El 1 de abril de 1976 Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne se unieron para comercializar el primer ordenador personal, pero la sociedad, tal como había sido diseñada, no duró mucho tiempo
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Pasó casi medio siglo desde el nacimiento de Apple. Steve Jobs y Steve Wozniak eran apenas unos veinteañeros cuando soñaron en comercializar el primer ordenador portátil. Para financiar su proyecto, los jóvenes aficionados vendieron su único patrimonio: una calculadora científica Hewlett-Packard de Wozniak y una vieja camioneta Volkswagen propiedad de Jobs. Y en el garaje de una casa de Los Altos, California, nació Apple, una de las compañías más grandes de tecnología de los Estados Unidos. Actualmente, su capitalización bursátil ronda los 3,43 billones de dólares, el equivalente a 5,3 veces el PBI de Argentina. Hasta aquí la historia que todos conocen.
Sin embargo, pocos saben que en esos comienzos inciertos “los dos Steve” no estuvieron solos. Hubo un tercer socio fundador: Ronald Gerald Wayne, un ingeniero de 42 años y que aportaba la voz de la experiencia al grupo. Aunque su paso por la empresa fue efímero, hizo valiosos aportes como la creación del primer logotipo de la marca.
Pero en el medio algo sucedió y a los pocos días después del nacimiento de Apple, Wayne vendió su participación en la empresa por 800 dólares. ¿Qué motivó a este ingeniero a tomar una decisión tan repentina y, para muchos, desacertada? ¿Se arrepintió después? ¿Cómo continuó su vida?
La creación de Apple
Stephen Gary Wozniak, conocido como Woz, y Steve Jobs se conocieron en la adolescencia. Aunque Wozniak era unos años mayor que Jobs, ambos compartían su pasión por la tecnología. “Congeniamos de inmediato, era la primera persona que conocía que sabía más de electrónica que yo”, dijo Jobs en una entrevista.
Lo primero que los amigos inventaron fueron las conocidas “cajas azules”, unos dispositivos que emitían diversos tonos por la línea telefónica permitían realizar llamadas a cualquier lugar del planeta sin pagar un solo centavo. Aunque se trató de una ilegalidad porque se utilizaba para realizar pirateo telefónico, para “los dos Steves” haber creado ese aparato electrónico los entusiasmó y fue el puntapié inicial de Apple.
“Para nosotros fue algo milagroso. Las cajas llevaban una notita escrita por nosotros que decía: ‘tiene el mundo en sus manos’. Y funcionaban, podías llamar a cualquier parte del mundo gratis... Éramos jóvenes y descubrimos que podíamos crear algo nosotros con capacidad para controlar una infraestructura mundial que había tenido un costo de miles de millones de dólares”, dijo Jobs en una entrevista.
Cuando Jobs cumplió 21 años empezó a trabajar en Atari, la histórica compañía de videojuegos. La empresa había saltado a la fama con la creación de Pong, uno de los primeros videojuegos del mundo que consistía en una barra se mueve de arriba hacia abajo en la pantalla mientras rebota una pelota.
En ese tiempo, como jefe de diseño gráfico e ingeniero de desarrollo de productos del fabricante de videojuegos, trabajaba Wayne. Aunque Wayne tenía 20 años más que Jobs, enseguida congeniaron y se hicieron amigos. A Jobs lo cautivó el pasado Wayne y las anécdotas del ingeniero en electromecánica que había inventado una máquina tragamonedas, aunque no había tenido éxito y su empresa había durado un poco más de un año.
Mientras tanto, en la misma época, Wozniak, trabajaba en Hewlett-Packard. También asistía a las reuniones del “Homebrew Computer Club”, uno de los primeros y más influyentes clubes de computadoras en el mundo. Allí le surgió la idea de crear una computadora personal: un ordenador para gente común, no aficionados. Era algo completamente innovador para la época. Cuando Jobs supo del proyecto de su amigo, enseguida le propuso comercializarlo, venderlo a las grandes empresas del sector.
Primero intentaron vender el modelo a Atari, pero no tuvieron suerte. Luego trataron de hacerlo en Hewlett-Packard, pero la compañía rechazó la propuesta en cinco ocasiones. Tras los portazos, los jóvenes entusiastas -que no estaban dispuestos a darse por vencidos- decidieron crear su propia empresa. Así, en el garaje de la casa de los padres de Steve Jobs, en Crist Drive 2066, de Los Altos, California, Estados Unidos, nació Apple.
Para contar con una voz experimentada, un adulto responsable en el grupo y un tercero que, eventualmente, desempatara en las decisiones, a Jobs se le ocurrió integrar a Wayne a la sociedad.
“Jobs me consideraba una especie de mentor porque yo era más diplomático que él. En ese entonces, Jobs tenía un problema Wozniak, no se ponían de acuerdo en un tema de negocios y le dije que lo trajera a mi casa, que yo iba a hablar con él. Lo hice. En menos de una hora lo hice entrar en razón, lo convencí. Fue ahí cuando Jobs dijo que estábamos listos para formar una empresa”, dijo Wayne en una entrevista.
El 1 de abril de 1976, los tres fundaron Apple Computer Company, que más tarde se llamaría Apple Computer Inc. y sería la compañía de tecnología informática más grande del mundo. Al momento de la fundación de Apple, Jobs y Wozniak se repartieron el 90 por ciento de la empresa, quedándose cada uno con un 45% cada uno, mientras que Wayne recibió el 10 por ciento restante.
