Nicolás Lima, oriundo de Ushuaia, nació con una enfermedad congénita que le impedía mover las piernas y ahora es el primer argentino en lograr clasificarse en la modalidad Esquí de Fondo en los Juegos Paralímpicos de invierno Beijing 2022
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Nicolás Lima nació en Ushuaia, Tierra del Fuego, con una enfermedad llamada Artrogriposis múltiple congénita, que le afecta las articulaciones de los miembros inferiores de la cadera hacia abajo. Desde chiquito se movilizó en silla de ruedas hasta los 12 años, cuando después de atravesar 19 operaciones logró caminar de forma asistida con bastones canadienses, y desde 2012 hasta hoy se maneja de esa forma.
El deporte siempre ocupó un papel fundamental en su vida: a los 8 años comenzó a hacer natación adaptada como una herramienta de rehabilitación y a los 12 años obtuvo la primera medalla nacional que le abrió las puertas al preseleccionado de natación y en menos de un año estaba compitiendo en Buenos Aires en el Panamericano Juvenil. Con el deporte empezó a viajar, conoció gente que tenía su misma discapacidad y eso lo llevó a darse cuenta de que no estaba solo.
También se destacó en atletismo, lanzamiento de bala y carrera de 100 metros en silla de ruedas -con medallas nacionales en esos deportes-, e incursionó en el básquet adaptado. Sin embargo, su vida dio un vuelco en 2018 cuando descubrió el esquí de fondo en la modalidad sentado, con la asistencia de una silla especial para este deporte que le cambió su vida para siempre.
Hoy tiene 22 años, y entre otros logros, participó como nadador en dos juegos Panamericanos Juveniles, y como esquiador de fondo obtuvo tres segundos puestos en el Campeonato Sudamericano de 2019, un segundo puesto en la Marcha Blanca (2019) y participó en la Copa del Mundo de Eslovenia 2021, donde obtuvo el puntaje necesario para viajar como representante argentino a los Jugos Paralímpicos de invierno en Beijing 2022. De esa manera, se convirtió en el primer argentino en clasificar en esa modalidad.
“Mis inicios en el esquí del fondo se remontan a 2018, cuando un equipo de Brasil llegó a Ushuaia para entrenar con una silla de repuesto en el centro invernal Tierra Mayor. Entonces un profesor de básquet me dijo que tenían una silla de más y estaban invitando a algún atleta que quisiera probar este deporte. Esa fue la primera vez que me subí a las tablas. Hasta ese momento nunca había ido a esquiar, así que empecé a entrenar con el equipo brasileño y desde el primer día sentí la adrenalina, el cansancio y la satisfacción de moverse por los propios medios. Además, que respirás aire puro, estás en el bosque y ves el paisaje que es una locura”, cuenta Nicolás.
Fue entonces cuando su actual entrenadora, María Giró, advirtió sus ganas y su potencial y en poco tiempo consiguió una silla para que Nicolás siguiera adelante una vez que el equipo de Brasil hubiera partido.
Su camino hacia el alto rendimiento empezó en 2019, una vez que fueron a buscar aquella silla adaptada a Brasil. En ese invierno participó de su primera competencia Sudamericana que se llevó adelante en Ushuaia como único representante argentino en la especialidad, donde terminó segundo y obtuvo los puntos necesarios para participar del mundial de Noruega, que por la situación de la pandemia debió postergarse.
Luego de participar de la Copa del Mundo en Eslovenia 2021, donde logró la clasificación a los Juegos Olímpicos de Beijing 2022, comenzó a prepararse con un equipo multidisciplinario al que se sumaron un nutricionista, un preparador físico y un kinesiólogo. Y para dedicarse completamente a su preparación por este año decidió abandonar los estudios de Licenciatura en Economía, a la vez que trabaja como empleado administrativo.
Respecto de los planes a futuro, cuenta que además de los Juegos Olímpicos de Beijing -para los que prevé hacer pretemporada en Italia o algún lugar de Europa-, en noviembre de este año podría sumar una fecha de Copa del Mundo en Noruega (a confirmar), al igual que el Mundial a desarrollarse en enero el mismo país que ya está confirmado.
“Las personas con discapacidad tenemos dos opciones: o te levantas y tratás de vivir el día a día adaptando tu vida a tu entorno o te la pasas triste y te encerrás. Con esfuerzo y maña todo se pude. Es más fácil rendirse y tirar todo a la basura que pelearla y estar ahí intentando superarse día a día. Tengo que agradecer mucho a mis padres porque me criaron para hacer mi vida, una vida adulta normal como la que vivo ahora, que me permite vivir y movilizarme solo en colectivo, ir al trabajo o a entrenar, un montón de cosas que logré gracias a la crianza que ellos me dieron”, señala Lima.
Y concluye: “Creo que el deporte para las personas con discapacidad es un cambio enorme. A mí me abrió la cabeza, y me abrió un montón de puertas. Ir a competir y despegarme de mis padres fue un cambio tremendo, y cuando vi el primer fruto de ese esfuerzo me empujó a ir por más. Es cuestión de animarse a trabajar enfocado en lo que uno quiere, más allá de los obstáculos. Hoy volvería a pasar por todas esas operaciones y momentos difíciles que pasé para estar en este lugar. Cada mañana cuando me despierto siento satisfacción de estar clasificado a un Juego Olímpico y cumplir mi sueño. Es un deporte difícil, pero la remamos entre todos y este presente me confirma que todo lo que hicimos para llegar hasta aquí estuvo bien”.
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