El Ciclo Básico Común de la UBA que abrió en la sede Barrio 31 de la fundación Scholas Ocurrentes tiene en este momento 240 alumnos y apunta a crecer; las historias de los vecinos que quieren ser universitarios
- 10 minutos de lectura'
Parecen estar tan cerca, a unos 200 metros de distancia como mucho. Desde el modesto edificio de ladrillos de Scholas Ocurrentes, ubicado en el límite oeste del Barrio 31 Bis, se puede observar en detalle el contrafrente de la Facultad de Derecho y sus clásicos toldos verdes. Pero la aparente cercanía entre los dos edificios no es más que una ilusión óptica. En realidad, a ambos lugares los separa un abismo, o, más literalmente, un muro con alambre de púas, las vías del tren y luego otro muro con alambre de púas.
“Es loco, ponés el GPS para ir a cualquier lado de la capital y te dice: ‘Caminá tres minutos y tenés la estación de subte tal’. Y vos sabés que es verdad, que tenés la estación ahí cerca, pero no podés acceder. Para cruzar al otro lado, a la Facultad de Derecho, tenés 45 minutos caminando o unos 30 en bici”, dice Teodoro Aquino Del Valle, paraguayo nacionalizado argentino, de 57 años, que empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA) hace casi un año.
Consciente de esta limitación, hace cuatro años, José María del Corral, fundador y actual director mundial de la fundación Scholas Ocurrentes, presentó ante las autoridades de la UBA un proyecto que al principio fue percibido como descabellado pero que hoy es una realidad: abrir una sede del Ciclo Básico Común (CBC) en el edificio de Scholas “Barrio 31″. “Obviamente, me miraron como si fuera un extraterrestre. Pero no solamente eso, sino que me dijeron: ‘Pero si tienen el CBC ahí nomás, enfrente, en Derecho. Yo les respondí: ‘Está a millones de kilómetros’. Son muchos los que piensan que estamos muy cerca”, plantea hoy, desde una amplia sala de usos múltiples de Scholas.
Hoy, asegura, su proyecto no deja de crecer. En julio de 2021, cuando empezó a funcionar la nueva sede del CBC -con unas pocas materias y con un puñado de profesores de la UBA que se ofrecieron como voluntarios- se anotaron 50 estudiantes de todas las edades. Hoy, menos de dos años después, los alumnos superan los 240. “Éramos optimistas con el proyecto, pero el crecimiento que está teniendo superó nuestras expectativas”, suma del Corral.
“Muchos ven el CBC como algo inalcanzable”
Son las 18:40, ya anocheció, y en el aula 1 de Scholas Ocurrentes un profesor de Análisis Matemático dibuja una función sobre la pizarra y explica cómo sacar las asíntotas. Lo escuchan nueve alumnos y la hija de una de ellos, mientras gira un mate. Por momentos, el docente levanta la voz para imponerse ante los gritos y las risas de la calle, donde un grupo vecinos juega al vóley en una cancha improvisada.
La mayoría de los alumnos del CBC de Scholas Ocurrentes eligen el turno noche para cursar. Es la mejor forma de compaginar sus estudios con el resto de sus vidas, dicen. “Soy mamá y también trabajo como empleada doméstica, entonces tener el CBC cerca me da la posibilidad de estudiar, hace que me de el tiempo. Estoy muy contenta”, dice Mabel Penayo, de 26 años, quien sueña con ser trabajadora social.
Pero no es solo la comodidad lo que atrae a los jóvenes -y no tan jóvenes- del barrio a estudiar en este CBC, sino también la contención, propia del sistema educativo que plantea Scholas. Esta organización, que empezó a tomar forma de la mano del entonces arzobispo Jorge Bergoglio hace unos 20 años, y que se extendió por los cinco continentes cuando este asumió como Papa, plantea como principal objetivo promover la “cultura del encuentro” a partir de la educación.
“Muchos de quienes se acercan a preguntar y a pedir asesoramiento me dicen que ven el CBC como algo inalcanzable. Algunos ya fueron al CBC convencional y me dicen: ‘No, porque en Ciudad Universitaria había un montón de personas en cada clase. No entendía lo que escribía el profesor y no me animaba a preguntar. Me acobardé y dejé’ -afirma Judith Andrade, quien hace de nexo entre la UBA y esta sede del CBC-. Acá las clases no superan los 25 alumnos, entonces los estudiantes tienen otro trato con los profesores. Algunos de los docentes se quedan después de hora dando clases de apoyo universitario”.
Además de las clases de apoyo, a veces también dictadas por estudiantes universitarios avanzados, miembros del programa La Previa de la UBA, Scholas le ofrece a los alumnos del ciclo básico un aula de estudio y una impresora para imprimir sus textos universitarios. “Al no tener computadora, tengo que imprimir las materias para poder leer. Y la impresora de Scholas, que ahora volvió a andar, nos facilita mucho. Hoy es muy difícil acceder a comprar todo el material. Uno, que tiene familia, tiene que priorizar a los hijos, el estudio va después”, comenta Aquino del Valle, quien hizo las primeras tres materias del CBC de abogacía en Scholas el pasado cuatrimestres y actualmente cursa las siguientes tres en Ciudad Universitaria, debido a que en Scholas, al menos por el momento, no se dictan estas tres últimas materias que exige la Facultad de Derecho. “Me siento holgado en el CBC de Ciudad Universitaria porque viví acá, en Scholas, el susto de empezar una carrera universitaria, ¡y a mi edad!, sigue Aquino del Valle.
