Carolina Biercamp aprendió de su abuelo y sus padres el amor por las telas, un legado familiar que se convirtió en el sello distintivo de su hogar, donde los géneros son protagonistas.
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“En mi casa, me gustan los trapos de algodón por todos lados”, confiesa Carolina Biercamp, virginiana, polifacética y dueña de un pasado signado por las telas de las que hoy es experta: su abuelo paterno fue el fundador de Tintorerías Biercamp en 1946 y su madre siempre se dedicó al diseño de modas. Primero se recibió de psicóloga, después estudió hotelería y maquillaje y, finalmente, obtuvo un título como decoradora de interiores. Hoy, esa trayectoria atravesada por la estética, el entender la necesidad del otro, el diseñar la propia vida, hacerla linda y disfrutarla, se vuelca en Géneros Carolina Biercamp.
Como no podía ser de otra manera, su casa, construida hace 14 años con el sistema llave en mano del arquitecto Juan Trivelloni, es una muestra viva de todos los usos y placeres que regalan las fibras naturales que ella produce, junto con una divina selección de alfombras marroquíes, una pasión que trajo de su último viaje por África.
Un trío de macetas doradas (Urban Pots) le aporta brillo a la entrada. La alfombra marroquí del pasillo junto al comedor es de Kasbah.
Bien enmarcados, dos retazos de género estampado en oro se transformaron en cuadros que levantan e iluminan la pared oscura
“Elegí las persianas en lapacho porque me gusta ver el verde a través de sus tablas de madera. Y puse cortinas de lino porque un textil telonero hubiera achicado visualmente el espacio”
"En el caso de los sillones, aconsejo tapizar en un liencillo, cubrir con un canvas, un tussor o un panamá, y darles el toque deco con los almohadones en géneros más exclusivos, como panas, linos, telares o tejidos de seda"
Para darle calidez a este espacio "en el que todo sucede", Carolina tuvo la idea de revestirlo con tablones de roble.
"La enorme serigrafía sobre papel reciclado que decora la sala de estar es una excepción a mis habituales monocromos que alegra todos los días de mi vida".
"En todas las camas, telas nobles, cómodas, de fácil lavado y con onda. No uso el juego de sábanas completo: solo la ajustable con un cover de plumas en el mismo género".
En uno de los cuartos infantiles, camas hechas a partir de las pieceras y cabeceras de un diván que era de su marido. Cortinas de gasa teñida (Carolina Biercamp), adornos náuticos en madera recuperada (Oficio Mudo), lámpara de techo (La Pantalla) y alfombra (Zara Home).
"Para vestir la cama recomiendo fibras naturales. Se arrugan, pero prefiero apostar por una vida relajada. Y que haya mucha almohada, mucho almohadón, con fundas amables al tacto de lino o algodón".
Banqueta tejida a mano en ratán natural (Greta Green), cama de petiribí diseñada por la dueña de casa, mesas de luz (Duveen) con lámparas altas (Eugenio Aguirre) y arreglo floral (Blömma & Bliss).
"Me gusta que el jardín sea un cajón verde todo el año, con pocas flores, siempre blancas, como las del jazmín y las del rosal iceberg. Probé varias especies y funcionaron muy bien, como el buxus y las plantas tropicales".
"A los almohadones y los textiles que están afuera no los entro jamás. Hay que saber que los géneros no son para toda la vida y disfrutarlos".
"Junto a la pileta, soñaba con una carpa de estilo marroquí y la monté con una pérgola vestida con telas para tamizar el sol, una alfombra junto a las reposeras y fanales con velas".
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