Su cine es descaradamente autobiográfico y Miss Peregrine y los niños peculiares, de inminente estreno en nuestro país, no es la excepción. En charla con la la nacion revista, el director reconoce que se siente uno más entre sus personajes imperfectos
LONDRES
No hace tantos siglos que los padres de niños peculiares sencillamente creían que les habían arrebatado a sus hijos «reales» y los habían sustituidos por otros, es decir, por criaturas hechizadas y malignas, por no mencionar dobles totalmente ficticios, lo que en épocas más oscuras era considerado una licencia para abandonar a las pobres criaturas, si no matarlas directamente.” Cuando Ransom Riggs escribió El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares no imaginó que su obra sería llevada al cine por Tim Burton, el hombre que supo ser un niño peculiar y que al igual que Jacob, el protagonista de esta historia, no huyó de los monstruos ni de esos seres a los que llamaban raros, al contrario, los buscó y en ellos encontró la humanidad que otros pretendían no ver.
Estaba destinado a ser un niño extraño, eso decían y pensaban de Timothy William Burton en la soleada Burbank, California, ciudad que lo vio crecer. “Pero no me sentía raro”, cuenta Burton, vestido de negro de pies a cabeza en una de las habitaciones de un hotel londinense. Lo único que da color a su vestimenta son unos lápices y lapiceras que asoman desde el bolsillo izquierdo de la camisa. Con el pelo revuelto a lo Robert Smith, más flaco que de costumbre y una verborragia que se prolonga en el aire con el dibujo de sus manos en cada respuesta, Burton reflexiona: “El problema es que todo se categoriza, a todo se le pone una etiqueta y uno esto lo vive desde que es chico, desde que vas al colegio y prácticamente te obligan a estar dentro de un grupo. Y si te gusta algo diferente… –piensa en voz alta–. Todos creían que yo era raro porque me gustaban las películas de monstruos, el género de terror, pero eso no te hace una persona extraña. La verdad es que yo no me sentía raro. Para mí, extraños eran los otros.”
Sus propios padres, ya fallecidos, reconocieron en más de una oportunidad que nunca entendieron al hijo que sólo quería crecer rápido para poder trabajar de hombre dentro del traje de Godzilla y que intentaba todo el tiempo escapar de esa prisión que otros llamaban hogar.
Al igual que el chico Ostra, uno de los personajes del libro de poemas La melancólica muerte de chico Ostra que escribió e ilustró y que tanto tiene que ver con él, Burton sentía que era un extraño en su propia casa. Por eso, a los 12 años se fue a vivir con su abuela. “Ella fue la persona más importante en mi vida –comparte el director el sentimiento por aquella mujer–. Era un ser mágico y especial. Ella fue la que me permitió soñar.”
Su deseo más preciado era ser normal, vivir una vida normal. Quería para usted lo que jamás pudo tener para sí –le confiesa Miss Peregrine a Jacob el anhelo de su abuelo, una relación que Burton destaca y considera única, haciendo referencia a su propia historia–. Pero jamás pudo escapar de su peculiaridad.
“Mis padres sufrieron de ese ideal de familia perfecta –reconoció en una vieja entrevista–. Creo que en el ambiente en el que crecí hubo un trasfondo de normalidad. Ni siquiera sé lo que significa la palabra, pero se ha quedado atascada en mi cerebro.”
Y el deseo se realizó/ Dio al fin a luz un bebe./ Pero éste, ¿era humano o no? Bueno, quizá. Tal vez/ Diez dedos en pies y manos, / y demás órganos sanos. /Pero, ¿normal? No, ni hablar, escribió Burton en verso la historia del chico Ostra, que termina devorado por sus propios padres.
“Normal”, se detiene en la palabra y la esquiva con el mismo impulso que lo llevaba de pequeño a arrastrarse hacia a la puerta. “Mi abuela decía que antes de que pudiera caminar quería irme.” Buscaba escapar de esa burbuja de supuesta normalidad en la soleada Burbank, en la misma tierra donde simuló su propio asesinato con un hacha y kétchup para aterrar a los vecinos del lugar.
