Sus goles lo llevaron a estar en lo más alto, promesa del Seleccionado Juvenil en la era Pekerman, Leonardo Biagini ganó el Mundial de Qatar y casi todo en Europa, hasta que decidió otro camino.
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Supo ser una de las mayores promesas del fútbol argentino, Leonardo Ángel Biagini fue uno de los primeros en jugar un Campeonato del Mundo en Qatar con los juveniles, entrenó con Maradona, lo compraron por una suma millonaria, y triunfó con el Atlético de Madrid. Lo tuvo todo hasta que un día decidió dejarlo atrás. Bajó la persiana y se quedó a la deriva pensando qué hacer. Hoy, este santafesino de 46 años, vive en España y dejó el fútbol atrás.
-¿Cómo fue tu relación con la pelota?
-Desde los seis años, jugar al fútbol era todo lo que supe hacer, todo lo que me gustaba hacer. Así fue como llegué a jugar para Argentina el Mundial Juvenil Sub 17 de 1993. Yo, que nunca antes me había subido a un avión, viajé a Japón a representar al país con la Selección. Un sueño hecho realidad.
-Por muchos años, te llamaron “promesa del fútbol argentino”, ¿pesó esa responsabilidad?
-La verdad es que eso nunca me importó. Era futbolista porque me gustaba jugar al fútbol. Y, para mí, ponerme la camiseta argentina era un regalo, un premio, un orgullo enorme, una alegría inmensa.
- En aquel entonces cumpliste el sueño de muchos pibes, llegaste a jugar con Diego Maradona
- Fue en 1993. Y es que debuté muy chico en Primera División y eso coincidió con la llegada de Maradona al club, Newell’s Old Boys de Rosario.
- ¿Qué recuerdos te quedan de él?
Hoy me arrepiento de no haberme hecho ni una foto con él, todos se hicieron. Yo era el más chico del plantel y, por eso en los entrenamientos, nadie quería venir conmigo. Tampoco se atrevían a ir con él, porque era Maradona... –ríe-. Un día que nos mandaron a trabajar en pareja, solo le había quedado yo. Nos miramos, me acerqué a él, temblando, muy nervioso y empezamos a ejercitar. Me tocaba sostenerle la pierna y se ve que se la levanté demasiado alto, porque saltó: ‘¡Pará, nene! ¿Qué te pensás, que tengo 15 años como vos?’ (yo tenía 16). Rojo me puse, casi me muero.
Cuando nadie relacionaba a Qatar con el fútbol y nombres como Lionel Scaloni y Lionel Messi ni siquiera sonaban a nivel internacional, Leonardo Biagini y el seleccionado argentino Sub-20 ganaron un Campeonato Mundial. En 1995, fueron los primeros “Campeones de Qatar”, los llamaron los “Héroes del desierto”.
- ¿Qué sabías de Qatar en aquel entonces?
-Absolutamente nada. Que un chico de pueblo como yo (de Arroyo Seco, Santa Fe) terminara viajando a un Mundial y a un país tan raro como Qatar, fue lo máximo. Encima, ganarle en la final a Brasil y que, uno de los dos goles, haya sido mío... inolvidable
-Muy distinto a la euforia que se vivió contra Francia, se dice que al ganar ustedes terminaron festejando solos en un McDonald’s...
-Ni me acuerdo qué local era, solo que ganamos y que queríamos celebrar y abrazarnos con todos: amigos, familia, todos, pero era de noche y allá estábamos solos. Nada de internet o redes sociales, solo nosotros como grupo. Y es que, en Qatar por entonces no había nada, solo un par de hoteles, poco más. Todo era desierto, nada que ver con lo que se vio, con la televisión en vivo en el último Mundial
- Aquel grupo, “El equipo de José” de Pekerman, quedó inmortalizado en un documental, “Érase una vez en Qatar”
-Sí, vino Juampi -Juan Pablo Sorín, que era nuestro capitán entonces- a España a filmar un documental. Nos entrevistó a mí, a (Ariel) Ibagaza y a Panchito Guerrero. Fue una linda charla, comiendo, todos juntos. ¿Estrenó? Aún no lo vi, aunque seguro avisaron por WhatsApp -porque los del equipo tenemos un grupo-, pero yo soy de meterme poco. Seguimos en contacto, hace un tiempo hicimos un reencuentro, una charla por Zoom donde también estaba José Pekerman, un capo.
