Durante el primer mes del año, las personas se proponen una serie de tareas y objetivos a cumplir: sin embargo, el camino no siempre es fácil y hay que tener en cuenta diversas cuestiones
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Comienza un nuevo año y muchos, naturalmente, pensamos en nuestras metas para los próximos meses. Mientras lo hacemos, vale la pena prestar atención no solo a los desafíos en sí, sino también a las razones por las que los enfrentamos.
Por ejemplo, si planeas escribir una novela ¿lo haces por el puro placer de crear un mundo ficticio habitado por personajes curiosos o porque amas la literatura y querés hacer una contribución valiosa a la cultura?
¿Quizás simplemente quieres demostrarte a ti mismo que eres capaz de hacer que alguien se interese en tu obra y la publique, o tal vez anhelas la fama y escribir un éxito de ventas se siente como el camino hacia el reconocimiento? De acuerdo con la “teoría de la autodeterminación”, cada una de estas preguntas representa una fuente diferente de motivación con distintas consecuencias -buenas y malas- para nuestro desempeño y bienestar.
Esta teoría sugiere que al elegir los objetivos correctos, por las razones correctas, estarás más comprometido, mientras obtienes una mayor satisfacción de tu éxito.
Una recompensa en sí misma
Como muchas ideas científicas, la teoría de la autodeterminación tardó años en desarrollarse. Tiene sus raíces en algunos estudios de la década de 1970, pero solo comenzó a recibir un interés mayor después de la publicación de un artículo en 2000 que describía algunos de sus conceptos básicos sobre motivación, rendimiento y bienestar. En el corazón de la teoría se encuentra la noción de que la mayoría de los humanos tienen un deseo natural de aprender y desarrollarse.
“Se basa en la suposición de que las personas están orientadas al crecimiento”, dice Anja Van den Broeck, profesora de la facultad de economía y negocios de la universidad KU Lovaina, en Bélgica. La orientación hacia el crecimiento es más visible en el interés insaciable de los niños pequeños por el mundo que los rodea.
Pero los adultos también pueden sentir una fascinación y una curiosidad inherentes hacia ciertas actividades, lo que hace que completar una tarea se convierta en su propia recompensa. Pensá en ese momento en el que hayas estado tan sumergido en una actividad que no notaste el paso del tiempo, por ejemplo.
Esto se conoce como motivación “intrínseca”. Sin embargo, es posible que carezcamos de suficiente motivación intrínseca para realizar una tarea necesaria para alcanzar nuestros objetivos, por lo que debemos alentarnos o ser alentados por diferentes formas de motivación “extrínseca”. Estas son:
- Identificación: si bien es posible que no disfrutes la actividad en sí, puedes apelar a tus valores y objetivos más amplios, proporcionando otra forma de motivación.
- Introyección: a veces nos presionamos a nosotros mismos para preservar nuestro ego y nuestra propia imagen.
- Regulación externa: a veces, la motivación proviene puramente de recompensas externas, como la fama y la fortuna.
Si las personas experimentan muy poco de esto, entonces tienen desmotivación. Como es de esperar, las personas con desmotivación tienen baja productividad y poco compromiso. Esto puede ser más evidente en la educación, con estudiantes que faltarán a clase y que no tienen intención de esforzarse en sus estudios.
Los psicólogos que estudian la teoría de la autodeterminación han diseñado varios cuestionarios para medir cada uno de estos tipos de motivación en muchos contextos diferentes y, a lo largo de las últimas dos décadas de investigación, han surgido algunos patrones muy claros.
Van den Broeck analizó recientemente 104 artículos que examinan la motivación en el lugar de trabajo. Como era de esperar, la motivación intrínseca (el interés inherente o placer provocado por el trabajo en sí) predijo una mejor satisfacción laboral, compromiso y proactividad, y fue altamente protectora contra el agotamiento o burnout, que es un alto precio a pagar por el éxito profesional.
La regulación externa (los incentivos puramente financieros para un buen desempeño) demostró tener los peores efectos. Como forma principal de motivación, sus efectos en cosas como el compromiso y el desempeño fueron limitados, al mismo tiempo que condujeron a un peor bienestar.
