Tres artistas con mayúscula
Hace casi 40 años, Susana Rinaldi, Marikena Monti y Amelita Baltar protagonizaron tres mujeres para el show, un exito que se reedita
Las tres mujeres llegan puntuales. Las ropas en perchas. Las alhajas en bolsos. Y los peinados de peluquería en las cabezas.
Las tres mujeres se quejan por la falta de espejos y se encierran para cambiarse.
Las tres mujeres salen, una hora después, producidas. Como para un casamiento.
Amelita Baltar, Marikena Monti y Susana Rinaldi posan frente al fotógrafo de LNR. Con efervescencia adolescente. Casi, como si la increíble trayectoria musical que llevan encima no existiera.
Baltar: -Este es mi perfil.
Rinaldi: -Lo mío es tres cuartos de perfil. Para ser jodida soy jodida completa.
Monti: -Lo mío es el frente.
Las tres mujeres ríen.
Tienen tres nombres y tres apellidos que a estas alturas podrían ser nombres de calles, de escuelas, de teatros. En el libro de la historia de la música argentina de la segunda mitad del siglo pasado cada una de ellas tendría, por lo menos, su propio capítulo. Pero ahora vuelven a ser sólo tres mujeres.
R: -Dale, Marikena, enseñale a Nicole Newman.
B: -No subas los hombros...
R:- No, estaba mejor antes...
B:- No, no, no te apoyes en la banqueta.
Las tres mujeres ríen.
Si bien en 1973 ya se conocían, cada una hacía lo suyo y a su modo. Amelita Baltar cantaba folklore (casi por un despecho con Piazzolla); Susana Rinaldi, tango, y Marikena Monti, canciones francesas y lo que se conocía como música internacional. Fue entonces cuando dos productores poco prejuiciosos en eso de mezclar estilos las juntaron por primera vez. Si separadas eran un vendaval, en un mismo escenario resultaron un huracán.
El espectáculo se llamó Tres mujeres para el show y durante el año en que permaneció en cartel fue un éxito arrasador.
El fotógrafo pide repetir una toma.
R: -Ay... pará, pará que me saqué los anillos -dice mientras se atolondra para volver a armarse.
B: -¡Pero mirá la cantidad de alhajas que tenés!
Desde el 11 de noviembre, a 36 años del estreno de aquel espectáculo, Baltar, Monti y Rinaldi volverán a ser tres mujeres para el show, esta vez en Clásica y Moderna.
Amigas tomando el té
La pequeña mesa de Clásica y Moderna rebasa. Las tazas de té con leche y los tostados completos pasan de mano en mano sin tenerle el más mínimo respeto al grabador que registra la escena. Las tres mujeres son, antes que nada, tres amigas tomando el té. Y están felices.
Superponiéndose, corrigiéndose, interpretándose entre ellas, cuentan que el espectáculo nació en 1973 sin que nadie supiera bien de qué se trataba. Que Garrido y Almada, los productores, las convocaron porque tenían un lugar que se llamaba La Bola Loca (Maipú entre Paraguay y Córdoba), que era un bowling con un fast-food y que incluía una sala de teatro que nadie había usado.
R: -Había un segmento de público que ellos querían aprovechar y que no era solamente el que venía a jugar bowling. Pero era una tentativa, no un propósito de larga duración. Después, el público empezó a caer y a caer...
B: - Y cuando dice caer habla de todo tipo de público. Desde políticos hasta artistas. De todo.
R: -Y llamó la atención porque la tónica del espectáculo, que no te la voy a decir porque si no no tiene gracia, era no solamente expresarnos desde el canto con los repertorios bien diferentes que teníamos, sino hablar.
M: -Imaginate, año ’73. Era un momento tan difícil... Sobre todo de indefinición de país. Que nos animáramos a salir a hablar…
B: -¡Y tres mujeres! Lo primero que les dijeron a los productores fue: "¿Cómo van a hacer un espectáculo con mujeres? Las mujeres no venden. Están totalmente locos. Eso va al fracaso".
R: -Y no lo fue.
-¿Por qué?
