Era un auto adelantado a su época por su diseño aerodinámico y su potencia única. El Tatra T87, de origen checoslovaco, se comenzó a producir en tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial y enamoró pronto a la oficialidad nazi. Pero se convirtió en un arma mortal para ellos, a tal punto, que el propio Adolf Hitler les prohibió a sus subordinados que montaran esa máquina luego de que numerosos altos mandos de su ejército fallecieran por accidentes en ese vehículo, bautizado como "el ejecutor de nazis".
La semana pasada, la casa de subastas inglesa Sotheby's anunció que pondría a remate un modelo de T87 del año 1948 cuyo precio oscila entre los 300.000 y 400.000 dólares. Es entonces una buena ocasión para repasar la historia de esta máquina que, según dice la leyenda, mató más oficiales nazis que las balas de la Segunda Guerra.
El Tatra T87 fue un coche realmente revolucionario para su época. Fue construido con materiales que aún hoy son poco convencionales, como el magnesio o el aluminio. Tenía el motor en la parte trasera, un V8 de 3.4 litros con 75 CV que permitía que el vehículo, con su estructura aerodinámica, alcanzara los 160 kilómetros por hora. Un bólido para la época en que salió al mercado, en el año 1936.
La original forma del vehículo fue esculpida por el ingeniero automotriz austrohúngaro Hans Ledwinka. Contaba con un avanzado chasis tubular, medía 4,74 metros de largo y 1,67 de ancho y tenía una altura de 1,5 metros
El diseño futurista incluía una aleta en el techo y el llamativo detalle de que tenía tres ópticas delanteras, una de ellas en el centro, justo debajo del logo del fabricante, Tatra, cuya automotriz estaba en la región checa de Moravia. La marca desapareció en 1999, pero sin dudas, con este tipo de modelos, dejó su marca en la industria del automovilismo urbano.
El vehículo en cuestión contaba con un cambio de cuatro marchas y suspensión independiente, ambas cosas también poco vistas en su época. Todos estos elementos que convertían al T87 en un auto del futuro fascinaron a los oficiales nazis cuando los alemanes ocuparon Checoslovaquia en el año 1939.
El ejecutor de nazis
Pronto, el modelo creado por Ledwinka se convirtió en el chiche tecnológico nuevo de los invasores. Pero había algunos problemas y por las características del vehículo, se necesitaba una destreza especial para manejarlo. Algo de lo que, al parecer, carecían los oficiales del nazismo.
La alta velocidad que alcanzaba el vehículo, sumado a una distribución de los pesos muy diferente a las máquinas existentes hasta entonces y una traicionera suspensión trasera de ejes oscilantes hacían que para conducirlo se debiera prestar una atención extrema.
Era necesario calcular las distancias de frenado y, especialmente, no dejar de acelerar bruscamente en las curvas, porque eso podía provocar trágicos accidentes, según lo que señala el suplemento El Motor, del diario español El País.
Aparentemente, muy eufóricos por poder manejar esas máquinas en las flamantes autopistas alemanas o italianas, los oficiales nazis fueron cayendo uno tras otro, víctimas de varios accidentes automovilísticos en el T87.
Incluso, dentro de una semana, según lo señala la página especializada Top Speed, el vehículo de Tatra llegó a matar a siete oficiales del ejército alemán. No por casualidad, los enemigos del eje llamaron al vehículo "el ejecutor de nazis".
Al enterarse de esta serie de accidentes que estaban diezmando a su oficialidad, Hitler montó en cólera -como cada vez que las innovaciones tecnológicas le jugaban una mala pasada- y prohibió a todos sus subordinados que manejaran o se subieran siquiera a ese vehículo.
Más allá de la serie de accidentes fatales que se llevó la vida de muchos oficiales nazis, el Tatra T87 no dejó de fabricarse sino hasta el año 1950. Y como otro detalle que relaciona a este auto con la historia automotriz alemana, se dice que este modelo, pero especialmente el T97, habría inspirado a Ferdinand Porsche para la creación del famoso Volskwagen Tipo 1, que luego sería bautizado como el Escarabajo.
Tanto es así, que al finalizar la Segunda Guerra, Volkswagen tuvo que afrontar un juicio por plagio frente a Tatra, y la empresa alemana acabó pagando un millón de marcos en concepto de indemnización en el año 1965.
Fueron unas 3000 unidades del T87 las que se fabricaron entre 1936 y 1950 -con una breve interrupción entre 1944 y 1945- y todavía, por su diseño y sus características técnicas, es un auto muy buscado y cotizado por los coleccionistas. Uno de ellos se subastará en Sotheby's, dentro de la colección de vehículos Elckhart, entre el 23 y el 24 de octubre de este año.
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