Trueque: barajar y dar de nuevo
De los 6000 clubes en los que, a comienzos de 2001, se intercambiaba todo tipo de productos de subsistencia, sólo quedan unos mil. Una modalidad que nació con la crisis y que ahora revive con nuevas reglas
osotros hicimos lo que nadie se animaba: creamos el dinero que nos faltaba para producir", afirmó el ideólogo del sistema de trueque, Carlos De Sanzo, en un acto de relanzamiento del modelo que llegó a despertar incluso el interés de medios de comunicación y organismos internacionales.
De Sanzo es psicólogo y apasionado por los juegos de mesa. Y justamente la propuesta que él y dos amigos ecologistas hicieron a principios de los años 90 se asemeja a la práctica de uno de esos entretenimientos tradicionales. Participar del trueque les dio a muchos argentinos la sensación de jugar al Estanciero: con unos papelitos que hacían de dinero se podía comprar todo tipo de productos, desde alimentos hasta propiedades, y pagar servicios profesionales. Como en el juego, que permite comprar chacras, estancias y provincias, no existieron otras leyes que regularan el intercambio más que las de la oferta y la demanda. Pero a diferencia de aquél, el trueque ¤ se presentó como una alternativa al sistema económico formal con una seudomoneda que no tuvo respaldo ni control alguno.
De los 6000 clubes o nodos, como se llama a los espacios de intercambio, registrados hasta principios de 2001, queda un número incierto que los entusiastas del sistema estiman en mil. Pero resulta difícil encontrar alguno con actividad como la que tenían hasta julio de 2002. Antes del fin de ese año, gran parte de los nodos desaparecieron con la misma rapidez con la que se habían instalado entre 1999 y 2000.
Reactivación
No quedó un vencedor que demostrara haber comprendido las técnicas del mercado, sino un saldo de contradictorias experiencias de creatividad, trabajo en equipo, frustración, desilusión e intentos reiterados de reactivación. Ahora, los fundadores de la Red Global del Trueque (RGT) proponen nuevamente el modelo con algunos cambios: los nodos se llamarán núcleos de reactivación, los socios deberán tener una identificación personal y los vales están impresos con medidas de seguridad máximas para impedir la falsificación. Como muestra invitan a visitar el Nodo Reactivación que, a manera de experiencia piloto, comenzó en febrero último con diez personas y al que ahora concurren unas seiscientas (funciona los miércoles y los sábados en Calchaquí y Liniers, en Bernal).
En el relanzamiento, el 11 de junio último en el Hotel Castelar, se firmó un convenio con Pharmos SA, que establece un descuento del 40% de los medicamentos con la presentación de un ticket trueque de cualquier valor en unas cuarenta farmacias de la ciudad y algunos partidos del Gran Buenos Aires. Gozarán de este beneficio los trocadores poseedores de los nuevos vales que fueron canjeados por los viejos en noviembre último. Quedan afuera los que tienen vales de otras redes.
Cabe recordar que de la RGT, creada en 1995, surgieron otras dos: la Red de Trueque Solidario y la Red de Trueque del Oeste, con clara delimitación de las zonas de influencia en la provincia de Buenos Aires, el territorio más codiciado.
Mil papelitos de colores
"Hay familias que están desesperadas porque no tienen qué comer y me llaman para pedirme ayuda", dijo Artemio Del Greco, que ronda 70 años. Cuando se jubiló, hace cinco años, se entusiasmó con la propuesta del trueque y fundó el nodo de San Fernando, en el barrio Infico, y en otros del Gran Buenos Aires.
Los vales, a los que muchos responsabilizan por la destrucción del trueque, se conocieron como créditos, arbolitos u ojitos, según los grupos.
La manipulación de los vales tejió una compleja historia. Los primeros existieron sólo en una computadora y sus impresiones se falsificaron a poco de haber surgido. Los segundos se hicieron de color verde y también fueron emulados. Los de la tercera versión de la RGT son los que circulan actualmente. Estos vales fueron impresos con un papel especial hecho en Brasil. Esta edición, conocida como de 2003, está sujeta a una tasa de circulación del 12% anual sobre su valor nominal. Es decir, el vale pierde valor a medida que pasa el tiempo.
Junto con la pérdida de valor de los tickets trueque, el plan de reactivación incluye la obligatoriedad del uso de una tarjeta de identificación o pasaporte para cada socio. Ambas medidas intentan frenar la acumulación y la falsificación de los vales.
