:: El colmo de una ilustradora tranquilamente podría ser que le desaparezcan los tatuajes. Y eso es exactamente lo que le pasó a la también historietista Powerpaola, autora de Virus tropical y Todo va a estar bien y miembro del colectivo internacional Chicks on Comics. Pero la artista plástica colombiana tiene otras historias hilarantes como un tatuaje sobre la dualidad que, literalmente, terminó partido al medio y celebra lucir en la piel diseños de dibujantes amigos porque "es como llevarlos en la piel".
:: ¿Cuántos tatuajes tenés?
Tengo siete. En realidad, eran ocho, pero uno está desaparecido. Fue el primero. Me hice un sol detrás del cuello a los 16. No sé con qué tinta me lo habrán hecho, pero ya no existe más. Un día me miré en un espejo y ya no estaba. Me lo hice porque en esa época me gustaba mucho esa imagen, sentía que el sol me iluminaba. El tatuaje era amarillo y creo que por eso fue desapareciendo. Me gustan los dibujos románicos y medievales, que sean muy simples y al punto.
:: ¿Tenés pensado el próximo?
Tengo ganas de hacerme una hormiga. Que sea un dibujo muy científico de una hormiga. Mis tatuajes están todos en los brazos y los hombros. No tengo hechos en ninguna otra parte del cuerpo. Me imagino una hormiga cerca de la mano. Me gustaría tener muchos tatuajes, pero la imagen tiene que aparecer, me lo tiene que pedir el inconsciente. No me voy a hacer uno solo por hacérmelo.
:: ¿Cuál fue el último que te hiciste?
Creo que fue un ojo o el de una calavera que me hice hace un par de años. En realidad, es un cráneo muy chiquito en el hombro izquierdo que me hizo hace dos años una amiga tatuadora que estaba aprendiendo. Está basado en un dibujo mío.
:: ¿Diseñás tus propios tatuajes?
Muchos son diseños míos. El más grande que me hice es un dibujo mío. Es una serpiente enredada en el brazo izquierdo. También le pedí a Pablo, un ilustrador amigo, que me dibujara dos arañas para el brazo derecho. Los tatuadores que elijo siempre son dibujantes y, por lo general, son del tipo que no hacen nada que no sea de ellos, aunque si les interesa el diseño de otro dibujante hacen una apropiación y le agregan el estilo de ellos. Estas arañas, por ejemplo, las copiaron tal cual, incluso con sus errores.
:: ¿Prestás más atención al estilo del tatuador por ser ilustradora?
Necesito conocerlo bien y me tiene que gustar cómo dibuja y cómo es su línea. A mí me gustan los errores, de hecho, mi trabajo está lleno de errores, pero los veo y los acepto desde el principio, que me gusta que estén y que se noten. Mis tatuajes favoritos es el de las dos arañas, que me las hicieron idénticas, con una línea delgada, perfecta.
:: ¿Qué dibujo no te harías jamás?
No me haría nunca un Mickey Mouse. Tampoco un Bart Simpson, ni una esvástica. Y un texto tampoco. Las palabras son muy poderosas, no me gusta mucho el texto.
:: ¿Te arrepentís de algún tattoo?
A los 17, en mi época más punkie, me hice uno muy trash. Es un símbolo inca del norte de Argentina que me gusta bastante por la dualidad. Pero con el tiempo quedó muy mal, parece como si lo hubiera hecho en la cárcel. Viví un tiempo en El Salvador y conocí unos tatuadores especialistas en arreglar tatuajes, que me lo dejaron muy bien, pero ese es el que más sufrió. No está tan bien hecho, tiene muchos años. Acepto que ella también fui yo con esos errores y hay toda una historia detrás de ese tatuaje.
:: ¿Necesitás que siempre tengan algún significado?
Todos tienen una historia detrás y eso es importante. No importa que no sea tan clara, que no tenga un significado directo. Por ejemplo, el tatuaje del símbolo inca ahora tiene que ver con un accidente en bicicleta. Hace un tiempo me rompí el brazo justo donde está ese tatuaje, que tiene que ver con la dualidad. Estaba pasando por un momento de tomar decisiones y para mí era muy claro eso. Los cirujanos que me operaron tuvieron mucho cuidado con el tatuaje y me dejaron la cicatriz justo en la mitad, como cortando esa dualidad. Me pareció muy simbólico. Me gusta creer en los símbolos y relacionarlos. El de la serpiente en el brazo también, tiene que ver con un proceso de transformación. Esa serpiente apareció cuando mi padre se estaba muriendo y empecé a dibujarla al lado de él mientras lo acompañaba durante su agonía. Cuando se murió decidí tatuarme y siento que esa serpiente me transformó a mí. Estoy terminando un libro que tiene que ver con eso.
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