Luego de sufrir relaciones tóxicas y un accidente, emigró a Alemania para volver a empezar: “Me preguntan cómo obtengo tanto dinero, la verdad es que gano un sueldo promedio”
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Melani Duboe no tardó en descubrir que en Alemania no todo es color de rosas y, aun así, hubo un aspecto de aquella cultura que le llamó poderosamente la atención y marcó una diferencia decisiva desde el comienzo: la manera de vivir el amor.
Oriunda de Rosario, Melani creció en una familia de clase media en la zona norte de la ciudad. “Nos criamos solos”, asegura, mientras recuerda sus días de infancia y adolescencia, tiempos en los que comenzó a trabajar a los 15 años para ayudar a su mamá. A pesar de las jornadas agotadoras, jamás desatendió sus estudios, culminó la secundaria y se inscribió para ser contadora pública: “pero fracasé, no tenía los medios”.
Entonces optó por estudiar para ser maestra de primaria, cursó en un terciario nocturno a fin de poder continuar con su trabajo. La joven ayudaba, se esforzaba e intentaba sacar adelante una vida en la que, por momentos, olvidaba priorizarse, cuidarse, atender su salud emocional. Las consecuencias fueron duras, entre ellas, sufrir relaciones tóxicas en extremo.
Con el tiempo llegaron la angustia, la depresión y el miedo, acompañados por ataques de pánico. Y más tarde, un evento que significó el despertar: un accidente, que le dejó dos clavos en el tobillo. “Entonces decidí que tenía que volver a empezar, que no todo estaba perdido, que merecía una segunda oportunidad”.
Alemania fue el destino elegido para el renacer, una tierra que le trajo nuevos retos, pero una gran lección: el amor es compañerismo y libertad.
Una visa de trabajo y la ilusión de reinventarse en Alemania
El clic interno trajo consigo la urgencia. Ahora que lo veía claro, Melani decidió actuar sin perder ni un segundo más de su tiempo, no quería más suspiros en vano, anhelaba dejar de experimentar esa sensación asfixiante que la acompañaba.
Al no contar con pasaporte europeo, se postuló para conseguir una visa de trabajo para estudiar y trabajar de niñera, hubiese querido dedicarse a la docencia, pero sabía que el inglés no bastaba para conseguir trabajo, ya que necesitaba como mínimo un nivel B1 para postularse en una escuela o en cualquier otro empleo.
Más rápido de lo esperado, obtuvo el permiso para trabajar de Au Pair y estudiar alemán; hizo sus valijas, y se ilusionó ante el nuevo comienzo y la posibilidad de poder homologar pronto su título docente.
Melani abordó el avión hacia su nuevo destino en medio de la pandemia. Hasta el último día trabajó en las escuelas donde ejercía su profesión. “Mis queridas escuelas...”, dice casi en susurro. Envuelta en miedos se despidió de su vieja vida. Estaba decidida a reinventarse.
Un impacto inesperado: “La relación es completamente sana y totalmente opuesta a mis experiencias en Argentina, donde el maltrato hacia la mujer es común”
Múnich amaneció radiante y Melani no podía salir de su asombro. Nada de lo que veía se parecía a lo que había dejado atrás. Alemania se veía tan prolija, tan medida, incluso en su forma armoniosa de distribuir los pueblos aledaños, los bosques y la ciudad.
El trato de la familia fue bueno desde el comienzo y, en sus horas libres, se esmeró por aprender un idioma por demás complejo, mientras realizaba todos los trámites necesarios para homologar su título. Y fue a los seis meses de su llegada que, entre el trabajo, las lecturas y las salidas con las nuevas amistades, la rosarina conoció a un alemán, un joven que le acercó otra forma de concebir al amor, lejos de las posesiones, las demandas y la toxicidad.
“Debo decir que me impactó muchísimo”, asegura. “Porque acá el respeto en la pareja lo es todo. A su vez, hay mucho compañerismo. Las actividades las hacemos juntos, cuando podemos cocinamos juntos, la relación es completamente sana y totalmente opuesta a mis experiencias en Argentina, donde el maltrato hacia la mujer es común, o el rol de la mujer es desvalorizado o limitado”.
“Todos los fines de semana, cuando tenemos tiempo libre, nos juntamos con amigos para ir a la montaña. Es muy común que las juntadas sean ir a la naturaleza, también puede ser un bosque, parque o lago de la zona”, continúa. “Otra cuestión llamativa es que la gente siempre viaja cuando tiene vacaciones a lugares de lo más variados. Se van dos veces al año, aprovechando al máximo los treinta días de vacaciones y luego los feriados. Es muy común ir de paseo a países como Suiza, Italia, República Checa y Austria”.
La relación con el dinero y el ritual infaltable: “Aunque llueva o haga frío, la gente sale a dar un paseo de todas formas”
Finalmente, un buen día Melani obtuvo su tan ansiada homologación y, al poco tiempo, fue contratada para trabajar como docente en un colegio internacional alemán/inglés, al que asisten niños de diversos rincones del mundo: “Una experiencia increíble, porque trabajamos las culturas de todos los que integran la comunidad, insertándonos a su vez en la cultura alemana en la cual vivimos. Es llamativo lo independientes que son los chicos en Alemania desde muy pequeños”.
