Cuando emigraron al país ibérico atravesaron momentos muy duros, hasta que llegaron a un rincón que los enamoró.
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Victoria conocía España, había vivido allí de pequeña y los recuerdos de aquella época regresaban a su memoria cada día con mayor frecuencia en el marco de una Argentina que, por momentos, parecía querer expulsarlos.
“Es tiempo de irnos”, soltó cierta vez en una conversación que involucraba la economía, la política y la seguridad. Irse, para Victoria, tenía cierto sabor a volver, pero para Matías -su pareja y el padre de sus hijos- significaba dejar atrás su universo conocido para emprender un camino incierto.
En Buenos Aires, los amigos y la familia abundaban, y sus ingresos los sostenía sin demasiados contratiempos. Él se dedicaba a la venta de autos y ella manejaba su negocio de ropa con sucursales en Belgrano y Olivos. Y, aun así, las tensiones en la atmósfera, las grietas y la inestabilidad social que podían respirar en el aire, los alentaba a tomar coraje y partir: “Nuestra historia se parecerá seguramente a la de muchos migrantes que, siguiendo su corazón y su instinto, decidieron probar suerte en otra tierra”.
Un largo adiós: “Debíamos partir con la visa correcta”
La despedida fue larga y dejar el barrio no fue sencillo. Desde el momento en que tomaron la decisión hasta el día en que abordaron el avión que los llevaría a Madrid, transcurrió casi un año dedicado a los trámites necesarios. Sabían que apresurarse era contraproducente y que un buen comienzo dependía de una buena llegada.
“No solo había que cerrar un ciclo importante de nuestras vidas, sino que sabíamos que debíamos partir con la visa correcta, que demora su tiempo”, observa Vicky Harispe.
El 2 de febrero de 2020, quince días antes del cierre definitivo de las fronteras de un planeta en ebullición, Victoria, Matías y sus dos hijos dejaron sus afectos y su casa atrás, y metieron más de tres décadas y media en cinco valijas, dispuestos a barajar y dar de nuevo en España.
Una llegada difícil: “Después de la tormenta siempre llega la calma”
La idea era parar poco tiempo en Cádiz, donde tenían familia cercana, para luego encontrar un lugar propio en España. Nada salió como habían imaginado, la noticia de la pandemia sacudió al mundo y los sorprendió allí, con dos niños pequeños, Charo y Milo, que por aquel entonces tenían 4 y 1 año, respectivamente.
El encierro por tantos meses fue complejo. Al golpe del desarraigo se le sumó un confinamiento inesperado, donde convivieron las nostalgias, los temores y los procesos emocionales de cada integrante de aquel hogar.
“Después de la tormenta siempre llega la calma, dicen. Y así fue. Al tiempo comenzaron a liberar las medidas y, con la experiencia vivida, nos dimos cuenta de que queríamos recorrer un poco España antes de elegir dónde instalarnos”.
Encontrar un lugar en el mundo: “Es una ciudad pequeña a la que no le falta nada”
El sol había salido y España amaneció ante ellos por fin luminosa. Los miedos aún presentes en la sociedad y el mundo, los combatieron con caminos y rutas, donde las ciudades y los pueblos desfilaron ante sus miradas fascinadas y expectantes.
Y fue así que de casualidad llegaron a Almería y se enamoraron de aquella provincia situada al sur de España. Decidieron sentar bases en Roquetas de Mar: “Es una ciudad pequeña a la que no le falta nada: tiene hermosas playas, buena gastronomía, mucha naturaleza y gente muy amable y educada”, asegura Vicky. “Acá la vida es muy tranquila, segura, sin sobresaltos ni estrés, comparada con Buenos Aires”.
“Nos llamaron la atención varias cosas de Almería. Aparte de la corrección de la gente, las personas, con cualquier ocupación simple, viven bien”, continúa. “Se duerme la siesta de 14 a 17 y nada queda abierto en el barrio. Los adultos mayores salen, bailan, comen afuera, caminan por la playa con amigos”.
“También nos asombró que si te olvidás el teléfono en un parque lo más probable es que te llamen para devolvértelo o que lo dejen en objetos perdidos de la policía. Los negocios trabajan a puertas abiertas sin temor a que los roben y hay buen clima entre la gente, que irradia felicidad y se saluda por la calle, un espacio donde nadie toca bocina y se respeta mucho a los peatones”.