La cámara de Súper 8, Vincent Price, Edgar Allan Poe, Boris Karloff, los monstruos de Ray Harryhausen y los dibujos que trazaba en soledad se convirtieron en sus aliados en su forma de escapar sin que nadie notara o criticara su peculiaridad.
“En Miss Peregrine los chicos que protagonizan la historia tienen talentos especiales. Uno puede controlar el fuego, otro tiene una fuerza física increíble, otro puede flotar –describe Burton–. La gente adora a los niños que tienen superpoderes, pero estos son chicos que tienen aflicciones. Por eso me encantó el libro de Riggs. Ellos se sienten diferentes en lugar de sentirse súper, y la película habla de las diferencias. Son unos X-Men afligidos. Uh, ya veo que va a quedar eso”, intenta salvar la situación entre risas.
Hoy las películas de superhéroes están más vivas que nunca, podrías haber imaginado unos X-Men al estilo Burton.
Sabía que ibas a quedarte con eso [risas]. Nunca imaginé la película de esa manera, aunque muchos puedan pensar que son mis X- Men. Siempre sentí que es una versión más humana y las habilidades de cada chico es más una aflicción que un superpoder. Además, la historia no es algo como vamos a salvar al mundo, es más bien algo así como somos quienes somos, esto es lo que hacemos y quizás te podamos ayudar. Es más mundano y humano, y eso es lo que atrajo mi atención.
Sabe que se metió en un terreno que quería evitar. Hablamos de superhéroes. Atento, espera la siguiente pregunta. Vamos a hablar de Batman, el de Michael Keaton, el que en su momento –1989– puso en jaque a los fanáticos del cómic alarmados por la mirada que el director, nada afecto a las historietas, proponía sobre Ciudad Gótica.
“Los tiempos cambian, en aquél entonces creían que nuestra versión era demasiado oscura –dice con cierta ironía–, pero ahora, cuando la ves, se parece más a una versión de Batman sobre hielo.”
De Superman prefiere no hablar. Aquel proyecto fallido de finales de los 90 que tenía a Nicolas Cage como protagonista. Burton trabajó sobre la versión del hombre de acero durante un año, se hicieron diseños, prueba de trajes, se escribieron varios guiones [incluido el de Kevin Smith, quién deslizó: “Tal vez no había mucha gente vestida de negro en lo que escribí”]. Tal desilusión quedó resumida en una frase que el propio Burton pronunció: “Básicamente perdí un año de mi vida. Y un año es mucho tiempo para trabajar con gente con la que no quieres trabajar”. De la no realización del film surgió un documental de culto, The Death of Superman Lives: What Happened (2015), de Jon Schnepp, que incluye entrevistas y aporta imágenes del universo imaginado por Tim.
“No me veo haciendo una película de superhéroes, ya hay demasiadas –sentencia para concluir el capítulo–. Hoy sólo pienso en los chicos de Peregrine.”
Hablamos de una película para toda la familia. Sin embargo, hay quienes temen que sea demasiado oscura para los chicos.
Pensemos en los cuentos de hadas, esas sí que son historias terribles. Son gráficas, grotescas, movilizadoras, con madres que se comen a sus hijos. Este tipo de historias ayudan a procesar diversas cuestiones, a hacer frente a la vida misma. Sirven para resolver eso que intelectualmente no pueden entender. De alguna manera el propósito de los cuentos populares, para mí, es una especie de versión extrema, simbólica de la vida, de lo que está pasando. Me parece que hay que darles mayor crédito a los chicos, ellos conocen sus propios límites, son los adultos los que generan ciertos prejuicios y tabúes sobre distintos temas y cuestiones supuestamente atemorizantes.
Dicen que todo aquello que vivimos y sentimos en nuestra infancia nos acompaña siempre.