- El cuerpo técnico actual de la Selección, con Lionel Scaloni y Pablo Aimar también fue moldeado Pekerman, ¿los conocés?
Los conozco a todos. Jugué con Walter Samuel, con Pablo Aimar con el Sub-23 y también con Lionel Scaloni. Con Lionel incluso nos conocíamos de antes, jugábamos juntos de chicos, en Newell’s y en Pujato, su pueblo, que queda cerca de Arroyo Seco, el mío. Incluso Scaloni ahora vive acá, en Mallorca.
Cuando jugaba, Lionel era todo personalidad adentro de la cancha, me gustó el personaje que puso ahora y verlo un tipo así, calmado. Me encanta lo que lograron y lo que les está pasando. Son gente sana y simple del fútbol. Poner a los chicos al mando de la Selección pudo salir bien o pudo salir mal, pero ellos lograron gestionar un gran grupo en lo deportivo y en lo personal y, eso es trabajo del entrenador.
- ¿Cuánto cambia el éxito a las personas?
- En mi caso fue todo muy loco, lo que viví después de aquel Mundial... en poco tiempo pasé de ser solo ‘Leo’ a ser el “Jugador campeón del mundo”. Y la verdad es que yo quería seguir siendo yo, y que la gente me siguiera tratando como siempre, pero no fue así. Todo cambió mucho. De repente, en un año, todo en mi vida fue una locura. Un chico del pueblo campeón del mundo, era increíble. Para Arroyo Seco ése campeonato fue histórico.
- Y es que rápidamente pagaron una cifra millonaria y te fuiste a Europa, a jugar en España...
-El pase al Atlético de Madrid fue ese mismo año. No me acuerdo bien si fue por un millón ochocientos mil dólares o dos millones, pero fue una cifra millonaria para ese momento, pero yo no me ocupaba de esas cosas. Recién había cumplido 18 años y era uno de los futbolistas argentinos más jóvenes en ser transferido al exterior. Lo de Messi al Barcelona, con 13 años, ni había pasado. Por entonces solo otro jugador, Juan Esnáider, se había ido a jugar tan chico, por eso todo resaltó más.
La cima del mundo a los 18 años y un apellido mal escrito
Con el éxito del Mundial bajo el brazo, Biagini desembarcó en Europa. “La parte complicada nadie te la cuenta. Fue difícil, tenía 18 años, estaba en otro país, sin mi gente, extrañaba mi casa y mucho a mi familia”, relata Leo desde su casa en Mallorca. Se dedicó a lo que sabía hacer, suerte de debutante, y en aquella primera temporada, Leo fue protagonista del histórico “Doblete” (así llaman a la hazaña de ganar la Liga y la Copa Nacional de fútbol en una misma temporada) en el Atlético Madrid, el mismo equipo donde jugaba Diego Simeone. “La verdad es que aquel fue un año impresionante, increíble”, comenta.
- Tu apellido hizo historia
- No se si diría “mi apellido” -ríe- porque, si hoy ves las fotos de aquella temporada, te vas a dar cuenta de que la jugué con el apellido “Biaggini”, con doble g, estampado en mi espalda. ¡Avisé varias veces que estaba mal escrito! Pero, no sé por qué, la hicieron así y así quedó.
- Después tuviste un paso fugaz por Inglaterra. ¿Tu pronunciación era tan buena como la del Dibu Martínez o más básica como la del Kun Agüero?
- Mi inglés era muy malo, ni ahí como el Dibu. Volvía de una lesión y tenía que jugar para volver a mi nivel, así que me mandaron una temporada a Brighton. Me acuerdo que llegué al vestuario y no entendía nada. Eran otros tiempos, los futbolistas ahí no tenían las facilidades que tienen ahora. Yo tuve que dejar temprano el colegio, porque concentraba con Newell’s en Rosario o en los días de semana entrenaba con la Selección en Buenos Aires. Me era imposible ir a clases, estar con mis amigos o en mi pueblo, no me daban los tiempos. Hoy pienso que, si me hubiera quedado más tiempo, al inglés lo habría terminado sacando, pero me volví a Mallorca.
- Mallorca se convirtió en tu hogar...
