna al pueblo francés que lo ocultó de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial
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Los pueblos del sudeste francés se han hecho famosos a lo largo de la historia por acoger a las personas que huían de la persecución política y racial, desde las guerras de religión, pasando por los sacerdotes contrarios a la ilustración, hasta los republicanos que escapadan de la Guerra Civil Española.
En esa región, puntualmente en Haute-Loire, comuna de Chambon-sur-Lignon, la familia judía de Eric Schwam encontró refugio en 1943 y se salvó de una muerte segura a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En reconocimiento a esa larga tradición, Schwan, que entonces tenía 12 años, donó una cifra cercana a los dos millones de euros, confirmó el alcalde Jean-Michel Eyraud.
El donante, de origen austríaco, no tuvo hijos y murió a los 90 años, el pasado 25 diciembre. Su última voluntad fue dejada por escrito en un testamento. La comuna no especificó el monto preciso porque un escribano aún tiene que realizar cálculos sobre el monto donado por Eric Schwam, informó el diario local Sud Ouest.
La exalcaldesa de Chambon-sur-Lignon, Éliane Wauquiez-Motte, mencionó una suma de “dos millones de euros” en la prensa local, según consignó el mismo medio, y explicó que la pareja Schwam se había puesto en contacto con el ayuntamiento hace ya varios años con miras a dejar su “legado” y que los había visto dos veces.
El hombre vivió de 1943 a 1950 en el College Cévenol, en las tierras protestantes de la meseta de Vivarais-Lignon, donde su familia austriaca, que huyó del régimen nazi, había encontrado refugio, según Jean-Michel Eyraud. “Después de estudiar farmacia, se casó con una católica de la región de Lyon”, dijo el alcalde.
En beneficio de la educación y la juventud
Eric Schwam no tuvo hijos y pidió en su testamento que el municipio lleve a cabo acciones de “beneficio de la educación y la juventud” en forma de subvenciones. También optó por legar parte de su fortuna a entidades como la SPA, la asociación de ayuda a la infancia “A cada uno su propio Everest” y a una fundación de lucha contra el dolor.
No es la primera vez que los pueblos del sudeste francés reciben un reconocimiento por su larga tradición de cobijar refugiados. Los habitantes de la meseta, que también participaron durante la Segunda Guerra Mundial en la recepción y el rescate de unos 2500 judíos, recibieron en 1990 el reconocimiento de “Justos entre las Naciones”, la más alta distinción honorífica que otorga el Estado de Israel a los ciudadanos.
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