Cuando leí el libro de Riggs, pensé que sentirte de esa manera, extravagante, peculiar, sentir que estás loco, que no encajás en la sociedad, todas esas cosas quedan en uno. No importa el éxito que tengas ahora o los amigos que hagas con el tiempo. Si has sentido esas cosas de joven, es un sentimiento que nunca desaparece, permanece con vos. De hecho, pasas la mayor parte de tu vida intentando asimilar esas experiencias.
Oda a lo extraño, así describe la revista Rolling Stone a Miss Peregrine. ¿No fue siempre así?
Constantemente me siento atraído por este tipo de personajes. En ciertos momentos de la vida, uno también se siente así. Hoy atravesamos una época en la que se habla tanto de bullying, de la necesidad de encajar, de no ser diferente. Lo único que puedo decir es que yo no busco a este tipo de personajes, sino que ellos son los que me encuentran. Es algo con lo que me puedo identificar. Me gusta conectarme con los personajes.
Que Tim Burton haga suyo a los personajes no es algo nuevo, es parte de su sello. Es un director descaradamente autobiográfico. “Trato de que todo sea personal, aunque se trate de una gran producción de Hollywood –reconoce el cineasta que ha reinventado mundos como el de Charlie y la fábrica de chocolate–, me resulta más difícil que no lo sea.”
En reiteradas oportunidades Burton confesó que El gran pez, El joven manos de tijera, El extraño mundo de Jack, Ed Wood y Frankenweenie son sus películas más personales. En todas ellas existen conexiones con su propia vida, uno puede descifrar sueños de mundos imposibles, padecer el aislamiento, conocer al fabulador de grandes historias, toparse con el amor y la muerte, sentir el peso de la mirada de los otros y el temor a la normalidad, el miedo a la gente real (como lo muestra en la genial Beetlejuice). “Para mí la vida es muy extraña”, asegura este fóbico confeso, que se siente uno más entre sus personajes imperfectos.
La niña dentro de la botella, El bebe flotante, La niña que levita, El perro con cara de niño, Un muchacho y sus abejas son algunos de los títulos que llevan las fotografías publicadas en El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, la novela de Riggs que editó Planeta.
¿Como buen coleccionista de fotos antiguas, te llamó la atención que Riggs incluyera en su libro imágenes reales?
Fue una de las cosas que más me atrajo, ver esas imágenes reales y la manera en las que la relaciona con la historia. No tengo una colección tan grande como la de Riggs, pero me gusta observar y coleccionar fotos antiguas. Amo el misterio que hay en ellas, así como la poesía, su rareza y el hecho de que siempre ahí hay una historia, aunque uno realmente no sabe cuál es. Resulta maravilloso indagar e imaginar sobre cada una de ellas.
La nueva musa
Pocas son las escenas que la comedia Sombras tenebrosas [2012] dejó para el recuerdo, una de ellas es la que tiene a Johnny Depp y a una sensual Eva Green en un rojo brillante rebotando por las paredes con el deseo de asesinarse mutuamente. Entre besos y cuchillos. El cine de Burton está plagado de musas, esas mujeres capaces de inspirarlo dentro y fuera de la pantalla. Hoy Eva, la que supo ser Vanesa Ives en Penny Dreadful, y que fue descrita por el propio Bernardo Bertolucci como “tan bella que raya lo obsceno”, es la nueva musa.
“Muchos piensan que ella es una mujer oscura, pero es mucho más interesante que eso. Tiene algo de misterio que no es común en estos días”, asegura el director, quien ya separado de Helena Bonham-Carter, madre de sus dos hijos [Billy-Ray Burton, nacido en 2003, y cuyo padrino es Depp, y Nell, nacida en 2007], se lo relaciona con la actriz de 36 años nacida en París. “Ambos compartimos un interés por lo insólito, lo extraño –confiesa–. Además, Eva tiene esa cualidad de vieja estrella de cine. La conozco, pero no del todo, y ese misterio es lo que me gusta de ella. Aún más, en estos tiempos donde todos saben acerca de todos. Logramos conectarnos, entiende lo que busco. Siempre aporta ideas y me da la impresión de que en cualquier momento se puede convertir en pájaro [haciendo referencia a una de las habilidades de Miss Peregrine].” Personaje que la propia Eva denominó como “una oscura Mary Poppins”.
