Sergio se había enamorado de Carina desde que ella era adolescente, aunque en un comienzo había ocultado sus sentimientos más profundos. La joven cursaba el tercer año de bachiller en la escuela secundaria de su amado pueblo, mientras que él, unos años mayor, ya había concluido y le quedaban algunas materias por rendir. Cada día, a las 7:45, la esperaba en la puerta de su casa para saludarla con una sonrisa encantadora. El rostro de Sergio se iluminaba al verla, la abrazaba con sus largos brazos y le daba un beso en la mejilla. Aquel ritual se repetía al mediodía, cuando la esperaba al regreso del colegio. "Me sentía atraída por él, pero no de la misma manera, no estaba enamorada", rememora Carina.
Pero una mañana todo cambió. Como siempre, él esperó a que salga de la puerta de su casa con su sonrisa eterna; la joven, que adoraba aquel ritual, fue a su encuentro devolviéndole su alegría. Entonces, tal como solía hacer, él la abrazó, pero en vez de darle el habitual beso en la mejilla, lo hizo en la boca con ternura: "Quedé muy sorprendida porque me di cuenta de que inconscientemente lo esperaba", confiesa ella. "A partir de entonces aquellos besos se repitieron cada día, con mucho amor por parte de él. Pero yo aún no lograba enamorarme".
Alejarse
Carina y Sergio comenzaron a compartir más tiempo juntos, en la playa o en algún baile del pueblo y, aun así, los sentimientos de ella permanecían inamovibles: le gustaba todo de él, pero no se enamoraba. Su cariño, sin embargo, era tan grande, que decidió dar un paso muy difícil: alejarse. Al no poder corresponderlo, comprendió que no debía alentar sus ilusiones, por más que le doliera perder momentos que disfrutaba mucho.
Pero el joven no se dio por vencido y durante los años que siguieron buscó todos los caminos posibles para hallarla y estar cerca de ella; aun así, Carina no cambiaba de parecer y, al finalizar el secundario, se mudó a otra ciudad para estudiar. "Nos dejamos de ver durante años y, entre tanto, él también había dejado el pueblo para ir tras la búsqueda de un trabajo".
El tiempo transcurrió y la vida se encargó de trazar planes que los alejaron aún más. Cada uno formó su familia, sin tener noticias el uno del otro.
Una confesión
Muchos años pasaron cuando un mensaje inesperado llegó al teléfono de Carina: "Necesito escucharte", le dijo y a ella le recorrió una sensación extraña en el cuerpo. ¡Tanta vida transcurrida, tantos eventos agridulces que había superado! Hacía un tiempo había decidido separarse y, de pronto, los recuerdos de su adolescencia emergieron bellos y puros.
Hablaron y Sergio hizo algo que nunca había hecho jamás de manera clara: le declaró su amor por ella. Le confesó que, a pesar de todo, nunca había dejado de amarla. "Y me manifestó que estaba atravesando por serios problemas con su pareja".
Con muchas dudas por parte de ella, pero envueltos en una sensación impostergable, lograron verse y amarse, pero él estaba casado aún, y viviendo a 300 kilómetros. "Se repitieron algunos encuentros íntimos muy cortos pero intensos. Teníamos una vida muy diferente, en mi caso sola y, él, resolviendo sus problemas. Parecía muy complejo que nuestra relación pudiera avanzar hacia algún lado".
Te amo desde siempre
Cuatro años más transcurrieron con algunos intentos de acercamiento, imposibilitados por circunstancias complejas de resolver. Se alejaron una vez más hasta que, el 7 de marzo de 2020 a las 4 de la madrugada, Carina recibió un mensaje de Sergio con un par de canciones por Whatsapp, como una forma de expresarle sus sentimientos. "Le recordé que en la última conversación le había pedido que, si me volvía a escribir, lo hiciera con una decisión tomada. Me contestó: quiero que lo intentemos, te amo desde siempre".
"Y acá estamos, anhelando vernos, tratando de sobrellevar este tiempo de cuarentena, tedioso y para el cual no estábamos preparados, con muchas ansias", cuenta Carina. "Finalmente me di cuenta de que estaba enamorada y que jamás nadie me había amado así. Esperamos que esto pase pronto para reencontrarnos y darnos la oportunidad de ser felices", concluye ilusionada.
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