Juvet, rodeado de paisaje virgen, en la costa oeste de Noruega, tiene apenas 10 habitaciones y fue construido con arquitectura de mínimo impacto
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El streaming ha dado vida a lo que se ha llamado el “Succession effect”. Inspirada en Rupert Murdoch y los avatares de Fox, con algunos tintes del rey Lear de Shakespeare , la serie resume la vida del patriarca de los medios que debe decidir cuál de sus cuatro hijos heredará el emporio. Mientras que la serie ha experimentado un promedio de 2,3 millones de espectadores, con un aumento del 33 % para la cuarta temporada, el capítulo 4 de esta edición trepó a los 7,9 millones en todas las plataformas. Además de Shiv, Kendall y Roman, el gran protagonista del episodio fue la naturaleza. “Cuando vimos imágenes de la extraordinaria arquitectura y el entorno de la Juvet nos emocionamos mucho, como en ningún otro lugar del mundo”. Declaró el productor de la serie, Scott Ferguson, al ser consultado del por qué de la elección.
Sólo siete habitaciones minimalistas
Mientras los parlamentos no dejan respiro, el tiempo y el espacio toman una medida propia en el exclusivo Juvet Landscape Hotel. El retiro noruego se construyó bajo la premisa de realizar la menor intervención posible en el entorno. Cuenta con apenas siete habitaciones minimalistas, dos más pequeñas a las que, como indica Jeremy Strong su papel de Kendall Roy, llaman “pajareras”, y la gran Skrivarstua (sala de escritura en español) con 4 camas. El plan maestro contempla crear 14 cuartos más. El costo de la habitación parte de los 430 dólares por noche. La que utiliza el personaje de Roy es de 600 dólares.
A pocos metros de la orilla del río
Detrás de una gran pared de vidrio, se encuentra la “casa de baños”, un spa con duchas de vapor y sauna. En medio de la apacible planicie se encuentra el salón de conferencias con vista panorámica al río y al valle que se luce en las escenas de negociación.
Alrededor del hotel se esconden sugestivas joyitas: pequeñas cabañas que funcionan como espacios de refugio diurno, donde es posible disfrutar de un chapuzón matutino, llevar una canasta de picnic o simplemente meditar mientras se ve pasar el agua del río.
Nada convencional: el poder de los abedules
Localizado en Valldal, cerca de la ciudad de Åndalsnes, en el noroeste de Noruega, la región atrae a los viajeros por una cascada en un profundo desfiladero cerca de la ruta llamada Gudbrandsjuvet (que inspiró al nombre del proyecto). El propietario de lo que hoy es el Juvet Landscape Hotel, Knut Slinning, es un residente local. Tuvo la idea de crear este destino como una oportunidad de brindar una exploración a paisajes impresionantes que de otro modo estarían prohibidos por razones de conservación.
Entre un río frondoso y montañas escarpadas, el tejido del Juvet Landscape Hotel es casi una trama de barrio en un pueblo recóndito de Noruega. Cada una de las construcciones cuenta con caminos privados construidos a modos de terrazas que las intercomunican. Serpentean amablemente entre los abedules. La topografía permitió una arquitectura y un diseño en el que ninguna habitación ve a la otra y obtiene su propia vista dramática.
En lugar del hotel convencional, con cuartos apilados en un gran descomunal, el Juvet distribuye las habitaciones por todo el terreno como pequeñas casas individuales. Cada una tiene una o dos paredes construidas en vidrio y por su sagaz localización, se experimentan como privadas aunque no tengan cortinas. Cada espacio tiene diseños ligeramente diferentes, y ninguna de ellas requirió correcciones en el terreno. Simplemente se apostaron sobre a la superficie existente.
Madera maciza sin aislamiento exterior, están destinadas solo para uso en verano. Cada edificio descansa sobre un conjunto de barras de acero de 40 mm perforadas en la roca que mantienen la vegetación existente casi intactas. Los interiores están tratados con aceite transparente con pigmentos negros, de modo que se minimizan los reflejos de la superficie interior de la pared de vidrio.
Los estantes, los bancos y una mesa pequeña están construidos con los mismos elementos de madera maciza para mantener un cierto grado de monotonía que va bien con las vistas de la naturaleza compleja y conservar la presencia visual del interior al mínimo. El disfrute permite desde picnics en las costas hasta brunchs en las laderas de las montañas, cocina al aire libre junto a la orilla del río o banquetes en el granero, siempre producido por las manos del chef a partir de productos locales. La mayoría de los ingredientes provienen de granjas y productores de los alrededores pendientes de la temporada. Es el antiguo granero con una terraza frente al río y al valle, donde se ha montado el restaurante. Una experiencia que también se espía en el capítulo 4 de la serie en una mesa comunitaria, la tradición propuesta por Juvet.
Una de las atracciones más emblemáticas de Noruega
No sólo el hotel es una experiencia abrumadora, sino que en gran parte lo es gracias al destino en sí mismo Geirangerfjord es una de las atracciones más emblemáticas de Noruega. Una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO es conocida por sus vistas pintorescas y sus cascadas que caen desde montañas como en la entrada a un cuento de hadas. Por allí la ruta nacional de senderismo Fosseråsa bordea por detrás la cascada Storsæter.
En tanto, Trollstigen es la ruta turística más conocida de Noruega. Muy cerca, en Åndalsnes, se encuentra el teleférico de Romsdalsgondolen, que te lleva 1.679 metros desde el fiordo hasta la montaña. Desde lo alto de la empinada Nesakslafjellet, la vista panorámica de las montañas y los valles circundantes puede dejar sin aliento. Nesakslafjellet también tiene rutas de senderismo perfectas para todos los niveles de experiencia. El Atlanterhavsvegen es la ruta del Atlántico y se la conoce como el viaje por carretera más hermoso del mundo. Con ocho puentes, serpentea como un gusano marino desde Kårvåg en Averøya hasta Vevang en tierra firme, con una vista fantástica del mar y el paisaje circundante. Un imperdible de la región es la ciudad de Ålesund, con inesperada arquitectura art nouveau y tradición gastronómica y artística. El canal de Brosundet que atraviesa el centro urbano se puede recorrer en kayak. El el mirador en el monte Aksla se alza sobre 418 escalones. En la cima espera un restaurante con mirador. Impagable.
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