Tomás Hodgers, el escritor que atrapa y desconcierta con sus hilos de Twitter al filo entre la ficción y la realidad
Con más de 50.000 seguidores, el joven de 26 años logró explotar un formato novedoso y que juega con el límite de lo verosímil; en diálogo con LA NACION, contó su historia
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Tomás Hodgers es un joven de 26 años recién recibido de abogado y que trabaja en el ámbito del derecho. Sin embargo, tiene miles de seguidores en las redes sociales por otro motivo. Durante los últimos años, fue uno de los impulsores de un formato que todavía destaca por lo novedoso: los cuentos escritos en hilos de Twitter. En diálogo con LA NACION, relató cómo comenzó esta idea, su vínculo con la literatura y de qué manera fusiona los mundos del derecho y la literatura en su vida.
Tomás es rosarino, pero vive en la ciudad de Buenos Aires hace poco más de seis meses. Se mudó a la Capital poco después de conseguir su título y actualmente trabaja en derecho aplicado al ámbito corporativo y bancario.
Nada de esto tiene que ver con su cuenta de Twitter @tomashdg, donde tiene más de 56.000 seguidores. Allí, comparte cuentos e historias, en las que juega con el límite entre lo real y lo ficticio, a través de hilos. Con ese formato, consiguió millones de impresiones en la plataforma.
El inicio de sus hilos en Twitter
“Escribo desde siempre, desde que soy chico”, contó Tomás al comienzo de la entrevista con este medio. Después de años de lectura y escritura, se animó a publicar en Twitter mediante capturas de pantalla, herramienta que usaba para compartir sus textos enteros sin la limitación de caracteres. Al notar que generaba buena repercusión, y que existía cierto interés por parte de algunos usuarios, decidió seguir adelante.
En julio del 2020, vio un hilo que le hizo descubrir una nueva manera de contar historias. En aquel entonces, el joven se topó con una publicación de Juan Pablo Fiorenza. Allí, el usuario relató una atrapante historia sobre una rivalidad con otro papá que se desató en medio de un juego de bingo por Zoom que organizaba el colegio de su hijo.
Al ver el impacto que generó y la manera de contarlo, Tomás entendió la ventaja que significa este formato dentro del universo de Twitter. “Cuando vos pegás un screen, el usuario de Twitter se asusta y a lo mejor el texto es exactamente lo mismo que un hilo, pero le ponés una hoja entera de Word y no la leen. Si lo vas llevando de a poco el usuario se va enganchando”, explicó. En esa misma línea, definió que es clave “un primer tuit que sea disruptivo y llame la atención”.
Con este nuevo enfoque, el abogado adaptó varios de sus textos al formato de hilo y siempre lo tuvo en cuenta a la hora de postear en Twitter lo nuevo que escribiera. Ya con sus primeras publicaciones con este estilo, el éxito fue grande: “Pegué dos o tres hilos arriba de 50.000 likes y ahí ya se hace una bola que crece sola y cualquier cosa parece que funciona”.
Su primer hilo viral fue también en 2020, concretamente el 23 de julio. “Fue la historia de un amigo que le gustó una chica en el supermercado y la persigue por todo el lugar. En su momento tenía 6000 seguidores y pasé a 25.000″, explicó.
Jamás pensé que esto podía pasarme, pero sucedió. Me enamoré en el supermercado. No se los recomiendo. No esperaba este final. Lo que les voy a contar esta vez no es un cuento.
— Tomás Hodgers (@tomashdg) July 23, 2020
Las ventajas y desventajas de Twitter
En comparación con otras redes sociales, Tomás Hodgers destacó el funcionamiento de la plataforma de Elon Musk en cuanto a la exposición. “Cuando tenés muchos seguidores te muestra a todo el mundo. En Instagram es siempre a tus seguidores, más cuando encima no es una red social de texto sino de imágenes. No funciona de la misma manera”, comparó.
En cuanto a su público, el autor valoró la variedad que tiene. “Puedo combinar el pibe que no lee otra cosa con un gran lector y eso me encanta de Twitter. Eso no le pasa a un escritor, que en general tiene su público y sabe a quién le vende. Yo no sé a quién le vendo. Incluso en Twitter, hay usuarios que sabés a quién apuntan. A mí no me pasa, no puedo encontrar un patrón”, argumentó. En ese sentido, agregó que esa presencia de lectores con experiencia en sus hilos lo motiva aún más a mantener alta la calidad.
Más allá de la exposición, también remarcó el desafío que significa poder captar la atención de los usuarios desde el comienzo: “El de Twitter es un usuario muy dinámico, te lee tres tuits y si no le gustó cerró el hilo y se va a otra cosa. Está bueno el desafío de los que hacemos esto, el poder atraparte del primer tuit al último”.