- Es que, para entonces habían nacido mis hijos -Thiago y Nahuel-, aquí en Mallorca formé mi familia. Me gustó mucho el lugar, la playa... Pensá que, hasta venir a jugar a España, yo solo había visto el mar en Mar del Plata, de cuando íbamos a jugar. Además, en Mallorca me encontré con que había muchos argentinos y me fui armando de amigos, mi gente.
Chau fútbol
Futbolista consagrado en Europa, en 2007 Leonardo Ángel Biagini decidió dar un giro a su carrera y volver a la Argentina para jugar para Arsenal de Sarandí, en Buenos Aires. “Había hecho casi toda mi carrera fuera del país, me parecía que era momento de volver y jugar en mi tierra”, comenta.
La vuelta a la Argentina no fue como esperaba. Profesionalmente, Biagini ganó con Arsenal la Copa Sudamericana, pero a nivel personal comenzó a replantearse su vida y también se separó.
-¿Por qué te retiraste tan rápido?
-A mí me gusta jugar. Hacia el final, me di cuenta de que el ambiente del fútbol ya no era tan sano, que había muchos intereses y preferí dejarlo, a los 31 años.
- Bajar el ritmo de golpe no es fácil, ¿pensaste en un cambio de vida, a lo Messi?
- Lo suyo en Miami me parece genial. Es que si seguís en Europa en equipos importantes, te exigís todo el tiempo al máximo. Ya tiene una edad en la que tendría que pensar más en disfrutar. Él prioriza a la familia y Leo eligió una ciudad hermosa para vivir. Yo estaba decidido a dejar
- Y, ¿por qué no seguir como director técnico o representante?
- Ninguna de esas opciones era para mí. Conocí a tanta gente, que no me gustó nada. En nuestra época, nosotros éramos muy inocentes, solo nos enfocábamos en jugar al fútbol, nada más. No sabía lo que pasaba alrededor y creo que, a la mayoría de los jugadores de fútbol de mi generación, les ha pasado lo mismo.
- Sos un referente del fútbol juvenil, pero te mantuviste lejos
- Pero, si un juvenil me preguntara hoy, le diría las cosas que aprendí con mi experiencia. Que deberían estar más preparados, que no es solo patear la pelota y meter un gol, que hay muchas más cosas. Que hay que tener cuidado con la gente alrededor y prestar atención a todo.
- ¿No se extraña la vida de futbolista?, ¿estarías para jugar de nuevo?
- El estado físico está, entreno todos los días. Y, la última vez que jugué fue cuando me invitaron del Atlético de Madrid cuando renovaron el estadio Vicente Calderón, fueron quince minutos y me gustó tanto que tuve miedo de querer volver a jugar. Jugar al fútbol fue mi gran pasión y eso lo tengo claro. Hoy se que hay torneos con exfutbolistas, me informo con los diarios, sigo algunos partidos... Seguí el Sub-20 que se jugó el año pasado en Argentina. Veo a la Selección, pero trato de no hablar o pensar en esos tiempos, porque parecería que estoy enojado con el fútbol, y no. Es solo que, para mí, hay etapas que se van cumpliendo.
“No entendía qué hacía la gente los fines de semana”
Hoy, Leo está en pareja con la israelí Hagit y tiene una nueva vida. Sus hijos conocen de sus logros como futbolista “porque son amigos de los hijos de mi excompañero Samuel Eto’o, así que se ríen comentando esos tiempos”, comenta Leo.
- ¿Cómo fue el después, cuando se apagaron las luces de los estadios?
- Jugué al fútbol toda mi vida y, de repente cuando me retiré sentí el vacío. No entendía qué hacía la gente los fines de semana. Mis amigos me decían, “estoy con mis hijos, con mi familia”… yo con la adrenalina a tope, no sabía que hacer.
- ¿En qué te enfocaste?
-Empecé a correr y con el deporte me empecé a enganchar haciendo carreras de 10 kilómetros, de 21, maratones... después metí triatlón y me empezó a gustar. Eso me motivó a empezar a entrenar a otras personas. Hoy me dedico a eso, tengo una titulación de entrenador y llevo un centro tipo crossfit en Son Verí Nou, cerca de Palma de Mallorca. Gracias al deporte, volví a sentirme vivo.
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