R: -Creo que porque se juntó a tres mujeres que teníamos una sintonía muy fuerte. Una sintonía que, con el correr de los años, sigue igual.
-¿Ustedes eran amigas en ese momento?
B: -Eramos compañeras de trabajo, con Susana nos conocíamos de antes. Habíamos estado en Michelangelo. Nos hicimos amigas. Bueno, conocidas.
R: -Amigas hermanadas fuimos en Tres mujeres...
-¿Cómo eran?
B: -Yo era muy suelta. Demasiado suelta. Estaba en pareja con Piazzolla. Hubo un momento en que quiso separarse. Yo agarré el auto, a mi hijo, al perro y a mi mamá, y me fui a Mar del Plata a hacer Tres mujeres... No me atajaba nadie a mí. Vivía muy feliz. Con pocas ataduras. A veces demasiado libre. Y a veces con demasiadas pocas ataduras (piensa), a veces habría que haberme atado un poco más. Pero creo que era una mujer que vivía en libertad.
M: -Yo era muy feliz. Estaba muy enamorada. Para mí fue un momento de gran plenitud. Pero creo que uno toma conciencia de la felicidad cuando la felicidad pasó. Yo no he sido tan consciente de lo feliz que fui.
R: -Yo era lo suficientemente tímida como para agredir antes de que me agredieran. Siempre fui la mayor… siempre sentí la necesidad de amparar, de proteger. Yo me recuerdo en esos tiempos como madre y como hermana mayor. Y ahora, cuando Amelita hablaba de libertad, yo pensaba que curiosamente se podría decir que en la época de Tres mujeres... nos separamos las tres de nuestras respectivas parejas. Fijate qué importante que fue el espectáculo como símbolo de libertad. Y en este mundo traidor donde transigir es lo mejor, como dice la sabia María Elena Walsh, creo que lo que no hemos hecho ninguna de las tres ha sido transigir. Con nada. No perdimos nunca la dignidad. Y creo que en el mundo del espectáculo lo más difícil de resguardar es la dignidad del intérprete. Porque ahí hay convicción, ética, principios... hay tanta cosa. Y creo que eso, como pudimos, es lo que resguardamos y lo que nos reencontró hoy.
-¿Qué fue lo que pensaron ustedes cuando las convocaron? ¿No tuvieron prejuicios?
R: -Yo sentí una cosa bastante extraña. Sufría la indefinición del país en carne propia: acababa de parir a mi segundo hijo... Era un momento muy difícil, económica y emocionalmente hablando. Pero me arriesgué.
B: -Yo ya estaba con Piazzolla y me enojé con él porque no me incluyó en un plan. Lo habían llamado para hacer una gira por el país y, como le dio vergüenza proponerme, no me incluyeron. Le dije: "¿Así que no me incluiste?" Me agarré una guitarrita y me puse a hacer folklore. Por eso en el espectáculo yo hago folklore.
M: -A mí me asustó. Me pareció una cosa rara. Hasta que nos juntamos y lo empecé a ver. Fue algo que creció. Yo creo que lo interesante entre nosotras tres es que logramos tener complicidad y que tenemos una mirada que va hacia el mismo lado…
-¿Qué lado?
R: -Que estamos de vuelta de muchas cosas. Habiendo pasado muchas vicisitudes. Habiendo transitado otros terrenos.
B: -Creo que nos hemos vuelto más sabias. No nos pasaron los años al divino botón. Hemos acumulado experiencia y maduramos. Hemos volado con la cabeza. Tranquilizamos nuestro espíritu. Para tener esta maravillosa locura de las mujeres maduras. Esta sabiduría que hace que uno sepa muy bien lo que está pasando y participe, pero desde otro lugar.
-¿Se acuerdan del día del estreno, en el ’73?
R: -Me acuerdo muy bien. Había gente que vino a espiarnos para vaticinar lo peor. Gente que ya adelantaba cuáles iban a ser las peleas...
B: -Hacían apuestas para ver en qué momento nos íbamos agarrar de las mechas.
R: -En nuestro tiempo era muy difícil. La crítica te quería o no te quería. Y cuando no te querían no había nada que hacer.
