Sin guion establecido y con diseños propios, la artista Caro Allende ideó su casa con colores y texturas que distinguen cada ambiente.
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En la vida de Caro Allende, creadora de Tinta Chini, primero fue el dibujo. Desde que era una chiquita, sus cuadernos se llenaban de figuras que salían de su imaginación. Con los años alimentó ese impulso natural en talleres de pintura, arte textil e ilustración, que realizó acá y en el exterior. Su carrera y su vida dieron un salto cuando la convocaron para hacer un mural para la estación Miserere de la línea A de subte, justo cuando estaba por nacer Elena (“la Chini”), su primera hija. Ahora, el proyecto está ampliado e incluye, además de sus alabados murales, toda una línea de acolchados y almohadones divinamente estampados.
Después de algunas reformas, como la unión del living y el comedor, planteó una ambientación con imágenes y colores bien equilibrados.
“Viví gran parte de mi vida en el Palacio Estrugamou, soy una malcriada de los espacios luminosos y los techos altos”, dice Caro sobre los detalles que la enamoraron de este departamento, que encontraron con Juan, su marido, en excelentes condiciones. Hoy, sus trazos están presentes en cada ambiente de su hogar, donde viven con sus hijos, Elena y Serafín.
Ingenio y buena mano
El fondo del mueble no es de machimbre: está hecho con una tabla de madera que se caló. Carolina lo pintó en la misma escala cromática de las cortinas que se animó a teñir en degradé siguiendo un tutorial.
Veníamos de una casa en tonos de beige y dorado, y quisimos algo distinto. El gris nos encanta, y como este también es mi espacio de trabajo, busqué algo que no me cansara ni resultara invasivo
En una de las paredes del living se encuentra el mural 'Poema' con un texto impreso. "Lo elegimos por lo que transmite y también porque no quisimos sobrecargar el espacio con otra imagen"
Ambientes muy personales
El dormitorio principal con pared curva se encuentra donde antes había un escritorio, a continuación del living. La cama, traída de la casa anterior, con respaldo de pana azul y tachas (Mesopotamia BA) marcó el rumbo del resto de la ambientación.
Una característica de los murales es que siempre sorprenden y, en los techos, ese efecto se multiplica. Nada mejor que los diseños geométricos para recortar espacios
Serafín, Elena "la Chini" y Caro juegan en el dormitorio del niño de la casa, que también usan como playroom. "Aunque no lo pensé deliberadamente, los cuartos hablan mucho de los chicos y Serafín es pura alegría", cuenta su mamá, orgullosa.
Al ver sus obras impresas en gran escala, Caro sintió que debía dar un volantazo y así nació su firma de murales y papeles que ya se extendió a una línea de textiles estampados.
La cama era un sillón de Mesopotamia que reformaron. Acolchado con estampas de bananas y almohadones de Tinta Chini, que se pueden combinar entre sí y con los papeles de pared. Manta tejida a mano (Lanitas Caro). Perchero de madera. (Fabrikken). Mochilas (Cosa Bonita Mini). El papel a rayas diagonales juega a la perfección con la alfombra heredada y con las diferentes estampas en un cóctel de buena energía.
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