Su perro lo arañó mientras jugaban: perdió las piernas, parte de la cara y los dedos de una mano
Jaco Nel sufrió una septisemia luego de que ingresara en su organismo una bacteria presente en la saliva de su mascota
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Jaco Nel es un psiquiatra de Mánchester, Inglaterra, que perdió sus dos piernas, cinco dedos y parte de su rostro luego de ser infectado por una bacteria que se hallaba en la saliva de su perro. En efecto, los padecimientos de este médico comenzaron poco después de que su mascota Harvey le hiciera una herida en la mano con un arañazo, y luego lamiera esa lastimadura.
A causa de la introducción de esa bacteria de su cocker Spaniel, Nel sufrió una infección que desencadenó una sepsis, una sobrerreacción del sistema inmunológico ante una infección, que no lo mató pero que lo dejó, según él mismo contó, “muy, muy cerca” de la muerte.
De hecho, además de la pérdida de sus miembros, el hombre estuvo cinco días en coma y varios meses en el hospital, donde incluso recibió un tratamiento de diálisis.
Un año después de haber superado su terrible calvario, en 2018, pero con las consecuencias todavía presentes en su cuerpo, el psiquiatra contó su terrible experiencia en una entrevista al medio local Manchester Evening News. Allí narró cómo fue todo el proceso de su infección, y no dejó de señalar, perplejo, que el causante de todo había sido “mi propio perro”.
“Habíamos estado jugando un poco fuerte y me hizo un corte en la mano. Diminuto. Lo limpié y me olvidé. No se infectó nunca de manera local”, contó el hombre en un video realizado para el citado medio británico.
“Pensé que era una gripe”
Dos semanas después, este psiquiatra que se dedica a tratar pacientes con demencia empezó a desarrollar síntomas similares a la gripe. Llamó a su secretaria y le pidió que cancelara sus citas, ya que necesitaba descansar. “Me dolía todo el cuerpo, pensé que era gripe. Me fui a dormir a mi casa”, contó Nel.
“Al día siguiente me sentía muy enfermo. Estaba confundido. No pude ni llamar al trabajo y no recuerdo ni siquiera que hubiera sonado el teléfono”, explicó. Los llamados eran de su secretaria, preocupada por su ausencia. Finalmente, un compañero de su trabajo llegó a su casa a ver qué pasaba. Entonces, el psiquiatra contó que “no podía levantarme, mis manos no funcionaban correctamente y me costaba hablar”.
Entonces, llamaron a la ambulancia y el hombre fue trasladado al hospital. Por las manchas rojas en toda su piel, los paramédicos notaron que el médico podía estar cursando una sepsis y comenzaron en la misma ambulancia un tratamiento con antibióticos.
Al llegar al hospital, Nel colapsó y fue llevado directamente a terapia intensiva donde lo colocaron en un estado de coma inducido.
De acuerdo con la información consignada en el medio británico Daily Mail, las personas que, como Nel, sufren un shock séptico tienen solo un 20% de posibilidades de sobrevivir. La infección altera el proceso de coagulación de la sangre, y crea coágulos pequeños que pueden cortar la circulación de diversas partes del cuerpo. Esto hace, entre otras cosas, que la presión arterial baje de modo muy riesgoso.
En la situación del psiquiatra, esta septicemia afectó sus riñones, que comenzaron a fallar y también sus piernas, que se gangrenaron. “Estaba acostado en el hospital mirándome las piernas y los dedos negros y gangrenosos. Mirando hacia abajo supe que lo iba a perder todo. Me di cuenta de que el tejido estaba muerto”, señaló Nel, que, en este caso, contaba con la ‘desventaja’ de ser médico y tener conciencia plena de lo que le estaba pasando.
“Aunque los médicos le restaban importancia, yo sabía lo grave que era”, expresó, en ese sentido.
Los efectos de la sepsis
Así es que, cuatro meses más tarde de haber ingresado en el hospital, al psiquiatra debieron amputarle ambas piernas, por debajo de sus rodillas. También perdió los dedos de su mano derecha y uno de la izquierda. Su cara, además, sufrió los efectos de la infección. Tuvieron que sacarle la punta de su nariz y necesitó una operación de reconstrucción facial.
El doctor Nel hoy utiliza dos prótesis en sus piernas con las que tuvo que aprender a caminar de nuevo para tener una vida independiente. Sin embargo, él mismo admite que lo que más lo afecta de su situación es cómo se ha desfigurado su cara. “Eso ha dañado mi confianza. La parte más difícil de todo fue aceptar que ahora estoy desfigurado y que no hay nada que pueda hacer al respecto”, señaló.
En la primera etapa del psiquiatra en el hospital, apenas fue atendido, los médicos estaban desorientados sobre el origen de la sepsis. Los análisis de sangre realizados revelaron poco después que la infección había sido causada por una bacteria que vive en la saliva de un perro.
Era el cocker spaniel del médico, Harvey, el que llevaba en su boca esas bacterias. Lamentablemente luego de este episodio, el perro debió ser sacrificado. “Fue muy triste, pero nos preocupaba que el perro contagiara a otra persona. Ni siquiera necesita morder para que eso suceda. Simplemente puede transmitirse a través de la saliva”, contó Nel.
Como consuelo por la pérdida tan violenta de su mascota, el psiquiatra señaló que ya se trataba de un animal mayor, y “estaba llegando al final de su vida”. Con respecto de su sentimiento en relación a su mascota luego de la infección, Nel señaló: “Hubo momentos en los que estaba muy enojado y lo culpé. Pero aún así fue muy triste para nosotros. La bacteria fue simplemente mala suerte”.
Como lado positivo de todo el horror que vivió, el psiquiatra expresó que sus amistades se hicieron “más fuertes” luego de lo ocurrido y se dio cuenta también de que él mismo llevaba, sin saberlo, mucha fuerza interior.
En relación con la enseñanza que sacó de su experiencia en relación a su profesión, el doctor Nel dijo: “Creo que tengo mucho más para dar a mis pacientes en términos de empatía y comprensión. Sé lo que es estar cerca de la muerte y tener una discapacidad. Hay algo en mí que necesito compartir para ayudar a la gente. Espero eventualmente mostrarle a la gente que es posible superar tantas cosas en la vida”.
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