Terremoto de Valdivia: a 60 años del "monstruo planetario" que arrasó con miles de vidas
"De repente empezaron los ruidos. Eran ruidos raros, ruidos subterráneos y roncos", recuerda una testigo del gigantesco terremoto que sacudió a la provincia chilena de Valdivia en 1960, convirtiéndose en el más fuerte del que se tenga registro en la historia de la humanidad.
Un domingo soleado a la tarde
Los temblores empezaron en la tarde del domingo 22 de mayo. Habían sido anticipados por dos fuertes movimientos telúricos que ocurrieron en la península de Arauco, en la madrugada del sábado y del domingo.
Pero en nada se compararon con la ruptura tectónica que tuvo lugar a las 15.11 horas de ese domingo soleado, y que llegó a marcar 9,5 puntos de intensidad en la escala sismológica.
El epicentro comenzó en la zona de Traiguén, al norte de Valdivia. Pero rápidamente se extendió hasta esa provincia, produciendo rupturas a lo largo de la costa chilena. Fue equivalente a una sucesión de 37 o más terremotos. El evento duró cerca de 10 minutos y afectó a un territorio de aproximadamente 400.000 kilómetros cuadrados.
En la ciudad de Valdivia, el terremoto alcanzó una intensidad de entre 10 y 12 puntos en la escala de Mercalli. Se llevó la vida de 2190 personas, y dejó 2 millones de damnificados.
"Yo veía los alambres de luz que se movían con los postes", señaló uno de los testigos. "Las montañas se veía como se balanceaban de allá para acá", aseguró otra voz. "Era impresionante, veías pasar de todo. Casas enteras de madera deformadas". Las filmaciones de la destrucción se conservaron de a decenas.
El evento cambió la topografía de la región. Al hundirse el terreno, el río Valdivia invadió miles de hectáreas del área urbana y de cultivos. Las calles cercanas quedaron cubiertas de agua. En algunas zonas los márgenes del río se extendieron en cientos de metros. En otras, el agua retrocedió. El cauce del río San Pedro quedó bloqueado por tres derrumbes de sedimentos naturales. Los pobladores de la ribera perdieron todo lo que tenían.
"El mismo día fatídico de mayo, a 80 metros de Valdivia, hacia la Cordillera, las montañas se habían estremecido como en el bíblico Parto de los Montes. Los cerros se abrieron, y en el cajón desgarrado se mezclaron con el fango los restos de una naturaleza desecha. Al partirse las montañas, selvas enteras se desplazaron a más de 500 metros de su lugar de origen", relata el documental La Respuesta, realizado por la Universidad de Chile y presentado un año después de la catástrofe.
El sismo produjo una serie de maremotos en todo el Océano Pacífico que llegaron hasta las costas de Hawai y Japón, además de la erupción del volcán Puyehue, ubicado en la Cordillera chilena.
También dejó evidencias sobre cómo se trasladan las ondas sísmicas a través del planeta. El también llamado Gran Terremoto de Chile marcó un antes y un después en la historia de la sismología, al otorgarle validez científica a la teoría de la tectónica de placas. En 1965, se creó el Sistema de Alerta de Tsunamis, que ha sido clave para la detección de tsunamis a nivel mundial.
Este mes se cumplen 60 años del sismo. Fue uno de los eventos más destructivos de la naturaleza desde que se tiene registro, solo comparable con catástrofes como la erupción del volcán Krakatoa en 1883. Para el exdirector del Centro de Terremotos del Sur de California Tom Jordan, se trató de un "monstruo planetario".
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