Los DJ son famosos por ser grandes acumuladores de discos, pero esa actitud a veces puede trascender lo musical y no hay razón para que los tatuajes sean la excepción. Al menos eso demuestra el medio centenar de diseños en tinta de Constanza Silva, DJ de reguetón de la escena under, a quien todos conocen como Dreikis, apócope de @drakeismypappi, nombre que lleva en las redes. Dreikis además modela para la marca de ropa Delaprovincia y explica que viene diseñando los múltiples parches negros que lleva en el cuerpo como si fueran una única pieza, como si sumara hits a su repertorio musical sin necesidad de cambiar el beat.
:: ¿Cuántos tatuajes tenés?
Perdí la cuenta. Hay muchas piezas enteras, que no son solo parches, como por ejemplo una manga donde se fueron conectando, así que no se los puede contar, los tomás como uno solo. La última vez que me puse a contar eran más de 40, así que ya debo ir por los 50.
:: ¿Cuándo te hiciste el primero?
A los 15, cuando todavía vivía en Bariloche. Quería tatuarme unas notas musicales en el cuello porque eran lo que más me representaba. Lo hablé con mi mamá y me acompañó, fue todo supervisado. Después no me tatué enseguida, pero cada vez que veía algo que me gustaba, quería que terminara en tatuaje. No me lo taparía porque, al estar pasando música y estar metida en ese ambiente como DJ, todavía me representa. Ese fue con permiso y todo, pero después, hasta los 18, no me tatué más, hasta que vine a Buenos Aires. Y, como ya no necesitaba pedir permiso, me los empecé a pagar yo: era todo un tema. Cuando tuve mi propio trabajo empecé a darles más bola. Está buenísimo sentirse identificada con los tatuajes y llevar en la piel el arte de algún tatuador amigo. Siempre me gustó destinar parte de mi plata a eso.
:: ¿Cuál es el más llamativo?
La manga del brazo se fue armando en diferentes sesiones con diferentes tatuadores. No es mi favorito, pero fue tomando forma con los años. Lo empecé en Bariloche en 2014, antes de venir a Buenos Aires, y recién me lo dejé de tatuar en 2016. Tiene diferentes estilos, hay algo más tradi, tipo los tatuajes de la época de los marineros, y algo más floral que rellena los huecos entre tatuajes. Y además tengo el retrato de la cara de Frida. Hay una mezcla de todo.
:: ¿Cuándo te hiciste el último?
El jueves pasado, que justo hizo mucho calor, mi amiga Flavia Paravisi me tatuó en el pecho unos corazoncitos, uno como un ángel y otro como un diablito. Ella tiene un estilo muy particular. Está justo arriba de mi favorito, que es un tribal. Ahora volvió la moda, aunque antes se hacían más en la cintura. Este es un tribal chiquito que también me hizo ella en freehand, así, en el momento. Otro de los más significativos que tengo me lo hice por mi abuelo. Es neotradi y medio realista. Es un corazón que abajo dice el apodo de él, Tata. También está en la manga, que tiene de todo.
:: ¿Te arrepentís de alguno?
Hay algunos que me tapé porque de chica tenía muchos amigos tatuadores que necesitaban probar y yo era de prestar la piel. Son tatuajes que hoy en día los miro y me doy cuenta de que no dan. Uno ya me lo tapé, así que de ese ya no estoy arrepentida. Igual son todos chiquitos, o en algún lugar que casi ni se ven, o con el tamaño del resto no se notan mucho. Ninguno era muy jugado igual, y si me arrepiento, no es por el significado, sino porque quedaron mal.
:: ¿Ya sabés cuál va a ser el próximo?
No lo tengo pensado, pero siempre estoy atenta, mirando o guardando referencias. Más allá de que no es una rutina, lo siento como una experiencia que me gusta mucho. Disfruto de que sea como un proyecto, desde el diseño hasta cuando lo curo. Por eso me gusta tatuarme con amigos o al menos con gente piola. Tiene que ver con la experiencia, con las ganas de ir cambiando cosas o que te peguen el stencil mil veces antes de que te decidas. Me pasó que me tatuaron a las apuradas o sin ganas porque no les interesaba el diseño. Entiendo que es laburo, pero yo me siento más cómoda cuando el otro está disfrutando al hacerlo. Eso hace que queden mejor.
Hay algunos que me tapé porque de chica tenía muchos amigos tatuadores que necesitaban probar
:: ¿Hay algo que jamás te tatuarías?
No me privaría de nada porque hoy en día te podés tapar cualquier cosa. Igual soy de pensar muy bien antes de tatuarme. Capaz no me haría nada vulgar u obsceno, pero tatuajes con un nombre y cosas así no tengo problemas porque si lo sentí en el momento está bien, y si no lo querés más, lo podés tapar. Frases, por suerte, no me tatué nunca y tampoco me haría el símbolo del infinito. Ni nada en estilo oriental porque no va con mis tatuajes, pero no es que no me guste.
:: ¿En qué lugar del cuerpo nunca te harías uno?
En la cara, pero ya la tengo medio tatuada. Tengo dos en la frente, bien cerca del pelo, pero la caída del pelo me los tapa. De un lado una rosa chiquita y del otro un tribal; los dos están hechos sin máquina, en hand poked. Llevan más tiempo, requieren más paciencia y duelen menos. Otros en la cara no me haría, no me tatuaría en los ojos. No se ven mucho, salvo que me miren fijo o tenga el pelo recogido. Todos los demás llaman más la atención.
:: ¿Te gustan los tatuajes de algún famoso?
Los de Brooke Candy. Tiene todo el cuerpo cubierto de tatuajes chiquitos, muy bien organizados. Trato de mirarlos como una pieza entera. Hubo un momento en que decidí qué estilo quería, que en mi caso son parches para ir llenando de a poco el cuerpo, y decidí que fueran negros porque me di cuenta de que el color no se lucía tanto en mi piel morocha. Toda la parte del torso la voy armando con parches chiquitos. De una manera u otra estás diseñando lo que querés en el cuerpo. No me da lo mismo dónde hacérmelos. Igualmente, cada tanto pinta en el momento hacer algo más impulsivo.