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Yo conocí la guerra. Ahora conozco la paz. Quiero ser Embajadora de Cultura y voy a contar por qué.
Nací en el Congo y vine a la Argentina en 2014. Ser inmigrante me permite mirar la vida con dos anteojos, el congolés y el argentino. Hablo tres idiomas: castellano que aprendí acá, en casa hablamos swahili y con mis amigos del Congo, en francés.
Tuvimos que irnos porque mis padres querían que mis hermanos y yo viviéramos más seguros. El Congo, además del atraso cultural, padece la guerra por el coltán. El coltán es un mineral que se usa para hacer celulares, computadoras, armas, cámaras digitales y satélites artificiales. Lo llaman el “oro negro” y el Congo tiene el 80% del que existe en el mundo. Se vive en estado de guerra permanente, porque todos quieren ser dueños del coltán. Cuando hay ataques todo es muy peligroso, no se puede salir a la calle ni ir a la escuela; la gente tiene mucho miedo; toman prisioneros; los esclavizan o asesinan en cualquier momento.
La pregunta de por qué existen las guerras me acompaña desde chica. Todos me decían que en el Congo siempre fue así. Pero yo no me resigno, no tiene por qué seguir siendo siempre así. Mi sueño sería que alguna vez en la vida la paz sea posible.
En el Congo nunca pensé que era diferente por mi color de piel, acá sí porque somos pocos y al principio tenía miedo de que me discriminaran, pero nunca fue así. Muchas veces uno se hace problemas por adelantado y piensa que los demás piensan cosas que en realidad no piensan. Una de las cosas que aprendí es a no pensar por los demás antes de conocerlos.
En la Argentina me impresionó que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres: pueden estudiar y trabajar de lo que quieran, nadie las mira mal ni le llama la atención que eso sea así. En el Congo lo único que pueden hacer las mujeres es casarse y tener hijos. La vida en el Congo es muy injusta para las mujeres. Deben vestirse con el kikwembé, la ropa tradicional, mientras que los hombres se visten con traje y camisa, o con jeans. Las mujeres están atadas a la tradición y no pueden crecer como personas. No es como acá. Es como si no viviéramos en el mismo planeta.
Las mujeres viven en esa sociedad tan machista casi como en la esclavitud, obligadas a vivir en el pasado. Mis amigas del Congo me preguntan por qué me importa tanto seguir estudiando. No lo entienden. Siento que es mi deber mostrarles que la vida de una mujer puede ser mucho más que casarse y tener hijos.
Pero había algo muy bueno en el Congo. Mi casa era una casa de puertas abiertas, mis amigos del barrio eran mis compañeros de escuela. Los vecinos eran casi como nuestra familia. Uno podía ir de casa en casa, sin pedir permiso ni tener que esperar una invitación. Acá estamos encerrados en nuestro departamento casi sin tener contacto con los vecinos, como si las paredes fueran más gruesas y pesadas.
Extraño aquella vida en comunidad con paredes casi invisibles, en la que nos sentíamos parte de una misma familia, apoyándonos y compartiendo mucho de nuestra vida.
Mis dos anteojos me enseñaron estas cosas y por eso estudio Relaciones Comerciales Internacionales. Sueño con volver al Congo y trabajar por los chicos que tienen hambre, por los que son secuestrados y obligados a ser soldados; por los que deben trabajar y morir en las terribles minas de coltán. No sé qué, pero quiero hacer algo para que puedan tener una vida mejor.
También me gustaría mostrarles a las mujeres congoleñas cómo se vive en otros países, mostrarles que se pueden hacer otras cosas, que no está mal que la mujer estudie o trabaje.
Yo sé que es difícil hacer realidad estos sueños, pero para eso son los sueños: para soñarlos y abrir el corazón y la cabeza y, así, conseguir lo que al principio parece imposible.
Tenemos distintos colores de piel, pero, al final, todos tenemos el mismo color de sangre.
¿Qué es Clubes TED- ED y cómo participar?
Clubes TED-Ed, es un proyecto creado para que las ideas de los adolescentes sean escuchadas en las comunidades educativas, cierra su inscripción en pocos días para su edición 2021: el próximo 31 de marzo. Las postulaciones pueden realizarse en clubesteded.org.
Los docentes y directivos de todo el país que participan de Clubes TED-Ed 2021 desde sus establecimientos serán capacitados por el equipo de Clubes TED-Ed, recibirán materiales didácticos de primera calidad en forma gratuita y tendrán oportunidades de crecimiento personal y profesional. También podrán ofrecer a sus estudiantes la oportunidad de dar su propia charla y vincularse con miles de estudiantes de todo el país que participan del programa.
Para más información o consultas, docentes y directivos pueden escribir a clubes@tedxriodelaplata.org o comunicarse a través de INKI, el asistente en línea de Clubes TED-Ed (disponible en el sitio web).
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