Para medir el nivel de gancho que generan sus historias, más allá de los números nominales de exposición que consiga el hilo, compara las impresiones entre el primer tuit y el último. De acuerdo a las mediciones que realiza Tomás, si alcanzó un 30 o 40 por ciento de personas que leyeron el hilo completo, lo considera un porcentaje positivo.
El formato de hilos también representa una dificultad en cuanto al proceso creativo. Tomás tiene historias completas en su blog, pero sus creaciones pasan por el proceso de ser fragmentadas para encajar de manera correcta en un hilo de Twitter: “Cada tuit tiene que ser autónomo y tener vida propia. Eso es complicado porque el que escribe no está acostumbrado a eso, a que le digan de resumir una idea en 280 caracteres. Después, esa idea tiene que tener algo en común con las otras y a su vez formar una historia”.
El proceso creativo y la línea fina entre realidad y ficción
Al trabajar y vivir del derecho, Tomás no tiene una rutina en la que dedica cierto tiempo fijo a escribir, sino que depende de los momentos. En la charla con LA NACION, contó que en todo momento está atento a escuchar historias de otros y a sus propias ocurrencias para poder desarrollarlas: “Escucho muchas historias de amigos o de gente y busco si vale la pena contarlas. Si tengo una idea y digo ‘esto puede funcionar’, ahí sí me obsesiono y le dedico mucho tiempo”.
En esa línea, se diferencia de lo que hacen los autores que viven de la escritura. “Para los escritores es un laburo. Te levantás a las 7 y te ponés a escribir, tengas o no inspiración, siempre hay algo que hacer o que pulir. Yo no tengo una rutina que me pongo todos los días porque si no tengo nada que valga la pena, no escribo”. Con respecto a la exigencia de sus creaciones, dejó en claro los factores que deben estar alineados: “No es el qué o el cómo. Es que lo que contés esté bueno y que además lo cuentes bien. Ninguna de las dos funciona aisladamente”.
Uno de los elementos más atractivos de sus hilos suele ser el difuso límite en la ficción y la realidad. Los usuarios que leen sus historias nunca terminan de tener claro si lo relatado es un anécdota, es todo inventado o tiene un poco de ambas cosas. “Todas las historias tienen algo de ficción y algo de realidad. Me encanta nunca decir cuánto tiene de cada uno y que la gente piense lo que quiera pensar. Yo jamás salí a decir que algo es verdad o mentira porque me encanta que la gente se compenetre”, respondió sobre el tema.
Sobre este aspecto, considera que la facilidad de identificarse con lo contado es una de las claves de su éxito: “Todos tienen algo de verdad y todas son verosímiles, si no pasaron podrían haber pasado y eso engancha mucho en Twitter”.
La monetización y la posibilidad de vivir de la escritura
A pesar de las miles de interacciones que tienen sus hilos, Tomás considera lejana la posibilidad de generar un ingreso importante de la escritura o siquiera de monetizar su contenido. “Me encanta escribir, pero también me gusta el derecho. Por ahora me gusta jugar de equilibrista entre las dos cosas. Me gustaría escribir un libro, pero no lo tengo tan en mente. El camino de vivir de la literatura es mucho más escabroso que el de vivir del derecho. Yo esto me lo planteé hace unos años y cuando vos tenés que jugar fuerte se complica”, analizó.
Con respecto a la posibilidad de monetizar su contenido, consideró que “Twitter es red la más complicada de todas” para hacerlo: “El seguidor de ahí es medio distraído, te lee porque te encontró, nunca te va a buscar. Si le cobrás a alguien por una historia, ahí ya reducís tu audiencia muchísimo”. “Ponele que 1000 como mucho te paguen un dólar, te queda una muestra muy chica si querés crecer y que la gente te conozca más. Es el debate entre monetizo y achico la audiencia o la idea de crecer para llegar a escribir un libro”, contrastó.
Gracias a su éxito, una de sus historias llegó a ser contada en Perros de la calle (Urbana Play), en la voz de Benjamín Rojas. Sin dejarse encandilar por esas luces, Tomás se mantiene en el mismo camino y busca continuar con la calidad de sus creaciones, que lo llevaron hacia donde se encuentra hoy.
“Los hilos para mí, una vez que los escribís ya tienen vida propia y hacen su propio camino. Cada historia tiene públicos diferentes. Es un mundo que se buscan ideas todo el tiempo y hay tantas cosas hechas que intentar ser original es muy difícil. Por eso, que alguien valore y diga que mi idea está buena, la verdad que es un honor”, esgrimió sobre su llegada a tanta gente y la aparición de su contenido en la radio.
Por último, el joven definió la intención que aplica en sus cuentos: “Hay gente que me dice que cuento una historia muy sencilla con palabras muy complicadas o que no entendieron el final porque creen que muchas cosas son de verdad. Intento meterle algo de literatura: un final complejo, abierto, no contar todo. Meterle literatura aunque la historia sea real está bueno, esa sería la conclusión”.
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