Razones de lo inexplicable
A mediados de 2001, el modelo empezó a hacer agua. Muchos de los trocadores cuentan que por tres pesos se compraban cincuenta créditos, que en los nodos se ofrecían productos adquiridos en comercios mayoristas y que un mismo producto era vendido y revendido en los diferentes clubes, sobre todo de Capital, a precios cada vez más elevados. No hubo ningún control. Ninguna red tenía poder de policía sobre otra. Y el Gobierno no intervino más que con conversaciones en el Ministerio de Economía con los titulares de las organizaciones del trueque. "Encontré en Caballito unos collares que había vendido en Congreso a un valor cuatro veces superior al que los había cobrado", contó Marta, trocadora en el nodo de Villa Crespo.
La Red Global otorgaba una autorización (franquicia), que habilitaba a clubes del interior a abrir nodos a imagen y semejanza de los de Bernal. Hay quienes no dudan en acusar a los colaboradores de esa red de vender en pesos la extensión de las franquicias. "En vez de analizar lo que estaba pasando, los que debían controlar la extensión de franquicias se ocuparon sólo del crecimiento de la Red", recuerda otro de los fundadores de la RGT, Horacio Covas, que también admitió que "en el interior de la organización hubo algunos colaboradores que fueron tentados con dinero por personas vinculadas con el gobierno de la provincia de Buenos Aires para sabotearla".
Con la falsificación de los créditos, denunciada ante la Justicia, la sospecha comenzó a demoler la confianza de los trocadores. Finalmente, la inflación se sintió también en el trueque. Y éste fue quizás el golpe de gracia.
"Queremos barajar y dar de nuevo, queremos volver a empezar y adaptarnos a la nueva situación del país", dijo De Sanzo al proponer nuevamente el modelo de trueque, cuyo futuro estará signado por el pasado mientras se sigan desconociendo las implicancias de una moneda privada sin limitaciones, con una circulación libre de impuestos.
Para saber más
Red Global del Trueque: 4251-1974. www.truequeenlinea.com.ar
Red del Trueque del Oeste: 4658-3867.
Claves del proceso
- En 1995 se creó la primera red de trueque.
- El sistema involucró a más de un millón de personas.
- Hasta comienzos de 2001 había registrados unos 6000 clubes, de los que actualmente quedarían unos 1000.
- Ahora sus creadores intentan reactivarlo con una mejor organización: los socios deben tener una identificación personal y los vales están impresos con medidas de seguridad máximas para impedir la falsificación.
- El pasaporte que debe tener cada miembro de la RGT es una tarjeta plástica con los datos personales y una foto del usuario. Tiene un número de dígitos, un código de barras y, en el reverso, diez casilleros donde el socio debe pegar estampillas que acreditan instancias de capacitación obligatoria.
Un proyecto ecológico
Los fundadores del sistema de intercambio que dio que hablar durante los últimos siete años son tres hombres de la zona sur del Gran Buenos Aires que se conocen desde su juventud: Carlos De Sanzo, psicólogo de 50 años; Horacio Covas, químico, de 48 , y Rubén Ravera, que se define como ecologista, de 40.
En 1989 crearon el Programa de Autosuficiencia Regional (PAR), que incluía tres proyectos: una tecnohuerta, una casa ecológica y el club de trueque. El laboratorio de ensayo fue, para las tres propuestas, la casa de De Sanzo en Bernal.
Con la tecnohuerta se propusieron demostrar que en 70 m2 una familia puede producir alimentos. Desarrollaron técnicas que combinaban tecnología moderna con principios de agricultura orgánica. En un año cosecharon 300 kilogramos de calabazas cultivadas en parrales colgados de techos y paredes. La casa ecológica o autosustentable se orientó a la administración de los recursos: para el riego reciclaban el agua de lluvia, producían abono, y usaban energía solar y eólica. Con el tercer proyecto,-en el que trabajaron a partir de 1994- se dirigieron al intercambio de los excedentes producidos.
En mayo de 1995, veintitrés personas participaron del primer club del trueque. En el garaje de la casa de De Sanzo dejaban sus productos y recibían a cambio una tarjetita impresa en computadora que registraba lo entregado y que luego intercambiaban para adquirir algo de lo que los demás habían llevado. A esas tarjetitas empezaron a llamarlas créditos, pero existían sólo en la PC. Cinco meses después, cuando había diez clubes gemelos, La Nacion dedicó a la actividad un artículo y Mariano Grondona entrevistó en su programa de TV a los fundadores, en una emisión que tuvo 30 puntos de rating. Desde entonces, la actividad se reprodujo por todo el país y no frenó su crecimiento hasta la crisis de la falsificación, en 2001.
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