Tequila on sale: venden objetos de la icónica disco de Punta del Este

PUNTA DEL ESTE.– Un año se inspiraron en el océano y se asomaban sirenas enormes, bastante kitsch, entre olas, caracolas y demás criaturas marinas. Después la homenajeada fue la selva y el boliche casi fue tapizado en animal print. Llegó el circo después. Con jaulas gigantes habitadas por fieras atadas con cadenas, algo que chocó bastante pero bueno, post 3 AM nada importa ni nada se registra.

Todas las temporadas la discoteca Tequila Punta del Este (en realidad ubicada en La Barra, casi cayendo en Montoya) cambia de fachada buscando impactar, generar algo nuevo. Y este diciembre –porque el baile comienza en Navidad– los espejos triangulares y las luces led inteligentes se apoderaron del edificio emblemático, amado por los habitué y odiado por los desplazados.

Acierto indiscutido que lleva décadas, ritual de ricos, famosos o simplemente inspiradores sociales que irrumpen con estilo, tuvo su pico máximo en los 90 cuando personajes como Ron Wood, Sting, Charly García o Antonio Banderas se apoderaron de los livings estratégicos que balconean la pista. Epicentro de escándalos (Carlitos Junior y los fotógrafos, la tirada de pelos Macedo-Pampita, Martín Palermo descontrolado y, sin ir más lejos, el round Lucía Celasco &madre Mecha contra arquitecta que no podía sacar camioneta para buscar hijo adolescente).

La locura, el excitante sentimiento de pertenencia, la fortuna que pagan algunos para acaparar mesas y coleccionar botellas de champagne vacías como símbolo de poderío. Todo eso con diferentes objetivos vinculados a incontables motivos de placer que no vienen al caso. La cuestión es que nadie le hace sombra al lugar y la vida puertas adentro se parece bastante a otra galaxia. Especialmente este año, que la consigna fue el universo. Paredes pintadas con planetas. Azules, negros, violáceos. Meteoritos, la estrella más bella justo llegando al baño de damas. Todo realizado por un artista que no se sabe artista y se presenta como el chico de mantenimiento.

-¿Todo esto es obra tuya?

La pregunta resulta inexorable cuando uno se topa con el muchacho oriundo de Melo, zona de Cerro Largo, muy cerquita a Brasil. Tatuado y a todo mate, se nota que conoce de memoria el lugar, por eso le dejan ser uno de los anfitriones de la gran barata en dólares que se realizó días después del cierre (siempre es el 13 de enero), sobre la explanada principal. Porque todos los años el show bloquea las puertas para esa fecha. Temporada corta e intensa es la filosofía y objetivo siempre cumplido.

¿Pero qué pasa con la pregunta que resulta inexorable, esa que va directo al encargado tierra adentro que pinta leones y planetas?

-"Sí. Hago mantenimiento. Armo y desarmo el lugar. Pero lo que me apasiona es pintar. Paredes y tablas de surf. Lo que venga. Mi sueño es hacer una muestra, muevo bastante mi Facebook pero por ahora nada más", confiesa Damián Telis con mirada iluminada, tal vez imaginando un futuro sorprendente.

Mientras, las flamantes camionetas se detienen para averiguar el precio de la Estatua de la Libertad (700), el tigre gigante de resina (600), las orquídeas desproporcionadas (650), las reposeras belle époque que seguramente guarden mil secretos pre alcoba (200), los almohadones con lentejuelas (5 cada uno), los fanales frambuesa (5) y las champagneras de acrílico (10).

"Se vende todo y ya mismo" es la consigna. Entonces las señoras, apuradas, vuelven a preguntar por las cortinas de caireles, las bolas de luces, el caballito de mar, el elefante, el maniquí plateado y la almeja luminosa. Todo efectivo verde y a otra cosa, bajo un sol demencial y un halo innegablemente surrealista.

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