Tanque y submarino, estos son los dos tipos de personalidad agresiva que existen: cómo identificarlos
En una dinámica de pareja, uno explota y el otro actúa de forma pasivo-agresiva; sin embargo, ambos se enojan y guardan resentimiento
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Hoy en día somos testigos del accionar de mucha gente que pierde el control de sus emociones y, de pronto, frente a una situación de gran tensión, explota. Pero también, muchos se enojan y no lo exteriorizan. Te invito, entonces, a reflexionar sobre los siguientes dos tipos de personalidad agresiva:
1. La personalidad tanque
Alguien con este tipo de personalidad es lento y suele descargar “sus cañones” produciendo mucho ruido. Por lo general,“ el tanque” arma pareja con “el submarino”, es decir, con una persona con las características que veremos a continuación.
2. La personalidad submarino
En este caso, también hay enojo y mucho; sin embargo, nadie se percata de ello. La persona se enfada de una manera que no se ve, de manera lenta y letal: llevando la contraria.
En esta dinámica de pareja, uno explota y el otro actúa de forma pasivo-agresiva. Lo cierto es que los dos se enojan y guardan resentimiento.
¿Cómo se puede resolver esta cuestión?
Uno de los ejercicios que suelen recomendar los terapeutas y ha ayudado a muchas parejas consiste en pedirles que se tomen un tiempo breve, de unos diez minutos, solos, en un lugar privado. Primero va a hablar A durante cinco minutos y, sin enojarse, ni gritar, ni echarle la culpa a la otra parte, va a expresar todo aquello que le ha hecho sentirse dolido o lastimado. B solo debe escuchar y, a continuación, decir: “Lamento haberte herido; espero que me puedas perdonar”. Luego, será el turno de B quien, exactamente con la misma actitud (sin ira, ni gritos, ni reproches), va a expresar todas sus heridas y emociones al respecto. Al terminar, A le dirá también: “Lamento haberte herido, espero que me puedas perdonar”.
¿Cuál es el resultado de este ejercicio?
En primer lugar, se logra, en un clima de tranquilidad, que ambos puedan “poner en palabras” lo que en verdad sienten. Verbalizar el mundo emocional de este modo los ayuda a dejar de utilizar “el ruido de los cañones” y “el silencio de los torpedos”.
Segundo, se logra que se “simetricen”, pues deja de haber una víctima y un victimario al haber reconocido que los dos se han lastimado el uno al otro.
Y, por último, se logra que “conecten” en un nivel íntimo y profundo, en un clima de respeto mutuo.
Lo importante siempre, ya sea en una relación de pareja, familiar o entre amigos, es poder hablar con sinceridad y libertad para no guardar resentimientos; en el caso puntual descripto, uno explotando y el otro implotando. Como suelo decir, la palabra nos sana.
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