Tras 160 años, confirman que Charles Darwin tenía razón sobre la pérdida del vuelo en insectos
Una investigación corroboró la explicación que Charles Darwin dio hace 160 años sobre que muchas especies de insectos en islas no pueden volar, a diferencia de la mayoría de variedades continentales.
En las pequeñas islas que se encuentran a medio camino entre la Antártida y lugares como Australia, casi todos los insectos perdieron esa capacidad. Las moscas caminan, las polillas se arrastran.
"Por supuesto, Charles Darwin conocía este hábito de pérdida de alas de los insectos de las islas", dice en un comunicado la estudiante de doctorado Rachel Leihy, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash (Australia).
"Él y el famoso botánico Joseph Hooker tuvieron una discusión sustancial sobre por qué sucede esto. La posición de Darwin era engañosamente simple. Si volás, te lanzás al mar. Los que quedan en tierra para producir la próxima generación son los más reacios a volar, y eventualmente la evolución hace el resto. Voilà".
Pero desde que Hooker expresó sus dudas, muchos otros científicos también lo hicieron. En resumen, simplemente dijeron que Darwin se equivocó.
Sin embargo, casi todas estas discusiones ignoraron el lugar que es el epítome de la pérdida de vuelo: esas islas "sub antárticas". Situadas en los 'rugientes cuarenta' y 'furiosos cincuenta' -en alusión a su latitud-, son algunos de los lugares más ventosos de la Tierra.
"Si Darwin realmente se equivocó, entonces el viento no explicaría de ninguna manera por qué tantos insectos perdieron su capacidad de volar en estas islas", dijo Rachel.
Utilizando un gran conjunto de datos nuevos sobre insectos de las islas subantárticas y árticas, los investigadores de la Universidad de Monash examinaron cada idea propuesta para explicar la pérdida de vuelo en los insectos, incluida la hipótesis del viento de Darwin.
Informado en Proceedings of the Royal Society B, muestran que la de Darwin era la explicación adecuada para este "lugar más ventoso". Ninguna de las ideas habituales (como las propuestas por Hooker) explican el alcance de la pérdida de vuelo en los insectos subantárticos, pero la idea de Darwin sí. Aunque en una forma ligeramente variada, de acuerdo con las ideas modernas sobre cómo evoluciona realmente la pérdida de vuelo.
Las condiciones ventosas hacen que el vuelo de los insectos sea más difícil y energéticamente costoso. Así, los insectos dejan de invertir en el vuelo y su costosa maquinaria subyacente (alas, músculos de las alas) y redirigen los recursos a la reproducción.
"Es notable que después de 160 años, las ideas de Darwin continúen aportando conocimientos a la ecología", dijo Rachel, autora principal del artículo.
El profesor Steven Chown, también de la Facultad de Ciencias Biológicas, agregó que la región de la Antártida es un laboratorio extraordinario en el que resolver algunos de los misterios más perdurables del mundo y probar algunas de sus ideas más importantes.
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