“Prácticamente todos de mis amigos abandonaron la secundaria” o “Uno se rebaja a sí mismo por ser del barrio”
Gloria Penayo, melliza de Mabel, empezó este año el CBC para estudiar Psicología y admite que, antes de hacerlo, la idea le producía temor. “Todo el mundo me decía que era muy difícil, que no se podía, que tenés que tener tiempo, que para los estudios universitarios tenés que tener mucho cerebro. Mi hermana y yo ya somos mamás, tenemos trabajo…Pero un profe del Polo Walsh, donde terminamos el secundario el año pasado, nos impulsó, nos dijo que sí podíamos y que había una oportunidad acá, en Scholas. De hecho, él nos averiguó”, recuerda.
Su proyecto a mediano plazo es poder terminar Psicología y ejercer su profesión dentro de su comunidad. “En el barrio no encontrás un psicólogo en la salita. Yo creo que la salud mental es muy importante, primordial, y que no debe dejarse atrás. La idea de poder trabajar, en un futuro, de lo que me gusta me da motivación, me ayuda a seguir” dice Gloria.
Ni ella ni su hermana tienen compañeros de la escuela que estén haciendo el CBC. Prácticamente todos sus amigos de la clase abandonaron la secundaria durante la pandemia, dicen. Aunque sí conocen vecinas y conocidos que están cursando materias con ellas.
Luz Medina, de 23 años, otra de las jóvenes que empezó el CBC en Scholas, destaca una sensación común entre los estudiantes del barrio que se animaron a empezar una carrera universitaria en esta sede. “Al principio se te cruza el pensamiento: ‘No estoy preparada para esto’. Uno se resigna a veces a decir: ‘Quizás hago un terciario nomás, porque un título universitario es…universitario’. Uno se rebaja a sí mismo por ser del barrio y por ser extranjero. Uno mismo siente que viene de muy atrás, que no es parte de la sociedad de la Ciudad, que no pertenece a otro lugar que no sea el barrio. Es todo un proceso. A mí Scholas me ayudó muchísimo a decirme a mí misma: ‘yo sí puedo”, cuenta la joven, quien ya aprobó tres materias del CBC para estudiar Derecho, pero que actualmente se está tomando un impasse, por la complicación de mantener dos trabajos y a la vez estudiar, y también por el peligro que implica volver de noche de Ciudad Universitaria y cruzar el barrio.
“Por lo general, a nuestra edad, se elige cursar turno noche porque uno trabaja de día. Entonces a la vuelta, a las 12, es mucho más peligroso si tenés que volver desde lejos. Es mucho mejor estar acá, que alguien te busque por acá para volver a tu casa, que volver de algún otro lado. Ya la combi no funciona, así que tenés que venir caminando o en algún taxi”, explica.
Para Pablo Kuczynski, coordinador de la comunidad de Scholas en el Barrio Mugica, la alianza de esta organización con la UBA es la base necesaria para hacer que los estudiantes puedan apuntar a tener un “proyecto de vida con sentido”. “No es nada loco pensar que la Facultad de Derecho le está dando la espalda al barrio. Vemos la contrafachada desde acá. Por mucho tiempo se decía: ‘la facultad no es para vos’ por el hecho de vivir en el barrio”, afirma.
Según datos universales de la UBA, el 34% de los estudiantes termina el Ciclo Básico Común en un año. En la sede del Barrio 31, destaca Felipe Vega Terra, director del CBC, la mayoría de los alumnos lo termina en tres cuatrimestres, lo que equivaldría a un año y medio. “Tal vez tardan un cuatrimestre más, pero lo importante es que no se vayan. Entiendo que la historias de vida del barrio hacen que los estudiantes tengan un montón de desafíos agregados a la hora de empezar una carrera universitaria. Entonces, tenemos un desafío extra: tratar de hacer que estos estudiantes se queden en la UBA. Obviamente, todo lo hacemos de la mano de Scholas. Brindamos apoyo escolar, seleccionamos docentes con un criterio diferente, teniendo en cuenta que van a trabajar una sede con otros desafíos. La idea es tratar de multiplicar todas las herramientas que tenemos a disposicion para mejorar el acompañamiento”, sostiene Vega Terra.
En la sede del CBC en Scholas, hay, por ejemplo, todas las materias necesarias para estudiar una carrera en la Facultad de Medicina, pero no todas las necesarias para estudiar en la de Derecho. Más allá de eso, Vega Terra sostiene que lo importante es que esta sede funcione como un puente. “Queremos que sea una puerta de acceso a la UBA. Que un joven que tenía muchas dudas, miedo, le asustaba el paso, pueda empezar ahí y luego hacer el paso hacia otra sede de la UBA para seguir su carrera”, afirma.
Entre los alumnos ya se habla de un efecto dominó dentro del barrio. Las mellizas Penayo convencieron a su hermana mayor de que se anotara, y ahora ella también estudia Psicología, mientras que alientan a sus amigos del colegio para que vuelvan al secundario, lo terminen y luego se anoten en el CBC. Aquino Del Valle busca inspirar a sus hijos, de 22 y 10 años. “Lo hago más por ellos que por mí mismo. La verdad es que a mi edad, con 57, se estudia para completarse a uno nada más, porque para hacer carrera estoy medio tarde. Pero mi ideal es que mi hija tome consciencia y pueda también hacer una carrera. Mi hijo menor es un bocho, es una luz, así que espero que él también se inspire”, cuenta.
Más notas de Todo es historia
- 1
Soy cardiólogo y estos pequeños cambios en los platos navideños los hace saludables para el corazón
- 2
¿La gaseosa cero engorda? Conocé los efectos de estas bebidas en el organismo
- 3
Cómo es la mezcla de orégano y vinagre blanco que promete eliminar a las cucarachas
- 4
Rituales para aprovechar la energía del solsticio de verano este 21 de diciembre