"Toro Poderoso".
Una maestra rural
en el fin del mundo.
Liliana Juliá nunca se detiene frente a la adversidad y le agrega a su trabajo de docente el plus de la pasión por lo que hace. Pese a las dificultades de un clima hostil y de una geografía inaccesible, ella siempre sale adelante y puede resolverlo todo, por eso es una mujer "Toro Poderoso" de acuerdo con los valores de la nueva Fiat Toro 2020.
Puerto Almanza
En el poblado más austral del país viven al menos cien vecinos que se dedican a la pesca artesanal de centolla y a la recolección de mejillones. Como en todo el sur de la provincia de Tierra del Fuego, las condiciones del clima son extremas: la nieve y las temperaturas bajo cero son moneda corriente, el sol calienta muy poco y desde el mar llega una brisa antártica que hiela el aliento.
Sur de Tierra del Fuego
Al menos 100 habitantes
Un pueblo chico con el
corazón muy grande
A pesar de la adversidad de su ubicación geográfica, Almanza es un pueblo pintoresco de casas de chapa y madera construido sobre la ribera del Canal de Beagle que le da la espalda a un frondoso bosque fueguino lleno de ñires, lengas y coihues, donde suelen verse algunos perros mestizos que deambulan por ahí y comen pescado, y también algunos caballos. Hay lanchas y botes estacionados en la playa, hay un destacamento policial, hay una sala de primeros auxilios y también hay una escuela con cuatro alumnos y una sola maestra.
Liliana Juliá
Ella tiene 48 años, nació en Salta y estudió en Formosa, donde también ejerció como maestra rural. Hace más de diez años que vive en Ushuaia y desde hace dos años se traslada de lunes a viernes a Puerto Almanza, por más de dos horas de ida y otras tantas a la vuelta, para dar clases con la modalidad "plurigrado", una metodología que se practica en las escuelas rurales con pocos alumnos de distintas edades.
Un corazón enorme
La escuela donde Liliana es la única maestra está ubicada a 75 kilómetros de Ushuaia y tiene un nombre que toca el corazón de todos los argentinos. Se llama "44 héroes del submarino ARA San Juan" y fue bautizada así porque sus habitantes fueron las últimas personas que vieron pasar al submarino navegando rumbo al Atlántico Sur, el lunes 13 de noviembre de 2017, 48 horas antes de perder todo contacto y naufragar en la inmensidad del océano Atlántico.
Los nenes siempre me cuentan que vieron pasar al submarino frente a la Isla de Navarino. Es un tema muy sensible para ellos y para sus familias y en general para todos los fueguinos, igual que el tema Malvinas.
Cuenta la maestra. Ese día el submarino navegaba a flote y era visible para las pocas personas que pudieron verlo porque la profundidad del canal en esa zona es muy escasa y no podía sumergirse. El recuerdo de su paso es imborrable.
Hasta 2017 daba clases en la Escuela
Nº
24 de Ushuaia y cuando me ofrecieron venir,
no lo dudé.
Liliana cuenta que está acostumbrada al frío extremo de Almanza, donde por su ubicación, en invierno, llega muy poco el sol, nieva frecuentemente, las temperaturas se ubican bajo cero y los caminos resultan inaccesibles.
Desde que se inauguró la escuela, el año pasado, tengo cuatro alumnos. Ahora se van tres hermanitos, pero vienen otros tres niños para el nivel inicial, por lo que la matrícula no ha variado. Seguramente vengan más niños cuando inauguren la nueva ruta.
Liliana sintetiza las razones por las que hay pocos niños en el pueblo con un dato muy concreto: la mayoría de los habitantes son pescadores, hombres con piel de cuero y más bien huraños que viven solos y trabajan todo el día. Una realidad que podría cambiar pronto con el nuevo corredor, trazado desde Ushuaia hasta el pueblo por la orilla del Canal de Beagle, conocido antiguamente como ruta K.
Hasta ahora, el único acceso terrestre al pueblo se hace por la ruta provincial J. Si se mira desde el cielo, parece un pequeño sendero serpenteante trazado por hormigas en la inmensidad del bosque. Si se la recorre, el camino de tierra, de ripio, de nieve y de hielo parece una pista de rally en Escandinavia. La ruta es tan bella como peligrosa: los desniveles y los árboles dominan la vista en un entorno donde no existe el tendido eléctrico y tampoco señal para celulares. No es fácil recorrerlo todos los días, de ida y vuelta, y menos hacerlo en invierno, cuando la nieve se apisona y se convierte en hielo muy patinoso.
Liliana lo hace a diario aunque llueva o nieve, con la ayuda de una camioneta doble tracción del ministerio de Educación de la provincia de Tierra del Fuego.
"Soy la única maestra de la escuela: enseño, limpio y preparo la merienda", cuenta Liliana sobre su jornada de trabajo doble turno, de 8 de la mañana a 15, con un corte de 12 a 13 para que los chicos almuercen en sus casas.
De la pesca artesanal al turismo
Las casitas de chapa y madera de Almanza le aportan al paisaje un aire despojado que se completa con un puñado de pequeñas embarcaciones de colores desde donde se levantan las jaulas artesanales con la exquisita centolla, la joya del Canal de Beagle.
En Almanza hay un puñado de hosterías y algunos restaurantes donde se comen los frutos del mar más que frescos y a precios accesibles. El médico viene una vez por semana, pero hay una sala de primeros auxilios, que funciona en la escuela, con un enfermero permanente.
Grandes distancias,
enormes desafíos
Liliana cuenta que en estos años desarrolló un vínculo casi maternal con los nenes. Un sentimiento parecido al que le tocó vivir 4.000 kilómetros al norte del país, cuando fue maestra rural en la escuela Nº199 Fray Bartolomé de las Casas, emplazada dentro de una colonia de pueblos originarios, en el departamento de Patiño, Formosa.
Tanto en el norte como en el extremo sur "la forma en la que se abordan los contenidos es la misma: en el plurigrado todos estamos en la misma aula y se dispone el trabajo de manera similar".
"En la escuela estamos bien equipados y no nos falta nada. Lo único que no tenemos es un patio para jugar en invierno, pero apenas el clima lo permite salimos a hacer caminatas", cuenta la maestra.
Liliana es una maestra Toro Poderoso
Después de dos años de viajar y enseñar todos los días en la escuela del pueblo, desarrolló un vínculo muy fuerte con los niños y se siente parte de la comunidad de Almanza. "Todos los vecinos me conocen, con el tiempo formamos como una gran familia comunitaria".