En su primer hogar compartido, una pareja supo ver el potencial de un departamento que ahora tiene su impronta y les permite disfrutar de la vida al aire libre.
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Muy afortunadas son las personas como Geraldine Picayo, que siempre están dispuestas a aportar una mirada superadora. Por eso, cuando vieron con su novio Eduardo Bruchou este amplio dos ambientes pusieron el foco en las copas de los álamos que casi abrazan el balcón y en la generosa superficie descubierta. Entonces se dieron cuenta de que habían conseguido lo que buscaban: no perder el contacto con el verde que habían tenido cada uno en su casa a lo largo de los años. Claro que también detectaron algunos detalles para mejorar, como la cocina, pero para eso habría tiempo, ideas y creatividad de sobra.
Pocos ambientes, muchos climas
Geraldine es arquitecta y una de las fundadoras de Lacroze Design Studio, dedicado al diseño y decoración de interiores. Convocada al juego que más le gusta, elevó los ambientes a una nueva dimensión, con puntos de atención que la mirada agradece, como la biblioteca que reformula el espacio del pasaplatos, los estantes abiertos que le sumaron calidez a la cocina o el mural que corona una terraza para disfrutar todo el año.
"Me interesa generar nuevos puntos de interés, como la biblioteca que recorre la pared y tiene varios usos"
Arq. Geraldine Picayo, cofundadora de Lacroze Design Studio
“Los colores sectorizan cada espacio: gris y negro en el comedor, tonos claros y neutros en el living. En el centro, se destacan las banquetas”.
La dueña de casa pinta y por eso los cuadros rotan junto con algunos textiles al tono.
En el living, sofá en L con funda en lino natural, que les permite mirar hacia afuera y también tirarse a ver tele. Mesa de petiribí, sillón de lectura y lámpara de pie con base de mármol blanco turco (todo Lacroze Design Studio). Pintura (Gema Art). Alfombra (Rug It). Cortinas de gasa pañalera con barral y argollas negras (Tussor Deco).
Poner en valor lo existente
Los estantes abiertos que envuelven la alacena fueron la solución para generar un elemento estético y darle identidad a la cocina, que se comunica con el living.
“No creo que sea necesario hacer todo de nuevo ni a la moda”, cuenta Geraldine. Con ese criterio diseñó las alacenas (que combinan con el bajomesada que estaba en el departamento) y el mueble que las rodea, enchapado en melamina ‘Olmo Alpino’ (Egger).
El sonido de las hojas
“El balcón da a una calle cortada donde solo se escuchan los pájaros y el sonido de las hojas que mueve el viento. Es uno de nuestros lugares preferidos”.
“El aire está en la pared transversal, porque priorizamos las cortinas de piso a techo y de pared a pared, que amplían los espacios. Algún berretín de arquitecta me tenía que permitir”.
Ganar aire libre
“Empecé este mural botánico, que tanto nos representa, cuando tenía bastante tiempo libre, pintando con los dedos y luego con pinceles. Fue un gran momento de desconexión”.
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