Incluso hay evidencia de que las personas que están motivadas únicamente por recompensas extrínsecas son más propensas a actuar de manera deshonesta, como mentir sobre su desempeño para obtener el reconocimiento que desean.
¿Qué es lo que realmente quieres?
Es importante leer estas conclusiones con una advertencia importante, asegura Ian MacRae, psicólogo laboral y autor de libros que incluyen Motivation and Performance (“Motivación y desempeño”), coescrito con Adrian Furnham. Si bien considera valioso distinguir los diferentes tipos de motivación, señala que su importancia relativa dependerá de circunstancias más amplias.
Por ejemplo, si alguien está teniendo problemas por la crisis del costo de vida, entonces las motivaciones “externas”, como la promesa de un aumento salarial, podrían marcar una diferencia real. “Debes tener cuidado al sacar conclusiones para todos los sectores de la fuerza laboral”, asegura.
Sin embargo, una vez que tenés tus necesidades básicas satisfechas, la motivación intrínseca se vuelve mucho más significativa, opina MacRae. Entonces, si te encontrás en una posición financiera relativamente estable, podrías pensar en comenzar un nuevo proyecto o empleo únicamente por el dinero extra. Y quizás, también, incitaría tu curiosidad o te daría un sentido de significado y propósito.
MacRae sugiere que cuestionar tus fuentes de motivación podría mejorar tu experiencia en tu trabajo actual. “La autoconciencia es fundamentalmente importante”, afirma. “Una de las cosas clave es entender lo que realmente quieres del trabajo, si se trata de tus relaciones laborales con otras personas o sobre el aprendizaje y desarrollo, por ejemplo”, agrega.
Luego, podés buscar oportunidades para capitalizar esos elementos. Por el lado de la gerencia, es esencial que los líderes escuchen atentamente cuando sus empleados expresan estas motivaciones, resalta. Ellos deben hacer un esfuerzo genuino para proporcionar los recursos necesarios que permitan a los empleados perseguir esos intereses.
Eso puede ser mucho más efectivo para energizar a la fuerza laboral que ofrecer un bono de fin de año a los trabajadores más productivos del equipo. Van den Broeck está de acuerdo y señala que ofrecer a los empleados un sentido de autonomía está relacionado con las formas de motivación intrínseca y de identificación.
Esto no significa darles rienda suelta a los empleados para que hagan lo que quieran, pero podría implicar darles alguna opción en las actividades que realizan, y explicarles el propósito de las tareas ineludibles que les fueron asignadas, para que al menos entiendan cómo encaja su trabajo con la misión del equipo.
El principio del placer
La teoría de la autodeterminación no se trata solo del trabajo. También puede aplicar a nuestros pasatiempos. Por ejemplo ¿querés aprender un idioma porque crees que impresionarías a otros? ¿O ese deseo deriva de un interés genuino en la cultura o de una necesidad específica de comunicarte con los hablantes de ese idioma?
Si estás inspirado por esto último, encontrarás que el inevitable y duro trabajo de aprender un nuevo idioma es mucho menor que para alguien que busca prestigio social por ser multilingüe. Mientras tanto, si se trata de tu estado físico, es posible que te presiones para realizar la actividad más difícil, simplemente porque deseas demostrarte tus habilidades a vos mismo o a los demás. Podés sentir que, de alguna manera, fallás si no te esforzás.
Ninguna de estas razones refleja mucha motivación intrínseca, entonces, ¿por qué no elegir una actividad que sea un poco menos extenuante pero mucho más placentera? Investigaciones recientes muestran que las personas que eligen sus rutinas de ejercicio de esta manera muestran una mayor persistencia que aquellos que no toman en cuenta sus intereses o el disfrute de las actividades.
Incluso si cada sesión es un poco menos agotadora, es más probable que continúes con la actividad. El compromiso a largo plazo pagará mayores dividendos. La vida es corta y no hay mucho que podamos lograr con el tiempo que se nos da.
La teoría de la autodeterminación nos recuerda que debemos ser selectivos con respecto a las actividades que realizamos. Si te enfocás en las metas que son personalmente más significativas y placenteras e ignoras aquellas que fueron inspiradas o impuestas por otros, la superación personal no tiene que ser un trabajo, sino una fuente de alegría.
*Por David Robson
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