Superhéroes del conurbano
¿Qué pasaría si la Liga de la Justicia se enfrentara con los malos del oeste del Gran Buenos Aires? La adaptación al cine de la novela Kryptonita, de Leonardo Oyola, propone un juego de actores fascinados con el cómic
Se abren las puertas de la guardia. Una banda. Una superbanda. Cargan en brazos al líder malherido, el Nafta Súper. Gritan por los médicos. En unos minutos todo el Hospital Paroissien de Isidro Casanova va a estar evacuado. Sólo ellos van a quedar ahí. Aguantando a su amigo. Resistiendo los embates de la Bonaerense y de una sociedad que quiere barrer lo que ya no sirve. Hay que ver si pueden. Ellos tienen el poder. El poder de la unión.
En 2011, Leonardo Oyola, escritor del oeste del Gran Buenos Aires, presentó Kryptonita (Random House), una novela reeditada este año con guiños al mundo de Superman, Batman y la Mujer Maravilla que planteaba qué pasaría si la Liga de la Justicia hubiera nacido en nuestro conurbano y no en la tierra de la libertad. A Oyola se le ocurrió la estructura a partir de un paro de guionistas en Hollywood. "Al comienzo era sólo la historia de Superman, muy lineal, en base a la película de los 70, la de Richardo Donner, adaptada a Isidro Casanova. Pero era un chiste, se agotaba. Hasta que leí sobre esa huelga, en un artículo que decía que estábamos en una edad dorada de las series porque lo más importante son las historias. Entonces me dije que había una forma diferente de contar. Vamos a hacer nuestro Superman unplugged, que él llegue herido y que los otros le hagan el aguante, y mientras esperan vayan contando todas las historias que habían vivido junto a Nafta Súper."
Ahora estoy en el set de filmación de la película de su novela. Los ojos le brillan como a un chico al que se le cumplió ese deseo que pidió en su último cumpleaños. Pellizcame, me pide. Pasa Nico Vázquez caracterizado como el Faisán (o Linterna Verde), y le pide, más que pedirle le ruega, que por favor escriba la segunda parte de la novela. Y ahí Oyola me tira con su superpoder de palabras: "Esto es como un viaje de egresados para mí".
Le pregunto si no se le cayó una lágrima al ver cumplido su sueño como escritor y me cuenta que cuando Lady Di (la Mujer Maravilla) le pide a Nafta Súper (Superman) que no se muera, que se habían prometido que nunca iban a caer ni abandonarse, él estaba atrás de cámaras en el set y tuvo que correrse a un costado, y sin que lo viera nadie se puso a llorar en el más íntimo de los silencios. Porque ese monólogo de Lady Di, Oyola lo había escrito para su hijo. Y Oyola no es Superman. Y se emociona.
Nicanor Loretti había filmado Diablo, con Juan Palomino. Después Loretti le propuso una nueva película, que lo quería de nuevo como protagonista. Entre whiskies contestó que sí: confiaba en el ojo de Loretti. Pero cuando le preguntó de qué se trataba y cuál era su papel, Palomino pensó que a su amigo director de cine le había hecho efecto el escocés. Le dijo que tenía que hacer de Superman. Y le dio la novela Kryptonita. Vas a ser Superman, o mejor, Nafta Súper, le dijo confiado. Palomino infló el pecho. Por un segundo se sintió de otro planeta.
Palomino vestido de Nafta Súper cebándome unos mates dice que "dándole una lectura social, me parecía fascinante encarnar a estos héroes del conurbano. Y es increíble hacer de un personaje que está en relación directa con los más desposeídos, contraponiéndose a lo que significan los superhéroes en Estados Unidos, que mantienen el statu quo de la sociedad. Acá es al revés, desafían lo establecido". Palomino asegura que esta película tiene mucho de político y la compara con el cine de Leonardo Favio. "Es darle voz y voto a aquellos que durante los últimos 20, 30 años no han tenido lugar en las grandes producciones nacionales, porque las películas como Nueve reinas, El secreto de sus ojos o Relatos salvajes retratan a una clase media trabajadora y pudiente, y ahí aparece esta película con protagonistas feos, sucios y malos, los desposeídos de siempre, que tienen esa conciencia de poder entender que hay situaciones que se viven colectivamente. Yo no los voy a dejar en banda nunca, les dice Nafta Súper a sus Superamigos. Todos somos buenos y malos a la vez."
Nico Vázquez con la camiseta verde de Laferrere. Anillo en un dedo. Se lo besa, me mira, sonríe. No sé si el verde de su personaje, el Faisán, terminó ganándole a su cordura. Para asegurarme de que está en sus cabales, le pregunto por la novela: "Había leído Kryptonita. Un día me llamó Loretti y me dijo Hola Faisán. Así empezó todo este delirio hermoso. Acá me encontré con un equipo excelente y un elenco que no podés creer. Te doy el ejemplo de Juan Palomino: él está tirado toda la película en una camilla, y había tomas en las que sólo salían sus piernas, pero él siempre elegía venir igual al rodaje. Eso te habla de que lo somos como equipo". De su transformación de galán de novelas de prime time a miembro de una banda criminal del conurbano dice que "hacía rato que quería hacer un personaje de estos. Vengo de una clase media bastardeada, mis viejos la pelearon siempre, conozco la calle. Por eso quiero mucho a este personaje, porque tiene esa cosa de pertenecer a un mundo muy de abajo, pero tiene un corazón grande, de dar todo por sus hermanos".