Gracias a su pareja alemana, Melani pudo acceder a las costumbres locales de manera directa. Aparte de las actividades familiares compartidas, los paseos en la naturaleza con amigos, y los viajes, la joven rosarina descubrió a una sociedad que mantiene una relación muy ordenada con el dinero, consecuencia del hábito de ahorrar en su propia cuenta bancaria desde niños: “Los padres les abren una cuenta desde que nacen y a los 18, cuando la reciben de regalo, cada uno decide si lo ahorra, o compra un auto, o viaja”, revela.
“Acá la calidad de vida es alta, sin dudas, y pareja; el sueldo alcanza para que la gente pueda vivir, viajar y tener algunos ahorros”, continúa. “Como el invierno es muy frío y oscurece temprano, otra costumbre es jugar mucho a juegos de mesa en las casas. Pero, aunque llueva o haga frío, la gente sale a dar un paseo de todas formas, mínimo una vez por día, ya sea por la tarde y/o una vuelta a la manzana antes de ir a dormir”.
La comida, el medio ambiente y el transporte: “Y sí, hay muchas multas...”
Como amante de la alimentación saludable, Melani quedó sorprendida al encontrarse ante una sociedad mucho más desarrollada en relación a la comida de lo que esperaba. Si bien halló platos típicos calóricos y abundantes en los restaurantes, así como grandes bebedores de cerveza en los bares y las festividades, en las góndolas encontró un sinfín de productos relacionados al estilo de vida vegano, lo orgánico, y lo bio vegano. Aunque ella misma no siguiera aquella dieta, pronto supo apreciar los sabores y la filosofía detrás de las etiquetas.
“Hay mucha gente vegana. Y, relacionado a ello, para el alemán es muy importante el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente. Es algo que amo ya que tenemos diferentes lugares para reciclar y, por ejemplo, las botellas de plástico, vidrios y latas se reciclan por 25 centavos. Ahorro unos 6 euros en total por el reciclado. No hay basura y si te ven tirándola es posible que te multen”.
“Y sí, hay muchas multas, por ejemplo, cuando no cumplís con las reglas de tránsito”, continúa. “Los medios de transporte urbano, por otro lado, son excelentes y siempre llegan a tiempo. Se pueden rentar bicicletas, monopatines y motos. Con mi novio alquilamos un monopatín y manejamos juntos por la ciudad. Es algo muy común, especialmente cuando estás llegando tarde a un lugar. Asimismo, podés tomar taxis o autos compartidos, también para largas distancias. En relación a las vacaciones, también hay gente que alquila desde siempre los cuartos de sus casas y es muy accesible. Para el verano, Alemania hizo un ticket a 9 euros para recorrer todo el país. Con ese ticket recorrí mucho Alemania. Todos los alemanes quedaron muy contentos con la iniciativa”.
Nunca es tarde: “La vida siempre nos da segundas oportunidades, tan solo tenemos que estar dispuestos a cerrar la página y a abrir un nuevo capítulo en nuestras vidas”
Tal vez, el calendario indique que el tiempo transcurrido en Alemania no ha sido demasiado, pero Melani lo siente como toda una vida. Atrás quedó su querida Argentina, con sus luces y sombras, un lugar donde los dolores en cuerpo y alma supieron ser agudos, aunque no permanentes. El amor tóxico ya no forma parte de su realidad, y hoy la joven de Rosario lo sabe: con voluntad otra vida es posible y siempre se puede volver a empezar.
En el camino, también aprendió a nutrir amistades en escenarios que no le eran habituales: una montaña, un lago y el bosque. El mundo, de pronto, pareció achicarse en una Europa accesible y enriquecedora.
“Lo que más me gusta de vivir en Alemania es que la gente no le suele dar tanta importancia a lo material, porque prefiere tener miles de experiencias viajando y conociendo, es decir que, si te cruzás con alguien que tiene unos 30 años, te va a contar que recorrió medio mundo aproximadamente. ¡Y algunos conocen más lugares de Argentina que yo!”, asegura. “A veces, la gente me pregunta cómo hago para obtener tanto dinero y viajar. Y la verdad es que gano un sueldo promedio, pero que alcanza para recorrer muchos lugares, tener mis gastos personales, más los gastos de la casa y generar ahorros. Y a veces también enviar dinero a mi familia en Argentina”.
“Quisiera transmitir que nunca es tarde, la vida siempre nos da segundas oportunidades, tan solo tenemos que estar dispuestos a cerrar la página y a abrir un nuevo capítulo en nuestras vidas… sin importar lo que la gente diga, porque algunos te van a apoyar y otros criticar. Criticar es lo más fácil porque, claro, cuando el que está enfrente no se anima, te minimiza. Qué mejor que alejarse de todo eso y vivir. En Alemania a la gente no le importa lo que hacés o no con tu vida. Cada uno vive en su burbuja...”, reflexiona.
“Ojalá la gente pueda tomar conciencia de que tienen muchas puertas para abrir si dejan el miedo de lado. Realmente es una experiencia maravillosa”, concluye.
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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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