Tres consejos claves para hacer que cualquier sueño pueda concretarse
Muchas personas abandonan sus metas porque sienten que no son posibles; sin embargo, hay algunos pasos que podemos seguir antes de dejarlas atrás
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Hoy te invito a reflexionar sobre los sueños. Todos nosotros tenemos objetivos a alcanzar o proyectos por concretar y que implican o abarcan todo aquello que esperamos; es decir, la esperanza, el futuro. Yo suelo expresar que, cuando mi mañana es más grande que el hoy, puedo ser un soñador; pero, cuando mi pasado es más grande que mi presente, existe el riesgo de que caiga en depresión.
Por eso, tengamos la edad que tengamos, está prohibido jubilarnos mentalmente. Siempre deberíamos procurar alguna meta en la vida. Ahora bien, mucha gente termina abandonando sus proyectos. ¿Qué deberíamos hacer cuando un proyecto no se concreta? Entre las muchas sugerencias que podríamos compartir, mencionaré las siguientes tres:
1. Hay que dividir el proyecto en pequeñas “porciones”
Dicen que “lo mínimo es lo máximo”. Si yo quiero lograr algo y no lo consigo, debo subdividir ese proyecto. Es decir, reducirlo a muchas acciones pequeñas y llevar a cabo dos o tres por día. De esta manera, me iré acercando a mi objetivo. Y si aun así no logro mi cometido principal, debo reducirlo todavía un poco más. En ocasiones, no logramos ver nuestros sueños convertidos en realidad porque los pasos que damos o las metas que pretendemos alcanzar son demasiado grandes. Dividir el proyecto es la primera sugerencia.
2. Hay que cambiarle la fecha
Muchos sueños no se cumplen no porque estén equivocados, sino porque la fecha para que algo suceda no es la más adecuada. Decimos: “Quiero lograr esto sí o sí en tal momento” y, tal vez, correr la fecha y posponerlo es lo que nos permitirá al fin concretarlo sin llegar a frustrarnos. Esta segunda sugerencia consiste en elaborar el proceso para llegar al suceso.
3. Hay que aplicar la ley del aprendizaje
Para alcanzar un sueño, es fundamental experimentar distintas alternativas. Es decir, probar A, probar B, probar C y probar F, hasta que alguna funcione. También necesitamos buscar un mentor, que es aquella persona que ya logró lo que a mí me gustaría lograr. Dicen que el inteligente aprende de sus errores, mientras que el sabio aprende de los errores de los demás, porque duelen menos. Para triunfar, debemos estar dispuestos a aprender, pues nadie lo sabe todo. Al probar diferentes alternativas, desarrollamos el pensamiento lateral, el hemisferio derecho o pensamiento creativo como se suele llamar.
¿Y, si después de seguir estas tres sugerencias, el proyecto aún no se transforma en una realidad? En este caso, hay que saldarlo. Esto significa que “cierro” el proyecto y acepto que no lo pude lograr, pero hice todo lo que estuvo a mi alcance para, al menos, intentarlo.
Seguramente ese sueño que no alcancé, con el tiempo, se transformará en un nuevo sueño, en una nueva meta, en una nueva esperanza. Al fin de cuentas, de eso se trata la vida: de sueños que se cumplen y de sueños que jamás vemos cumplidos. Lo importante es adoptar la mejor actitud: seguir creciendo y no darse nunca por vencido.
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