-Ustedes vivían un momento histórico por el contexto. ¿Sentían que, además, estaban haciendo historia?
R: -No con ese peso, pero sí con la responsabilidad. No éramos tres irresponsables que salíamos a decir cualquier cosa.
B: -Eramos tres mujeres muy dignas. Teníamos peso como seres humanos y dignidad como mujeres.
-¿Por qué 36 años después?
B: -Habría que preguntarle a Dios. Tenía que ser. Son cosas que uno no maneja.
R: -Creemos que es una fórmula que está llena de vida. Y creo que dijimos que sí porque sabemos que va a ser maravilloso. Y que, en el fondo, nos importa muy poco el éxito. Nos importa esta comunión. Sí nos importa el público y que nos vaya bien, pero...
B: -Y ganar plata... Si no, ¿cómo pago este tostado?
-De estas personas que eran, ¿qué cambió casi 40 años después?
B: -Eramos mujeres que arrancábamos. Empezábamos a vivir una vida muy intensa. Hoy tenemos hijos enormes. Ya somos hechas y derechas. Y voy a decir una cursilería: yo siento que esto es una primavera espiritual para las tres. Esos tres espíritus de entonces ahora son enormes y se vuelven a reunir con toda la ternura de los recuerdos. Y con toda la seguridad del presente que vivimos hoy. Como artistas estamos intactas, somos más inmensas... Y hay un trasfondo maravilloso que reflorece en ese espectáculo. Tenemos la frescura de esa ilusión...
M: -Hay dos cosas que ninguna de las tres hemos perdido: el humor es una y la otra es que las tres nos hemos hechos solitas. Todo lo que hemos conseguido las tres mujeres que estamos acá lo hemos conseguido solas. No hemos tenido un señor al lado que nos patrocinara. Ese es el mérito número uno de las tres. Solitas hemos ido haciendo nuestro camino.
R: -Lo que no cambió es que somos y fuimos tres provocadoras. Quizás en aquel momento dudábamos un poco de la provocación. Hoy tenemos la certeza.
-En este reencuentro, ¿todo las une?
R: -Hay cosas que nos separan, yo lo puedo decir (mira a sus compañeras como quien va a hacer una confidencia grupal), como la política. En eso cada una tiene su pensamiento, pero lo que prima es el enorme respeto que nos tenemos. Una de las cosas que nos dijimos es que no vamos a tocar temas políticos. Por respeto a nosotras y al público. Porque el público no es el mismo y las circunstancias tampoco. Porque hace cuarenta años atrás teníamos un enemigo común y ahora el enemigo está diversificado. No es lo mismo. Entonces, ¿a quién le vamos a hacer el juego? Nosotras no podemos hacerle el juego a nadie. Somos tres artistas que decimos lo que pensamos, con la premisa, esta vez, de que de política no hablamos. Aunque eso no impide que recordemos las cosas que nos atrevimos a decir en tiempos en que para el enemigo común nadie debía hablar. Y ahí sí estábamos tremendamente unidas.
-¿Qué expectativas tienen con esta vuelta?
B: -A mí, desde hace años, la gente me recuerda Tres mujeres… en la calle. Y ésa es la gente que lo vio. Pero con el tiempo cada una fue sumando público. Así que todo indica que ese público va a venir a vernos juntas. Van a tener a los tres bichos juntos y por el mismo precio.
R: -Estamos seguras de que vamos a emocionar de la misma manera porque aquí todo pasa por la emoción. Y vamos a emocionar desde la palabra y desde la canción. Como emocionamos entonces.
Como hace 36 años, nada más provocador que tres artistas dignas arriba de un escenario. Como hace 36 años, pero hoy un poco más.
Más datos: Del 11 al 21 de noviembre, en Clásica y Moderna; Callao 892; 4812-8707; www.clasicaymoderna.com
Agradecimientos Amelita Baltar: Coiffeur Carlos Caamaño - Maquillaje Paula Delguy. Susana Rinaldi: Coiffeur Oscar Colombo - Maquillaje Walther de O. Colombo. Marikena Monti: Coiffeur Daniel CalderOn