Su hijo murió atropellado mientras andaba en bicicleta y su madre sorprendió a todos con un acto de amor
En diálogo con LA NACION Diolinda Vera contó el detrás de su accionar que conmovió a todos al cambiarle la vida a un niño, que lucha por sus sueños
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El uso de redes sociales es diferente en cada persona. Hay quienes las utilizan para rememorar momentos, otros para contactarse con personas y algunos para mostrar sus vivencias. Pero para Diolinda Vera, en 2021, se convirtieron en una de las herramientas principales en el doloroso camino que comenzó para pedir justicia por su hijo. Desde entonces, Facebook fue su lugar de descargo y desde donde recibe gran apoyo. Fue justamente navegando por la red que se encontró con una publicación que la llevó a realizar el más sentido acto de amor, en medio de su duelo. En diálogo con LA NACION, reveló el detrás de un gesto que emocionó a todo el país.
“Necesito ayudar a un chico del fútbol infantil Villa Casana. Su casa queda a cuatro kilómetros de la cancha, y la escuela también. Va a quinto grado, es lejos para él. Tiene un futuro inmenso como futbolista y más aún como persona. ¿Qué podemos hacer? ¿Una bici es mucho pedir? ¿Alguno tendrá una que no use? Si hay que arreglarla, lo hago yo”, fue la publicación del profesor de fútbol Fernando Peñaloza, que se viralizó en la localidad de Chepes, La Rioja. De inmediato tuvo repercusiones que le llegaron también a Diolinda. Sin pensarlo, actuó.
“Cuando vi que era un chico que buscaba cumplir su sueño de jugar al fútbol, no lo pensé ni lo consulté con nadie y le escribí a Fernando diciéndole que tenía una bicicleta, que había sido de mi hijo cuando tenía 8 años. Cuando veo que son chicos que quieren cumplir sus sueños, siempre me acuerdo de él porque los suyos quedaron inconclusos”, recuerda sobre el momento en el que la publicación le hizo un click, y las dudas de cómo actuar no se presentaron.
Los recuerdos son constantes en la vida de Diolinda. Algunos le sacan sonrisas, con otros llora en silencio. Desde hace más de dos años, todos tienen como protagonista a Kevin, su hijo, porque ya no lo puede abrazar, no puede charlar con él ni verlo andar en bici.
En 2021, comenzó a sentir el dolor que no le desea a nadie. La tarde del 10 de septiembre, su vida cambió por completo. Nada volvió a ser igual. Su hijo, de 16 años, salió de su casa para regar las plantas que tenía en un terreno, y como solía hacerlo, fue en su bicicleta. A la tercera cuadra recorrida, un conductor alcoholizado lo embistió y le provocó heridas de gravedad, que más tarde terminaron en su muerte. En medio de la gran tristeza, se puso de pie para pedir que el culpable de la muerte de su hijo pague por lo que hizo.
“Fanático de las bicicletas, muy amigo de sus amigos, su gran compañero y una persona muy solidaria”, es como Diolinda describe a Kevin, que no se aleja en el concepto que todos los que lo conocieron también tienen. Los sueños que quedaron truncos son muchos; toda una vida para aprender, recorrer y llenar de recuerdos. El viaje de egresados, terminar la escuela y probar ir a la Universidad de Córdoba para ser ingeniero eran los planes a corto plazo que movilizaban al adolescente.
Esos recuerdo de su hijo, fueron los que se le cruzaron cuando leyó esa publicación de Facebook. De inmediato se comunicó con aquel profesor y le contó que quería donar la que fue una de las bicicletas de su hijo, que mantenía guardada. El hombre se emocionó por el gesto, pero no dudó en preguntarle si estaba segura de hacerlo, debido al gran valor sentimental. La respuesta fue un sí, contundente. La transacción fue inmediata y fue Nehuen quien dejó de recorrer los cuatro kilómetros a pie.
Ahora, queda pendiente una reunión para que el pequeño y la donadora se conozcan, algo que ambos desean. “La madre me escribió una carta y me agradeció y me dijo que me acompañaba en la lucha por el pedido de Justicia. Cuando vi el video de él usándola me remontó a los tiempos cuando él (Kevin) andaba, y las miles de travesuras que se mandó con esa bici. A veces me arranca una sonrisa y a veces lágrimas”, describe.
Justicia por Kevin
“Hice lo que jamás imaginé. Corté la ruta, me movilicé, pedí Justicia por redes sociales”, afirma la mujer que desde hace dos años espera que el hombre identificado como el conductor que atropelló a Kevin sea juzgado. El juicio finalizó el 28 de abril y ahora espera la condena. La pena pedida fue de cinco años de prisión. “En principio la causa fue por lesiones leves, después de homicidio culposo agravado, pero no fue por dolo eventual, ya que iba alcoholizando y además era inspector de tránsito”, específica sobre el motivo por el cual salió a las calles para ser escuchada y pedir el cambio de carátula.
El acusado espera la sentencia en libertad. “Quiero una sentencia justa. Comparado a la vida de mi hijo, cinco años no son nada. Sé que hasta ni una perpetua me va a devolver a Kevin, pero al menos que cumpla de manera efectiva lo que le den. Que la muerte de mi hijo tenga una consecuencia”, reflexiona Diolinda, que en los próximos días sabrá la determinación de la Justicia, y que junto a ella se encuentran todos los amigos del adolescente, para quienes también quiere que obtengan una respuesta ante su dolor, una demostración de que si alguien hace algo malo, pague por ello.
Cada día Kevin sigue en la vida de su mamá. En su habitación, que quedó intacta como la dejó aquel día, que salió de su casa, y nunca más volvió, con cada una de sus pertenencias en el lugar que las acomodó. Y en cada momento en el que una frase que él le repetía toma otro significado: “Durante la pandemia él fue quien me ayudó con la parte de las clases virtuales porque yo soy docente. Me ayudaba un montón y yo le decía: ‘Te vas a ir a Córdoba y me vas a dejar sola. ¿Quién me va a ayudar?’ Y él siempre me respondía: ‘Yo me voy y te dejo con lo que te enseñé’. Es una frase que me la dijo varias veces y es como que me avisó, nada más que en el momento uno no entendía, hoy sé que es así”.
“Me enseñó a ser madre, a escuchar a la juventud, era muy amiguero. Cuando se fue me siguió enseñando a levantarme y luchar. Me sorprendo de haber recorrido ese camino de pedido de justicia. Jamás pensé ser capaz de hacer eso”, asegura la orgullosa madre. “Todos le decían que tenía carita de ángel, y a lo mejor lo era, por el tiempo que duró y por como era, era diferente”, concluye sobre su amado Kevin.
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