Ir al colegio y trabajar en Almería: “Aconsejamos que la migración sea responsable, esto significa que se preocupen por venir organizados”
Entre los paseos en la naturaleza y una pandemia que comenzaba a ceder, los hijos de Matías y Victoria comenzaron a relacionarse con sus pares. Cuando Milo cumplió los dos años empezó a concurrir a una guardería, mientras que a Charo le tocó sumarse al primer grado: “Ahora van juntos al mismo cole, Milo está en sala de cuatro y Charo en segundo”.
“El colegio es público, bilingüe y multicultural”, cuenta Vicky, quien junto a Matías coordina un grupo de Facebook llamado Argentinos en Almería. “Tienen mil actividades, baile, robótica, inglés, básquet... Entran a las nueve y salen a las cuatro, los dos se hicieron amigos muy rápido y se adaptaron muy bien”.
Victoria y Matías, por otro lado, poco a poco comenzaron a integrarse en una sociedad que, finalmente, los abrazó por completo. Tras algunos ingresos esporádicos, una nueva posibilidad se abrió ante ellos: involucrarse en la industria inmobiliaria, un rubro dinámico y cada día más consultado por los migrantes provenientes de la Argentina.
“Nos llegaban consultas de muchas familias y personas que querían seguir nuestro camino y atreverse a un cambio de vida; ellos nos dieron el puntapié para nuestro emprendimiento de alquiler temporario de pisos completos, muy bien equipados para la llegada de argentinos que se animan a emigrar”.
“A su vez, de la mano del emprendimiento brindamos lo que nos hubiese gustado recibir cuando nosotros fuimos los recién llegados: un espacio de asesoramiento, contención y experiencia”, agregan ambos. “Migrar es una experiencia personal y vivencial, donde los recursos más importantes no tienen forma ni peso sino sentimientos. Por ello siempre aconsejamos que la migración sea responsable, esto significa que se preocupen por venir organizados, con la documentación correspondiente y con el alquiler inicial resuelto para poder hacerle frente a los nuevos cambios y a cualquier propuesta laboral”.
“Nos interesa ayudar con todo lo necesario para que el cambio no sea tan abrupto. No es lo mismo migrar a Madrid, Barcelona o Valencia, grandes ciudades competitivas con costes más elevados. Creemos que es conveniente afirmarse en una ciudad de costo más bajo, organizada, y en auge de crecimiento, ya que ofrece un abanico de nuevas posibilidades. Claro que eso puede ser relativo, pero llegar a un lugar seguro con muchas cosas resueltas es un valor agregado”.
Los aprendizajes de migrar: “Te hace cambiar maneras de pensar obsoletas, te vuelve más humilde”
Migrar involucra atravesar un proceso complejo, suele decir Victoria, provoca un cambio de perspectiva y, a su vez, marca que nunca es tarde para volver a empezar. Allá, por el 2018 y junto a su pareja, el sueño de volar hacia el país ibérico había comenzado a gestarse tibio pero seguro. Hoy, a poco de cumplir los tres años en España, ellos comprenden que la brecha entre fantasía a la realidad puede ser muy grande y que semejante cambio de vida conlleva impactos por momentos demasiado duros, donde el camino en un comienzo es solitario y un tanto oscuro, pero que, poco a poco, se ilumina.
“Después de haber tenido los mismos amigos de toda la vida del barrio, volvés a hacer amigos nuevos a los cuarenta, que se transforman en familia; estás atento a documentación propia y de amigos también, se festeja cuando salen las residencias y nacionalidades propias y ajenas y los logros también, porque en resumen estamos todos volviendo a empezar. Socializar se vuelve muy importante porque estamos lejos de la familia. Los amigos, sin dudas, se vuelven un sostén vital”.
“No es un camino llano, sin embargo, se puede recapitular, tirar el tablero y volver a repartir las fichas. Es cierto que de repente te ves haciendo cosas que pensaste que nunca harías, como agarrar cualquier trabajo para salir del paso. Pero eso mismo te hace cambiar maneras de pensar obsoletas, te vuelve más humilde. En un sentido morís y resurgís distinto”.
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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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