Contemporáneo y clásico; creativo y colorido; funcional y despojado: cada uno de estos tres vecinos impuso en su departamento del sexagenario edificio Lanusse, icónico de zona norte, su combo de estilo
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Inés Hernández es periodista y directora editorial de la revista Susana. Optó por un departamento en el primer piso –los únicos con balcón-terraza– porque mezclaba las comodidades de un edificio con la sensación de vivir en una casa. Lo ambientó con una base neutra que le permite renovarlo fácilmente con detalles.
“Mis papás me tuvieron muy grandes, y mi familia tenía un anticuario. Cuando era chica, me daba vergüenza que todo lo que había en mi casa fuera viejo”, se ríe Inés. Y asegura que, en contrapartida, en sus viviendas de adulta eligió “todo moderno”. Este piso es su debut como dueña de un departamento (siempre había vivido en casas), y también la reconciliación con el encanto de lo antiguo. Hasta está atenta a las publicaciones del Buenos Aires Herald, que anuncian ferias por mudanzas de extranjeros, diplomáticos incluidos: “La casa se abre al público y todo está a la venta. Hay cosas muy buenas, y es un lindo programa”.
Inés conocía el edificio; de hecho, tenía una amiga de la infancia que vivía acá. “Es un clásico de La Lucila: fue el primero que se construyó en zona norte”. Además de la ubicación, sobre Libertador y a pocas cuadras del río, la convencieron el jardín que lo rodea, las bondades estéticas de la construcción y el amplio balcón-terraza que le tocó en suerte.
Carlota Ronchietto es artista plástica. Vive con su marido Francisco, su hija Catalina (estudiante universitaria) y el pequeño Félix en un departamento con vista al río que equipó trazando un delicado equilibrio entre el colorido de sus obras y la claridad de objetos cuidadosamente seleccionados.
Carlota Ronchietto es diseñadora de indumentaria, tuvo su propia marca de ropa (Índiga, con sede en Palermo) y, en paralelo siempre pintó, formándose en incontables talleres de arte. Con una hija universitaria, hace menos de un año fue mamá por segunda vez. Tal vez ese salto sea el mismo que le dio valor para hoy dedicarse de lleno a la pintura.
Adiestrado por años de pensar en términos de forma, estilo y color, no es casual que el ojo de Carlota Ronchietto esté afinado también para ambientar. En el departamento en el que vive con su marido y sus hijos, se luce no sólo una vasta colección de sus obras, sino también un recorrido personalísimo de objetos y muebles que, lejos de seguir un criterio estético ad hoc, se encadenan con ritmo propio. Diseños con su firma, hallazgos vintage, ítems clásicos y elementos contemporáneos conviven en armonía. Y con el río como telón de fondo.
Jackie Xydias eligió prescindir de las divisiones y convirtió su departamento del sexto piso en un amplio loft. La ambientación, actualísima y despojada, está inspirada en hoteles de varias ciudades a las que viajó para competir en maratones, triatlones o carreras en bicicleta.
Desde hace una década, Jackie se dedica a la competencia deportiva full time. Empezó a correr maratones en 2006; después, le siguieron las carreras en bicicleta. Aprendió a nadar el año pasado, y éste ya completó medio triatlón. Compitiendo es que viajó a innumerables destinos, y tomó de los hoteles en los que se hospedó ideas, conceptos y detalles arquitectónicos que aplicó en su departamento.
“Lo elegí por la ubicación, el edificio y la vista”, dice. La distribución interna era anecdótica. “Venía de vivir en lugares muy grandes: si me iba a mudar sola y a algo más chico, lo iba a readaptar para que me resultara lo más amplio posible”. De ahí que la obra eliminara todos los tabiques internos y se crearan muebles y divisiones livianas íntegramente en madera de incienso. “Contuve mi impulso de hacer todo en blanco y rosa y viré a algo neutro, por si después decido alquilarlo”.