Caballero de la noche
Llega caminando desde las sombras. Borceguíes y campera de cuero. Se saca el casco y es Pablo Rago. Nos sentamos. Por la ventana se ve una villa. El tren pasa de fondo. Empieza a hablar y me cuenta que "cuando Loretti me pasó la novela, la leí por la mitad y después me junté con él. Me ofrecía hacer a Federico, yo pensaba que Federico era el médico, porque hasta ese entonces no aparecía ningún Federico en la novela. Le dije Bueno, hago el médico y Loretti me contestó Si querés hacer al médico está bien, pero yo quería que hicieras al Señor de la Noche, y ahí me morí. No lo podía creer. ¿Cuántas posibilidades en esta vida iba a tener de que me llamaran para ser Batman? Una". Cundo le toca hablar del grupo, Rago coincide en el espíritu muy unido. "Pero yo, para entrarle bien al personaje solitario, siempre me mantuve al margen de ellos. Incluso tienen un grupo de Facebook en el que charlan entre todos los del elenco y yo nunca aparezco ni digo nada, incluso en la filmación, me junto poco con ellos."
Su némesis en la película es un Guasón interpretado por Diego Capusotto. "La primera escena que hice fue con Capusotto, que es el negociador de la policía. En un momento tuve el casco como 15 minutos y veía como todos se movían y nadie sabía a quién estaba mirando. Hasta que Capu me golpeó el casco y me preguntó: Oiga…, ¿se durmió? Tuve que sacarme el casco, no podés parar de reirte con ese tipo." Rago cuenta que tuvo un curso intensivo de Batman por parte de Sebastián de Caro (también participa en el film): "Lo escuché hablar hasta que me sangraron las orejas. Lo llamé y nos juntamos y me tiró muchas puntas del personaje, como la precisión, la paranoia, cosas que me sirvieron mucho a la hora de la composición".
Sofía Palomino es hija de Juan. No recuerda en qué calle de La Plata vivía de chiquita. Le grita a Superman. Superman viene volando y dice que vivían por la zona de Plaza Italia. "Es la primera vez que actúo con mi viejo. Cuando me hablaron de este proyecto, quise estar de una. Vengo de hacer cine y tele y teatro, me interesa la actuación en todos los formatos, es una cuestión del tipo de proyecto, el modo en el que se hace."
La Cuñataí Güirá equivale a la Mujer Halcón de la Liga de la Justicia. Sofía cuenta: "Para componer mi papel leí la novela de Cristian Alarcón Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. La Cuñataí es paraguaya y novia del Faisán. Su poder tiene que ver con la intuición. Me metí a investigar el mundo guaraní, la espiritualidad de las comunidades guaraníes".
Una Mujer Maravilla diferente
Se está yendo con su bolsito, una campera que parece de guerra. Baja unas escaleras, hay vidrios rotos por las piedras, tachos de basura, oscuridad y luz. Le grito desde unos escalones más arriba. Tengo que hablar con vos, le digo. Sonríe, me dice que desde ya. En las uñas tiene restos del esmalte, pedacitos de algodón en su cara de la crema para sacarse el maquillaje. Ya no es Lady Di. Ahora es Lautaro Delgado. Su voz tiene algo de calma, de introspección. Parece un pibe buena gente. Me cuenta cómo lo contactó el director, que al principio le habían ofrecido otro personaje. Unas semanas más tarde, después de leer la novela, le preguntó a Loretti quién hacía de la Mujer Maravilla, de Lady Di. El director le dijo que todavía estaban buscando un actor o actriz. Delgado le dijo que quería ser Lady Di. Así empezaba su transformación.
"Dentro de las diversas cosas que hice, me parecía un desafío ya que nunca había hecho un personaje de esas características. Después de que leer el guión estuve investigando sobre la historia de la Mujer Maravilla. Al principio estaba muy perdido, hasta que me contacté con Karen Bennett, una chica trans que es guitarrista. Ella me dio mucha información, me ayudó, me desasnó. Aprendí mucho gracias a esta película, cosas que trascienden el rodaje y que me voy a guardar para siempre. Por ejemplo, la discusión del género de qué es lo masculino y qué lo femenino, qué es el hombre, la mujer. Conocí que en en el país hay artistas formidables como Naty Menstrual y Susy Shock. La comunidad trans está invisibilizada, pero gracias a la Ley de Identidad de Género esas cosas están cambiando".
Lautaro tenía dos elementos muy potentes. Todo lo que conlleva ser una chica trans. Y todo lo que conlleva ser la Mujer Maravilla. "Cuando investigué sobre la Mujer Maravilla vi que tenía como arma el Lazo de la Verdad: su creador era el que había inventado el detector de mentiras. Y yo me pregunté cómo podía emular ese lazo un personaje de Isidro Casanova: con el látigo, ella es una sadomasoquista, es una dominatrix, por eso tiene las botas bucaneras. Así fue cómo también investigué sobre la comunidad sadomasoquista".
No se ahorra elogios para Oyola: "Es un mito lo que crea Leonardo en esta novela. Estos personajes de Isidro Casanova, en el boliche Jesse James, esta banda de delincuentes. ¿Quién no soñaba con hacer de superhéroe de chico? La cosa es que nunca pensé que iba a terminar haciendo de la Mujer Maravilla".