La película se estrenará en la Argentina el próximo 6 de octubre con el título Miss Peregrine y los niños peculiares, y al elenco que encabezan Eva Green y Asa Butterfield [el chico de la La invención de Hugo Cabret] se suman Samuel L. Jackson, que interpreta al villano, y Judi Dench. “Siempre quise trabajar con Sam, creo que vi todas sus películas. Es una persona muy divertida y sumamente profesional, al igual que Judi. Son actores con una gran experiencia, que están abiertos a nuevas cosas, aún sienten curiosidad.”
La misma curiosidad que mantiene vivo a Burton: “No se trata de tener un niño interior, sino de mantener una mirada abierta, maravillosa. Nunca me sentí un niño del todo, tampoco como un adolescente, un joven, o un adulto. Siempre me sentí igual. Siempre me movieron mis propias búsquedas”.
Desde hace años adoptó Londres como su hogar. “No dejo de sentirme extraño en esta ciudad, un extranjero. Es raro, pero la verdad es que me gusta ser un extranjero”, reconoce.
Golpean la puerta de la habitación para avisar que sólo queda tiempo para unas pocas preguntas más. Por eso, intenta ser lo más preciso en sus respuestas para ganarle al tiempo. El ping pong resulta ser la manera más eficiente de lograrlo.
¿Beetlejuice 2?
Es uno de los proyectos. Con Keaton, por supuesto. Pero antes está el estreno de Miss Peregrine y Dumbo, para Disney.
¿El sueño de hacer una versión de Black Sunday, de Mario Bava?
No, dejémosla así. Es perfecta.
¿Internet, redes sociales?
No entro casi nunca a Internet. No me gusta enterarme de lo que dicen de mí. Prefiero hacer otras cosas.
¿Como dibujar servilletas de papel en los bares [publicó un libro con estos dibujos The Napkin Art of Tim Burton]?
Demasiado tiempo en los bares.
Que el MoMA le haya dedicado una retrospectiva [fue en 2009], ¿lo convierte en un artista?
Nunca fue parte de mis sueños. No me considero un artista, tampoco lo contrario. Es interesante mantenerme en ese limbo, en el que no te exige una etiqueta y te permite seguir explorando.
La puerta se volvió a abrir. Sólo restó un apretón de manos. Y el deseo de volvernos a encontrar.
“Tim es un artista, un genio, un tipo raro, un insano brillante, valiente, histéricamente divertido, leal, inconformista y un amigo honesto –escribió Johnny Depp en el prólogo del libro de conversaciones Burton on Burton–. Nunca he visto a nadie tan fuera de lugar encajar a la perfección en todo. Y a su manera.”
1958
Nació el 25 de agosto. Creció en Burbank, California. Tiene un hermano. A los 12 años se fue a vivir con su abuela
1971
A los 13 años, realizó su primer corto animado: The Island of Doctor Agor. En 1976 ingresó al Instituto de Artes de California, fundado por Walt Disney
1980
Ingresa a Disney. En 1982 dirige el corto Vincent y comienza su amistad con Vincent Price. Dos años después hace el corto Frankenweenie
1985
Debuta con La gran aventura de Pee-wee. Le siguen Beetlejuice, Batman, El joven manos de tijeras, El extraño mundo de Jack, Ed Wood, El cadáver de la novia y Big Eyes
1989
Se casa con la alemana Lena Gieseke. En el 92, comienza su relación con Lisa Marie. En 2001, con Helena Bonham-Carter, con quien tuvo dos hijos. En la actualidad se lo relaciona con Eva Green
El futuro
Luego del estreno de Miss Peregrine y los niños peculiares pondrá manos a la obra a Dumbo, una mezcla entre live-action y CGI. Aún sin una fecha precisa, Beetlejuice tendrá una segunda película, con Michael Keaton y Winona Ryder