Mientras que Wozniak contribuía con su genio creativo y Jobs se encargaba de comercialización, Wayne también hizo su aporte a la nueva empresa: creó el primer logotipo de la firma. Una la ilustración mostraba a Isaac Newton sentado bajo un manzano con la palabra Apple en la parte superior y Computer Co. en la parte inferior y una frase que invitaba a la reflexión: “Una mente siempre viajando por los mares extraños del pensamiento”. ¿Por qué se llamó Apple? Por una dieta frugívora que estaba siguiendo Jobs en ese tiempo que incluía manzanas. “Sonaba divertido, enérgico y no intimidante... además, nos pondría por delante de Atari en el directorio telefónico”, supo decir Jobs.
Sobre el diseño del logo, Wayne explicó: “Así hice este boceto a pluma y tinta. Estaba tratando de capturar a Newton y la manzana, de repente nace una gran idea. Fue esencialmente un analista de las ciencias naturales. Profundizó en la óptica y la gravedad. Construyó un texto sobre la explicación de la mecánica y las matemáticas, por qué las balas de cañón se comportan como lo hacen, etcétera... La correlación directa es Newton y la manzana desencadenan la idea. Woz y Jobs eran participantes en un grupo de aficionados que estaba reduciendo las computadoras comerciales a computadoras personales. Y Woz se centró en un diseño de un circuito ultra simple. Jobs insistió en la palabra manzana y yo hice la conexión con la manzana de Newton”.
El primer ordenador de la compañía, Apple I, salió a la venta en julio de ese año por 666,66 dólares, aunque solo se fabricaron 200 unidades y fue la Apple II la que llevó al éxito a la empresa, ese fue el inicio de la empresa. Además del logotipo Wayne escribió el manual de instrucciones del Apple I y la redacción del acuerdo de asociación original de Apple Computer Co.
La decisión de Wayne
Pero Wayne era adverso al riesgo y no confiaba del todo en Apple, por lo que nunca renunció a su trabajo en Atari. El ingeniero tenía dos preocupaciones: por un lado, Jobs había conseguido un contrato para vender 50 Apple I a The Byte Shop, pero para poder cumplir con el pedido necesitó un préstamo de 15.000 dólares. Esta situación ponía a Wayne incómodo, temía que el comprador no cumpliera con los pagos y que los acreedores de Apple se dirigieran a él, el único de los tres socios que contaba con algún patrimonio, como una casa, un auto y algunos ahorros. Además, su propia experiencia en el mundo empresarial, marcada por un fracaso en la producción de las máquinas tragamonedas, también lo afectaba. Con estos temores en su cabeza tomó una decisión que muchos podrían considerar equivocada.
A los 12 días de la creación de Apple, Wayne vendió su participación en la empresa por 800 dólares y, unos meses más tarde recibió otros 1.500 dólares. En 1977, el empresario Mike Markkula invirtió más de 250.000 dólares en la empresa y su experiencia en negocios, y se convirtió en el tercer socio de Apple.
Luego de la salida de Wayne, Jobs visitó a su amigo en reiteradas ocasiones para intentar convencerlo de que regresara, pero Wayne siempre se negó. Sin embargo, de haber continuado con su participación en la compañía, aquel 10 por ciento, lo habrían convertido en billonario ya que sus acciones habrían llegado valer alrededor de 340.000 millones de dólares (actualmente, la capitalización bursátil de Apple ronda los 3,43 billones de dólares).
“Yo tenía 40 años y estos chicos tenían 20. Eran torbellinos, era como sujetar a un tigre por la cola. Si me hubiera quedado con Apple, probablemente habría terminado siendo el hombre más rico del cementerio”, dijo Wayne en una entrevista en 2014 y jamás se mostró arrepentido de su decisión.
“Habría terminado dirigiendo un departamento de documentación muy grande en la parte trasera del edificio, barajando papeles durante los siguientes 20 años de mi vida... Hay que encontrar algo que disfrutes tanto de hacerlo que estarías dispuesto a hacerlo por nada y no trabajarás ni un día de tu vida”, dijo hace algunos años Wayne, en una entrevista para la BBC News.
¿Qué pasó con Wayne?
Tras vender Apple, Wayne continuó en Atari hasta que finales de los ‘70 comenzó a trabajar en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. Luego, manejó un local para coleccionistas de sellos aunque no tuvo suerte, le robaron tantas veces que debió trasladar el negocio a su casa.
Mientras Wayne continuaba su camino, el logo que había creado para Apple cambió. A Jobs no le convencía el diseño de Wayne, creía que era demasiado complejo y difícil de reducir. Jobs quería algo moderno, sencillo y funcional. Fue por eso que, en 1977, encargó un nuevo logo, la manzana, que es el que prevalece actualmente.
Pero la venta de su participación en Apple no fue la única decisión que tomó Wayne sobre su paso por la empresa: en 1994, Wayne vendió a un coleccionista el contrato fundacional de Apple por 500 dólares. En 2011, ese documento que firmaron Jobs, Wozniak y Wayne en 1976 y que dio origen a Apple fue subastado en Sotheby’s por 1.594.500 de dólares. El comprador del histórico acuerdo fue Eduardo Cisneros, un empresario de Miami.
Wayne tiene hoy 90 años y lo último que se sabe de él es que vive en una pequeña ciudad de Nevada (Estados Unidos), en Pahrump. Hizo publicaciones, entre ellas un libro con sus memorias, “Las aventuras del fundador de Apple”, donde reconoce que no posee ningún producto de Apple, ni siquiera un Iphone. También tiene una página web en la que además de sus libros, ofrece la venta copias autografiadas del primer logo de Apple y el merchandising de tazas, almohadones y bolsos.
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